Trujillo: sus condiciones naturales deben potenciarse

ZV
/
30 de agosto de 2020
/
12:42 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Trujillo: sus condiciones naturales deben potenciarse

El origen de Trujillo como población está firmemente unido a su predilecto contexto

Trujillo: sus condiciones naturales deben potenciarse, Para Emelina y Camila Gómez, niñas lindas casi caribes

Por: Rubén Darío Paz*

El origen de Trujillo como población, está firmemente unido a su predilecto contexto, a las condiciones de amplitud y profundidad de su bahía, su cercanía con dos promontorios verdes: Capiro y Calentura e innumerables playas atractivas, sin embargo el gozar de tanto escenario escénico, en Trujillo no se percibe esa inversión estatal o privada que requieren los puertos para dinamizar su economía.

Su nombre Trujillo, en recuerdo homónimo de la ciudad en la región occidental de Extremadura en España, por cierto un sitio de donde partieron a inicios del siglo XVI, varios conquistadores despiadados, a diferentes rumbos del Nuevo Mundo, de ahí que el topónimo Trujillo se repite en otros puntos del continente, tal es el caso de la pujante ciudad de Trujillo, en Perú.

Nuestra ciudad puerto se localiza, frente al mar caribe y a los pies de los enigmáticos cerros de Capiro y Calentura, pertenecientes a la extensa Sierra de Nombre de Dios.

“La villa de Trujillo fue fundada por Juan de Medina, el 18 de mayo de 1525, en cumplimiento del mandato de Hernán Cortés enviado desde México con su capitán Francisco de Las Casas. Este era originario de la ciudad de Trujillo en España y en remembranza a este hecho se bautizó su homónimo hondureño. La fundación se efectuó con todas las formalidades de ley; cabildo completo, alcaldes, regidores, oficiales reales y los signos tradicionales en la autoridad colonial, es decir cárcel, horca y picota”.

Se convirtió así, en una de las primeras poblaciones del istmo centroamericano, de todos es conocido que esta tierra fue avizorada por el navegante Cristóbal Colón en el cuarto y último viaje, más el hecho de realizarse en sus dominios los primeros oficios religiosos, le catapultó hacia la posteridad. Aunque este acontecimiento, abrió amplias discusiones historiográficas en torno a la “primera misa”, más cuando se conmemoraron en 1992 los primeros 500 años del “descubrimiento” de América. A la fecha tampoco hay claridad sobre si sucedió o no la “primera misa”.

Trujillo, precozmente adquirió notoriedad, ya que, desde sus dominios, partieron otros conquistadores que se internaron en diversos puntos del territorio, mientras el proceso de conquista y colonización avanzaba. Los relatos sobre la recién fundada Villa de Trujillo, son amplios, pero más describen limitaciones sobre su frágil infraestructura y quejas de parte de los sacerdotes, de que “sus habitantes no logran asimilar la imposición y normativas de la iglesia”. Nunca debemos olvidar que las primeras poblaciones que fueron arrasadas por los conquistadores, al no poder someterlas fueron las comunidades indígenas de Chapagua y Papayeca, ambos sitios aún se registran en nuestra geografía.

En la recién fundada villa, con algunas dificultades se construyó el edificio de la iglesia, “En 1531 por disposición pontificia de Paulo III, se constituyó en catedral la iglesia parroquial, a cargo de los franciscanos. El primer obispo nombrado para Honduras, Juan de Talavera no tomó posesión del cargo y fue sustituido por Cristóbal de Pedraza, quien en 1539 envió su primera relación a la Corona, exponiendo el lamentable estado en que se encontraba la gobernación. La silla episcopal permaneció en Trujillo hasta 1561, en que Jerónimo de Corella, la trasladó a la ciudad de Comayagua”.

