¡El amor, el odio y el coronavirus!

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28 de agosto de 2020
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12:07 am
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¡El amor, el odio y el coronavirus!

Por: Gustavo A. Milla Bermúdez

¿Dónde nace el amor? En los mandamientos que Dios nos manda y nos dice: Ama a tu prójimo como a ti mismo! El amor habla la verdad desechando la mentira, porque ama a su prójimo. Mejor es represión manifiesta que amor oculto. Fieles son las heridas del que ama con amor profundo.

El amor es fuente de pasión y alegría en el corazón de un nuevo despertar que abre los sentimientos más profundos y hondos donde duerme el amor.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; el amor no hace nada indebido, no busca lo suyo, el amor no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la justicia, más se goza de la verdad. El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta… Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

Jehová nos dio su hijo con amor, para salvarnos de nuestros pecados, el único hijo que él tenía y el mundo lo crucificó. Pero Jehová con amor de padre nos sigue amando. Dios es el único que da perdón y amor.

Quizá la palabra más bella y primorosa es el amor, pues por amor Dios creó al mundo y al hombre como semilla de la vida y árbol del amor. El amor es creador de muchas ilusiones cuando encuentra una bella mujer, como aquella en el jardín del Edén. Son los sueños del hombre con todo su esplendor, que arranca del corazón todo el amor que atesora; con gran pasión arrolladora que lo lleva en las ALAS del viento al jardín del amor. No existe algo tan puro y divino de poder expresar y exteriorizar desde el interior de nuestra alma, lo más bello y sublime que desborda con frenesí de amor.

El ODIO y la lengua son un fuego, un mundo de maldad. La lengua y el odio se unen por ser impuros y contaminan todo el cuerpo con su perversidad, e inflama la rueda de la creación. Y el odio mismo es inflamado por el infierno de su misma creación; como veneno sin compasión. El ODIO solo guarda rencor en sus entrañas y en su alma, que no tiene perdón de DIOS. Las miradas con odio son espinas y dardos que salpican con profunda hipocresía, escondiendo la maldad y la traición de su corazón que anida en su pecho y agoniza en las llamas de su propio fuego. El odio no deja dormir a las pasiones perversas por su maldad. Se parece a los “políticos, mentirosos y corruptos”.

El que alimenta el odio en su corazón no conoce la palabra “felicidad”, porque solo anida en su pecho la perversidad; los sueños del odio son darle terraje en el sepulcro más oscuro a lo que más odia. La vida del odio radica en el abismo de la muerte. No existe sobre la Tierra y el universo tanta perversidad como los que viven en el odio. Que solo el Diablo los otorga porque él es su creador en la cuna del “INFIERNO”.

El “CORONAVIRUS” va más allá del amor y el odio. No tiene fronteras y no tiene respeto a nadie y es más, no es racista como Donald Trump. No respeta distancias, no tiene doctrinas dogmáticas, tampoco doctrinas políticas, no entiende del socialismo del siglo XXI y mucho menos del comunismo que ya está muerto pero no enterrado. El coronavirus solo es él, no hay otro igual ante la historia de la humanidad con tanto veneno letal. El “HOLOCAUSTO” DE ADOLFO HITLER quedó pequeño.

El coronavirus y la pandemia son jueces imparciales. Toda esa cadena de robos tipificados como delitos contra el Estado, como ser: la Caja de Pandora, la Caja Chica, IHSS, Judicatura, y los millones olvidados de Casa Presidencial, hay silencio de los tres, dos tienen el dinero. Y el que se coronó con el coronavirus y la pandemia fueron los de los hospitales móviles de la movida “EL TRIAJE”. No se preocupen el “CODIGO PENAL los libera, por HONRADOS Y HONESTOS”.

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