Memorias de Daniel Cárdenas, exalcalde de Alianza, Valle: “Hallé la alcaldía con 16 lempiras”

ZV
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22 de agosto de 2020
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12:57 am
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Memorias de Daniel Cárdenas, exalcalde de Alianza, Valle: “Hallé la alcaldía con 16 lempiras”

Corría el año de 1977 cuando los militares, que gobernaban el país con puño firme, le propusieron ser alcalde. No era fácil aceptar el cargo en un pueblo que se recuperaba del trauma de la guerra del 1969 y con 16 lempiras en la tesorería, pero él lo hizo con el propósito de sacarle un gran acuerdo al célebre general Policarpo Paz García, entonces, jefe de Estado. Esta y otras anécdotas, como la vez que metió preso a un ciudadano por no pagar impuestos, nos comparte don Daniel Cárdenas, exalcalde de Alianza, Valle. Consejero político, autodidacta (aprendió a leer y escribir sin ir a la escuela) y visionario, sus memorias también recogen las visitas a su casa de los expresidentes Carlos Roberto Reina y Carlos Flores, entre otros líderes liberales. Lástima que el huracán Mitch le llevó todas las fotos, pero su relato rescata una parte de la historia de estos pueblos y su gente. El punto de partida de esta entrevista es en El Cubulero, su tierra natal, donde conversó, recostado en una silla y de espaldas al siempre cono azul de la Isla del Tigre. Era la 1:00 de la tarde y la temperatura estaba a 35 grados centígrados.

¿Cómo ha pasado la cuarentena?
Muy difícil, sobre todo, porque no he podido ver a mis hijas, que viven en Tegucigalpa. Deseo abrazarlas, pero por ahora hay que cuidarnos mientras pase todo esto.

¿Se imaginó vivir tiempos así?
He vivido tiempos muy difíciles, como la guerra con El Salvador en 1969 o el huracán Mitch, pero nada comparado con esta pandemia.

Supongo que la guerra del 69 dejó muchos traumas en su generación, ¿cómo fueron esos días?
Mucha gente huyó de estos pueblos fronterizos, las familias se separaron, algunos se fueron para la costa norte o Tegucigalpa y ya no volvieron. Y, claro, hubo muertos, era una guerra.

¿Hasta dónde llegaron las tropas salvadoreñas?
Aquí, en El Cubulero, no llegaron, pero sí se tomaron Alianza (la cabecera del municipio) pero como estamos cerca, fue igual.

¿Huyó?
No. Yo me quedé con dos vecinos. Un mortero 105 cayó en ese potrero (señala el sitio a pocos metros de su casa). Pienso que fue una locura al quedarme y exponer a mi esposa Paula Sierra, muy solidaria, se quedó conmigo a pesar que su padre la vino a traer.

¿Se miraban los aviones bombardeando?
Claro, pasaban los corsarios hondureños volando bajito. Cuando bombardearon la refinería en el puerto de La Unión se podía ver la inmensa columna de humo y la noche parecía día por las llamas que ardieron desde el miércoles hasta el domingo. Otro avión dejó caer en la playa una ametralladora 50, pata de gallina, le dicen los militares. Cerca de Alianza, cayó un avión salvadoreño de combate.

¿Qué pasó con el ejército hondureño en Alianza?
Salieron huyendo y con razón porque los hubieran matado. Había un capitán, Lempira, le decíamos, pero se tuvo que ir con sus soldados. Era difícil hacerles frente a las tropas salvadoreñas porque los superaban en número y armas.

¿Cuánto tiempo permanecieron los salvadoreños en Alianza?
Bueno, la guerra terminó el 18 de julio, pero los salvadoreños entregaron el pueblo como el 2 de agosto, luego de los arreglos entre los gobiernos.

¿Quedaron enemistados los pueblos fronterizos?
Fíjate que eso es algo curioso. Siempre hemos tenido lazos de amistad con todos los pueblos salvadoreños al otro lado del río Goascorán. La gente de esos pueblos también huyó esos días de sus casas, porque a ellos sí les avisaron que El Salvador atacaría a Honduras.

¿Cómo eran estas aldeas en aquel entonces?
Eran pueblos remotos, caseríos. La escuela quedaba lejos y los maestros venían de Santo Antonio del Norte, La Paz. Imagínate que, para ir a Tegucigalpa, usábamos una baronesa que tardaba toda la noche en llegar.

¿Fue a la escuela?
No.

¿Por qué?
Como te decía, era difícil ir a la escuela y mi mamá no creía mucho en la educación, pero yo aprendí a leer y escribir, por mi propia cuenta. Y, lo mejor, puse a estudiar a mis hijos.

¿Siempre liberal?
Toda la vida, desde los tiempos de Villeda Morales, aunque mi primer voto se lo di a don Jorge Bueso Arias en la campaña contra “Monchito” Cruz en 1971.

