Análisis de fuerzas políticas

MA
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11 de agosto de 2020
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12:40 am
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Análisis de fuerzas políticas

Juan Ramón Martínez

El escenario político es cambiante. Por ello ha sido mi tentación personal, la aplicación de las categorías de la física teórica a la política. Con Newton, las cosas y sus posiciones, podían predecirse. Pero con la física cuántica, el carácter fundamental, es la incertidumbre. Y el movimiento de las partículas, que chocan entre sí, es impredecible. Y, lo que ha impresionado desde siempre, es que partículas ínfimas de la materia, al chocar entre sí, se influyen mutuamente de forma que, no se puede anticipar su velocidad y su posición. Aplicados estos conceptos elementales de la física cuántica a la política, se pueden anticipar varias cosas. La primera de ellas es la volatilidad de la oposición. Alianza Patriótica, de Vásquez Velásquez, en forma inesperada da un movimiento que, produce a su vez, un cambio en la oposición. Se distancia del PN y se mueve en círculos, sin que se pueda anticipar en dónde estará mañana, o pasado.

La segunda cosa que apreciamos, es que la fuerza de un partido político, que choca con otros, cambia cualitativa y cuantitativamente, modificando en el campo de fuerzas, su dinamismo y su naturaleza. Así que, no se puede analizar el debilitamiento del Partido Nacional, sin valorar el efecto que esta pérdida de influencia en el campo de fuerzas de la política global, tiene sobre el PL y Libre.

El Partido Nacional está afectado por el desgaste que provoca el ejercicio del poder y la pretensión de dominar el campo de fuerzas, en la dirección deseada por sus líderes. Tal desgaste, se aprecia en las encuestas. Desde hace más de 15 años, no habíamos visto un Partido Nacional con tan baja posición entre el electorado. Siempre se había movido entre un 32 y 35%. Ahora, aunque sigue ocupando el primer lugar, su posicionamiento es del 26%. De acuerdo con Newton y Einstein, la pérdida de fuerza electoral del PN, se transfiere en crecimiento de los demás partidos. Pero, aunque se ve una cierta aceleración en el PL, se aprecia una disminución de Libre y un desmejoramiento inesperado, en el seudo partido “Salvador de Honduras”.

Este fenómeno, visto desde la física de Newton, confunde a no pocos colegas analistas. Y viendo la imposibilidad de explicarse el hecho, recurren a una figura nueva, una especie de “agujero negro”, –masa concentrada– que, bajo el nombre de “pueblo”, puede engullirse con su enorme fuerza, al Partido Nacional, Libre y todos sus aliados. Creando caos. Si mis reflexiones rosan lo fantástico, este ejercicio de algunos también tiene el carácter de ciencia ficción. O en términos coloquiales, querer que las cosas impredecibles, observadas –fenómeno que la física cuántica ha considerado seriamente– se comporten como quisiéramos. Pero una cosa es lo que queremos y otra, cómo se expresarán las fuerzas políticas en los próximos doce meses. Y, especialmente, si enfocamos el análisis, sobre cómo se forman los núcleos de cooperación que, al vincularse entre sí, le dan fuerza a un partido. El Partido Nacional es el que tiene más claros sus núcleos de cooperación, algunos desacomodados y otros, incluso se han distanciado, lo que se refleja en una disminución de su peso electoral. Pero hay otro elemento que, los observadores newtonianos pasan por alto: el efecto rechazo que el electorado, experimenta por algunas figuras repetidas del escenario político. El rechazo a Zelaya, ha crecido, disgregándose sus bases, incluso. Ello favorece al Partido Nacional y en menor proporción, al Partido Liberal. El miedo que provoca Nasralla, –pura incertidumbre– empuja el electorado, hacia el Partido Nacional. O, lo peor, la masa disgustada, se concentra y explosiona caóticamente.

De allí que, salir de la dinámica electoral, para especular que el “Pueblo” –con mayúscula como escribe un colega– se levantará en contra del gobierno y los militares, “derribando al dictador”, requerirá de una coyuntura especial, que por lo que vemos, no pasará ahora, por falta de liderazgo. No creemos que el descontento popular –cierto y evidente– agrandado por las tonterías de quitarle las muñecas a las mujeres que piden limosna en los semáforos, producirá un líder que encabezará la revolución. Eso es puro espontaneísmo guevarista; pasando por alto el carácter conservador de los hondureños que, –durante todo el siglo XX–, con las armas en las manos, no pudieron eliminar al PN y al PL.

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