¡Complot! Un acercamiento a la conducta del hondureño

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9 de agosto de 2020
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12:58 am
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¡Complot! Un acercamiento a la conducta del hondureño

Por: Nery Alexis Gaitán

La versátil pluma del escritor hondureño, José H. Blanco, nos ha dado un estudio muy interesante que trata de explicar las causas del comportamiento del hondureño. En ella se destacan su constante pasividad y la sumisión cotidiana que presenta en todos los aspectos de la vida nacional.

Parafraseando a Valle expone que el estudio más digno de un hondureño debe ser Honduras. Y la consolidación de una verdadera identidad nacional. El libro, que consta de una introducción más seis capítulos, destaca lo siguiente:

Que “el presente estudio está basado en la premisa que la conducta del hondureño promedio ha sido delineada por factores externos e internos, con deliberado propósito para mantenerlo sumiso bajo una aparente pasividad, una trama bien montada” (pág. 5).

El hondureño se enfrenta a una realidad “que lo golpea duramente, pero que olímpicamente ignora. En donde no se sabe qué es de más lamentar, si la condición de desigualdad que padece o la desidia para enfrentar la situación”. Ante ciertos reclamos de algunos sectores siempre su pasividad se manifiesta en expresiones como: “Para qué, esto nadie lo arregla, solo Dios”, “ustedes son unos vagos”, “todos son corruptos”, “si no trabajo, no como”; o cualquier otra excusa que denota desinterés y rechazo (pág. 14).

La pasividad se manifiesta en todo; por ejemplo, no reclama por los saqueos constantes a las instituciones públicas, no defiende sus derechos laborales, “lo ven como algo arriesgado e inútil”; también vemos la actitud sumisa del gremio magisterial. “No menos alarmante es el estoicismo con que la población tolera las altas constantes en las tarifas de los servicios públicos. Cada vez estos servicios pasan de lo estatal a lo privado, en complacencia de medidas dictadas por organismos financieros internacionales” (pág. 15). Asimismo, analiza el abuso de la extorsión en todas sus formas y del dinero plástico.

“Esta lasitud del hondureño de no encarar su lamentable situación, puede ser porque realmente piensan que no vale la pena complicarse la vida en este mundo, cuando están a un paso de pasar a otro donde no hay problemas (esto nadie lo arregla solo Dios)” (pág. 20). También es indiferente a la violencia que lo agobia.

Tratando de encontrar las causas que originan el comportamiento del hondureño, el autor bucea en el pasado y plantea que la conquista, analizando varios aspectos de este período, fue uno de los factores que cercenaron la rebeldía catracha. “el ADN de la valentía de los pueblos autóctonos se fue diluyendo por el exterminio y el mestizaje en que esto derivó” (pág. 30). “Aquí podemos identificar el origen de un comportamiento originado por el sometimiento español, que más adelante será emulado por otras fuerzas” (pág. 32). “Tal comportamiento fue perfilándose, sumergiendo al mestizo en un limbo existencial, sin percatarse del nuevo rol que debía tener: hombres y mujeres libres con derechos” (pág. 33).

Luego “destaca que en ese potaje histórico hechos que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo referido (20), que imponiendo su sello en esta época, tendrán repercusiones delineando la conducta del hondureño. El enclave bananero (1911-1954, prácticamente un Estado dentro de otro Estado); el Caríato (1933-1948); el militarismo (1963-1982; 2009 a la fecha); y como cerrando la pinza, la llegada de los así llamados “turcos” (inicios del siglo XX)” (págs. 39-40).

Seguidamente va analizando estos momentos de la historia nacional y dando las pistas necesarias para ir entendiendo la sumisión e indiferencia que caracterizan al hondureño. Asimismo, analiza una serie de elementos alienativos que han impedido que se forme una sólida identidad nacional.

A continuación, analiza una serie de circunstancias de tipo económico y político que deliberadamente van dirigidas a crear sumisión en el hondureño, haciendo énfasis en que: “El infeliz lo es, no tanto por su voluntad como por fuerzas que conspiran para mantenerlo en esa situación” (pág. 64).

El autor plantea que se deben buscar soluciones y parte de una gran verdad: “Nunca hemos sido libres, por tanto no se puede perder lo que no se tiene. Es vano e inútil entonces hablar de recuperar algo que no se ha tenido, pero sí podemos aspirar a tenerlo” (pág. 70). Asimismo, que los electores deben elegir políticos de calidad; y que se debe optar por establecer una verdadera democracia participativa. Y que se le debe dar importancia a una educación de calidad; al respecto establece que menos armas y más educación es igual al desarrollo. “Cuando los pueblos le apuestan a la educación, siempre ganan. Pierden cuando gastan más en armas” (pág. 83).

El libro concluye con el tema “Luz en el Horizonte, el nuevo hondureño, en donde señala, entre otros aspectos, que han pasado al menos ocho generaciones desde la independencia y que esos genes derrotistas ya se han extinguido en el hondureño de hoy, y por lo tanto, podemos crear una nueva vida de calidad.

Este interesante análisis nos hace un recorrido por los aspectos importantes de nuestra historia. Por lo que todo hondureño bien nacido debiese leerlo para que pueda entender sus orígenes. Enhorabuena al escritor Blanco que nos recuerda nuestra hondureñidad y el compromiso que todos tenemos para construir un mejor país.

Fuente: Blanco, J. H. 2017. ¡Complot! Un acercamiento a la conducta del hondureño. S.n.t. 94 págs.

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