Sin un triste adiós parientes despiden a muertos por COVID-19

ZV
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24 de agosto de 2020
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05:10 am
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Sin un triste adiós parientes despiden a muertos por COVID-19

Una estela de dolor e impotencia dejan los entierros de muertes por la COVID-19 entre sus parientes.

Entre lágrimas ramilletes de flores, mascarillas, gel de manos y tristeza en sus rostros, el luto y el dolor rodea miles de familias hondureñas que han tenido que despedir rápidamente a un ser querido muerto por la COVID-19 en entierros atípicos sin ceremonias luctuosas.

En Honduras suman más de 1,500 muertos por la COVID-19, entre los que se encuentran médicos, enfermeras, policías, bomberos, periodistas y personas en grupos de riesgo.

Por norma del Sistema Nacional en Gestión de Riesgos (Sinager) los cadáveres tienen que ser trasladados de las morgues u hospitales hacia los cementerios mediante protocolos establecidos.

En los cementerios municipales del país preparados para las sepulturas de muertos por coronavirus, desde horas de la mañana trabaja arduamente personal asignado para la excavación de nuevas tumbas que llegan directamente de las morgues.

En la capital una de las ciudades del país con mayor propagación del patógeno, en el cementerio municipal destinado para los entierros por COVID-19 suman más de 230 sepulturas registradas hasta la semana pasada.

Una doliente Ingrid Briceño quien visitó la tumba de un familiar muerto con sospechas de COVID-19 hace unos días, llamó a las autoridades a mejorar el manejo que se le está dando a este tipo de entierros, porque tienen que humanizar la situación.

Briceño, destacó que, “nos están privando de velar al ser que uno ama y de poder expresar de qué murió, por ejemplo mi viejita murió de insuficiencia renal y ella sale registrada por COVID-19”.

“Nosotros ya teníamos un terreno comprado y ellos nos obligaron prácticamente a venirla enterrar acá y eso es una injusticia y jugar con el dolor ajeno”, se lamentó.

Muchos de los familiares quedarán con fuertes secuelas psicológicas por no poder despedirse de sus familiares queridos.

ES MÁS DOLOROSO SUPERARLO

Referente a las secuelas psicológicas que generan la pérdida de seres queridos durante la pandemia el psiquiatra, Javier Uclés, explicó que, “es más doloroso ver ese tipo de situaciones con cementerios colectivos y no se permite ni siquiera tocar ni ver al familiar, se envuelve en una bolsa, es una cosa terrible que no la podemos asimilar y no estamos acostumbrados”.

“Se da mucho más dolor, depresión, llanto se lleva y se entierra a la persona y después continua el luto y la persona no lo puede procesar de manera tradicional o convencional y todo es muy obligado y forzado y mucho desapego de las costumbres y de los actos ceremoniales que acostumbramos”.

Uclés dijo que “se debiese revisar a nivel de los protocolos de seguridad qué se puede hacer, pero no una medida tan drástica tan severa y se tendría que buscar una manera más humana, cristiana y decente, digna y honorable para la persona y la familia que sufre”.

Las autoridades del Sinager se encargan de ayudar al traslado de los muertos por COVID-19 hasta las sepulturas.

FAMILIARES PODRÍAN DESPEDIRSE

El coordinador regional forense para México y Centroamérica del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Andrés Rodríguez Zorro, dijo que, “la recomendación en temas de una ceremonia de despedida de la familia sí se puede hacer, se puede permitir”, mayor acercamiento, ya que los protocolos no permiten estar a menos de 100 metros de la fosa.

“Siempre y cuando se tomen unas recomendaciones que los cuerpos deben estar en sus bolsas de cadáver igualmente doble bolsa y el ataúd cerrado”. “No hay una razón lógica para estigmatizar ni los cuerpos ni los lugares de enterramiento”, apuntó.

Tampoco corren riesgo “las personas que han manipulado estos cuerpos no hay ninguna razón científica para estigmatizarlos si se siguen todos estos lineamientos”.

Zorro, añadió que, “se le debe recomendar a la familia que en todo momento utilice su tapabocas que guarde la debida distancia entre otras personas que no vayan a abrir el ataúd y tocar el cuerpo, en las ceremonias de despedida o funerales o durante el entierro el riesgo para las familias es menos con el cadáver”.

“Lo que se puede hacer es limitar el número de personas para que no sea un evento muy masivo, sino cinco a 10 y una limitación en el tiempo y las medidas de bioseguridad que se han venido dando”, recomendó Zorro. (Kristian Soriano)

Expertos sugieren que se podrían tomar medidas para que las personas puedan despedirse de sus familiares al morir por COVID-19.
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