¿Conoció a los líderes de ese entonces?
A Villeda Morales no pero sí a Modesto Rodas Alvarado. A mi casa vinieron los presidentes Carlos Roberto Reina y Carlos Flores y muchos líderes liberales. Fui amigo del general “Polo” Paz.

¿Tiene fotos con ellos?
Tenía fotos con todos ellos y hasta cuando fui alcalde, pero lastimosamente el huracán Mitch me las llevó. No pude recuperar nada.

¿Cómo llegó a ser alcalde?
Después de la guerra del 69, yo tenía buena relación con los militares, colaboraba con el 11 Batallón de Infantería y ellos me propusieron la alcaldía de Alianza.

¿Sin elecciones?
Recordá que los militares gobernaban en ese entonces y designaban a los alcaldes. Yo entré estando en el poder el general Juan Alberto Melgar Castro, pero a los pocos meses lo relevó el general Policarpo Paz García.

¿Por qué aceptó?
Yo acepté precisamente por dos razones: Traer la luz eléctrica a estos pueblos y que el Partido Liberal pudiera tener una oportunidad cuando vinieran las elecciones de la Constituyente de 1980.

¿Le cumplieron?
Mirá tuve la ventaja que yo conocía al general “Polo” Paz porque era de aquí de La Arada, Goascorán. Además, su mano derecha, el coronel Leónidas Torres Arias era de la Costa de los Amates y venía a ver a su mamá, doña Concha Arias. En una reunión con ellos en el 11 Batallón, le dije al general que solo una cosa le iba a pedir: Que nos pusiera la luz eléctrica y así fue. Yo dejé todos los estudios pagados y el siguiente alcalde, don Gilberto Aguilar, que entró con Roberto Suazo Córdova, terminó el proyecto.

¿Qué tal era el trato del general “Polo” Paz?
Era muy campechano, siempre andaba sus tragos. Una vez vino a visitarme a la alcaldía y me dijo: Te voy ayudar para que hagas proyectos sociales. ¿Y qué crees? Me dejó ocho mil lempiras para los tres años.

¿Hubo alcalde antes que usted?
Varios, pero la verdad es que a estos pueblos nadie les hacía caso, nadie quería ser alcalde.

¿Cómo halló la alcaldía?
En las latas, con muchas deudas, con decirte que hallé 16 lempiras en la tesorería.

¿Cuánto era su salario?
Te vas a reír: 100 lempiras. Yo lo aumenté a 300 lempiras, pero hasta dos meses antes de dejar el cargo. El presupuesto anual era de 29 mil lempiras, no ingresaban impuestos porque los bienes inmuebles siempre se han pagado en Goascorán ya que Alianza no tiene ejidos.

¿Nunca pudo recuperar los ejidos del municipio?
No se pudo, hay muchos intereses políticos. En aquel tiempo, yo intenté, incluso, el canciller Roberto Perdomo Paredes era amigo mío, prometió ayudarnos y nada.

¿Y los siguientes alcaldes?
Tampoco. Ni a los diputados les interesa, el caso sigue dormido en Gobernación. Hace poco, varios municipios con el mismo problema iniciaron la gestión y ya lo consiguieron.

¿Se pagan muchos impuestos en Goascorán?
Para que tengas una idea, yo hice el trámite de la escritura de mi casa y pagué casi 20 mil lempiras. Yo peleaba porque la gente pagara impuesto aquí, hasta metí preso a un ciudadano porque se negó a pagar impuesto.

¿De qué vive ahora?
Soy jubilado, trabajé muchos años en Aduanas.

¿Qué le dejó la política?
Muchos amigos y la gran satisfacción de ayudar a la gente. Fíjate que cuando fui alcalde compramos el terreno para algunas escuelas, reparamos otras en varias aldeas y otros proyectos sociales dentro de lo poco que podía hacer. Apoyé al Partido Liberal para que siguiera gobernando hasta el 2002.

¿Y dinero?
Para nada, ya te conté la historia y mi salario en ese entonces. Hasta los años noventa es que empezaron las transferencias que han cambiado la vida de muchos alcaldes y no precisamente de los pueblos.

¿Cree que gane el Partido Liberal las próximas elecciones?
No creo. Mientras siga dividido jamás volverá al poder. Pienso que solo si se vuelve a unir con Libre, volverá a ganar unas elecciones, pero eso está difícil.

¿Por qué no se fue con Libre, como otros liberales?
Yo soy liberal por convicción y no creo en la ideología de Libre.

¿Qué tal se lleva con los otros partidos políticos?
Muy bien, yo no peleo con nadie por política. Lo más importante son los amigos.

¿A cuántos alcaldes les ayudó a ganar?
A todos los liberales desde 1982, pero con quien mejor relación he tenido es con el actual, “Tinito” Manzanares. Es un muchacho humilde y muy servicial.

¿Por qué no buscó la alcaldía nuevamente?
Mirá, la política es muy complicada y la verdad que hice lo que pude cuando fui alcalde. Mejor me dediqué a trabajar por el partido con los líderes que fueron saliendo. Además, los jóvenes no votan por los viejos, hay que ser realista.

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