Las falsas promesas

ZV
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8 de agosto de 2020
/
12:22 am
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Las falsas promesas

¿Apertura inteligente?

Por: Denis Castro Bobadilla
Doctor y abogado, II Vicepresidente del Congreso Nacional Diputado por el Partido Alianza Patriótica.

El 25 de enero de este horrible año 2020, durante la solemne instalación de la Tercera Legislatura del Congreso Nacional, le recordé al Presidente Juan Orlando Hernández su promesa de pavimentar la carretera a Lepaterique, una promesa que habían hecho muchos presidentes desde 1974 y que, hasta ese 25 de enero no se había cumplido. El Presidente Hernández me confirmó que se pavimentarían los cuarenta kilómetros de carretera hacia ese pintoresco municipio.

“Quiero pedirle que lo anuncie con su propia voz desde este Congreso Nacional”, le dije al Presidente, y él, con plena convicción, y muy gentilmente, lo hizo:

“Este año se pavimenta la carretera a Lepaterique”, dijo, tras lo cual, para confirmar su promesa, me dio un abrazo. Y yo le creí, porque siempre he tenido interés en ayudar a este lugar tan hermoso al que mi santa madre, María Erlinda Bobadilla, quería mucho. Pero, pronto, aquella promesa del Presidente quedó en nada. El dinero para la pavimentación de la carretera lo pusieron en manos de Marco Bográn, director de Invest-H, y se diluyó en compras de hospitales móviles de dudosa calidad y todavía más dudosa efectividad.

Y, ante esto, yo me pregunto: ¿Cómo es posible que el pueblo hondureño siga siendo víctima de las burlas de sus gobernantes? ¿Cómo es posible que el dinero sagrado de los hondureños sea puesto en manos de incapaces que no hicieron nada en beneficio del país? ¿Cómo es posible que el señor Presidente haya hecho una promesa que no iba a cumplir?

Desde hace cincuenta años se les viene prometiendo a los habitantes de Lepaterique que se les va a pavimentar su carretera, y han pasado presidentes tras presidentes, y ninguno ha cumplido su promesa. Lo más grave es que se han asignado fondos para esa obra, pero esos fondos se han esfumado en manos irresponsables, como ha sucedido este año.

Yo no me opongo a que se destinen los fondos necesarios para combatir la pandemia del coronavirus. Me opongo a que esos fondos sean despilfarrados, mal invertidos y robados. Me opongo a que malos hondureños se estén aprovechando de la pandemia para enriquecerse aún más. Me opongo a que sigan engañando a la gente, que es la que se está contagiando por miles, y que está poniendo los muertos en una espiral que parece que no va a detenerse nunca.

Es bien sabido que el Ministerio de Finanzas tiene el dinero para los hospitales móviles, pero que no se lo entregó a Marco Bográn, sabe Dios por qué. Pero él, en su desesperado afán, echó mano del dinero de las carreteras secundarias, y ya vemos cómo fue muy mal invertido. Y, entre ese dinero, iba el presupuesto para pavimentar la carretera de Lepaterique.

Por supuesto, en esa decisión, el señor Bográn no estaba solo. Tiene protectores, amigos, parientes y tal vez hasta socios muy importantes y poderosos en el gobierno y en el Congreso Nacional. El dinero del Fondo Vial, o sea el dinero de las carreteras, no fue puesto en sus manos así por así. Seguramente hay intereses grandes detrás de todo esto, pero, lo más lamentable es que la pandemia sigue dañando al pueblo, a pesar de los multimillonarios recursos que se han destinado para combatirla, y que las carreteras secundarias, como las de Lepaterique, seguirán esperando a que Colón baje el dedo, o hasta que gobierne en Honduras un hombre que realmente cumpla promesas.

“Cosas veredes, Sancho amigo” -decía don Quijote-, y son cosas verdaderas que siguen ocurriendo para mal de Honduras.

Por lo pronto, seguimos siendo engañados, seguimos recibiendo falsas promesas y siguen dándonos los abrazos de Judas.

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