Gracias embajadora Hsing

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30 de agosto de 2020
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12:21 am
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Gracias embajadora Hsing

Por:  Denis Castro Bobadilla
Doctor y abogado
II Vicepresidente del Congreso Nacional
Diputado por el Partido Alianza Patriótica

Se va de Honduras una buena amiga, y deja, en todo un pueblo, y en quienes la estimamos mucho, un gran vacío. Ingrid Hsing, embajadora de la República de China-Taiwán en nuestro país, cumplió con su misión, y regresa a su patria a seguir sirviendo a su nación y a su gobierno.

Personalmente, sé que es una gran mujer, una persona generosa, inteligente y solidaria que, en nombre de Taiwán, tendió a los hondureños una mano amiga que no hemos de olvidar jamás.

Su nombre en chino es Ying-Whei Hsing, que significa “isla brillante en el mar”, en honor a la isla donde nació, sin embargo, lleva también en el pecho una brillante estrella con la que iluminó su misión como embajadora en Honduras, sirviendo a muchos y estrechando aún más las relaciones diplomáticas y de amistad entre nuestros dos países. Yo me siento orgulloso de ser su amigo.

En estas sencillas líneas quiero agradecerle su apoyo al Congreso Nacional para la adquisición de un nuevo sistema de votación, más efectivo y transparente, que representa un impulso más para afianzar la democracia en Honduras. También le agradezco la ayuda que nos brindó para equipar muchos hospitales del país, su apoyo a microempresas, a programas de techos dignos y la creación de una clínica médica móvil, entre muchos otros programas y proyectos de beneficio y asistencia social.

Siempre sonríe, y siempre hay una luz de amor sincero en sus ojos, que irradian lo que hay en su corazón.

Durante la pandemia, la buena amiga Ingrid Hsing no nos dejó solos. Gestionó en Taiwán la donación de un millón de dólares para Honduras, más ciento ochenta mil mascarillas, porque, como ella dice: “En tiempos de crisis, todos somos hermanos, y debemos ayudar a nuestro hermano que necesita, en el momento en que debemos hacerlo”.

Siento mucho su partida, pero sé que desde Taiwán recordará a Honduras, y que su mano amiga siempre estará extendida para ayudarle a este pueblo que tiene mucho que agradecerle.

Ingrid Hsing, una isla brillante en el mar, vino a Honduras a trabajar; vino a Honduras a hacer el bien. No solo fue embajadora de su país, fue, también, embajadora de la solidaridad, del progreso, de la prosperidad. Vino como diplomática pero se va como una buena amiga de nueve millones de Hondureños, en nombre propio y de la República de China-Taiwán, que es como un enorme corazón en el mar que palpita amistad y generosidad para muchos.

Gracias honorable señora embajadora. Gracias, amiga Ingrid Hsing. Conocerla a usted es quererla. Gracias por su amistad y su gentileza. No la olvidaremos jamás, y recuerde que también puede considerar a Honduras como su patria, y a los hondureños como sus hermanos. Dios bendiga su camino. Dios bendiga a su gran país. Sinceramente.

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