Alrededor de 1582 fue fundado por Fray Juan Bautista, el convento de San Francisco, existía también un hospital llamado de la Concepción de Nuestra Señora. Este convento fue la sede de la obra evangelizadora en el oriente y nororiente de Honduras. Para entonces Trujillo tenía veinte vecinos, la mayoría de los cuales tenían pueblos de indios en encomienda, estos apenas sumaban 413 tributarios.

Recordemos que la región oriente y nororiental, fue de difícil acceso para los conquistadores, en parte por el escaso nivel de organización de innumerables poblaciones, y luego por las dificultades geográficas. Si bien son cierto las autoridades españolas tenían algunos sacerdotes y misioneros, nunca tuvieron el control de dicha región.

Entre los siglos XVI y XVII, varios investigadores sustentan una serie de ataques de piratas a Trujillo y la Costa Norte de Honduras, especialmente Manuel Rubio Sánchez describe algunos, y Elizet Payne Iglesias, amplia tomando en cuenta el año, el nombre del pirata, el lugar de asedio y el tipo de ataque, tanto que los sistematiza de la siguiente manera:

1558- Piratas franceses/ saquearon e incendiaron Truxillo

1570-Corsarios luteranos / Puerto caballos

1576-Andrew Barrer/ Truxillo- Los piratas robaron gran cantidad de vino y aceite de las bodegas: pero no de oro o plata.

1595-Cristóbal Newport. Puerto Caballos/ Llegaron en Cuarenta barcos, saquearon y quemaron la población

1578-1580, William Parker o Guillermo Parquerito/ Puerto Caballos 350 ingleses atacaron, pero fueron rechazados por los españoles.

1603. Pie de Palo y Diego el mulato/ Puerto Caballos

1633. Ingleses/ Truxillo. Los enemigos saquearon la ciudad y se llevaron las piezas de artillería.

1638. Gareabu. Trujillo/Asaltan Puerto Caballos, la boca del río Ulúa y Omoa.

1639. Nataniel Butler/Asaltan Puerto Caballos, la boca del río Ulúa y Omoa.

1641. Dieguillo el mulato o Diego Díaz “Lucifer”. Trujillo/ Saquearon el puerto y tomaron rehenes importantes.

1644. (Sin precisar el nombre). Trujillo. Los piratas llegaron en dos naves, atacaron, saquearon e incendiaron el puerto.

1660-1665. Juan Nao el “Olones”/ Puerto Caballos. Los piratas torturaron a los pobladores y luego lo incendiaron.

1668. (Nombre sin precisar). Truxillo/ Asedió de los piratas a un barco español que traía mercadería al puerto.

1689. (Nombre sin precisar). Truxillo/ Ataque sincronizado desde Nueva Segovia y la costa norte de Honduras.

1742 (Nombres sin precisar). Truxillo/ Ataques de ingleses establecidos en Roatán.

Es preciso mencionar que una de las investigaciones con mucha rigurosidad académica y amplias descripciones sobre Trujillo la realizó la historiadora Elizet Payne Iglesias en su libro El Puerto de Trujillo. Un viaje hacia su melancólico abandono nos comparte “La presencia inglesa en el Caribe fue bastante temprana, pues data de la segunda mitad del siglo XVI. Las acciones de los primeros piratas y las revelaciones dadas a partir de mapas y grabados acerca de las colonias españolas, brindaron el espacio propicio para que se establecieran colonos ingleses en tierras nominalmente bajo dominio español. Lo que provocó la atracción de piratas y colonos por estas islas y costas fue su geografía; la existencia de isletas, bahías y pequeños puertos les permitía atracar y comerciar con los habitantes hispanos e indígenas. Además, la cercanía de las montañas a la costa proveía de numerosas fuentes de agua fresca y limpia a los barcos que navegaban por esos sitios. Pero sin duda la mayor ambición de los colonos británicos en las costas del Golfo de Honduras y el Cabo de Gracias a Dios fue la obtención de materias primas requeridas en el mercado inglés, en particular el palo de Campeche y el contrabando de la plata”.

Trujillo, al tener una ubicación envidiable durante su devenir, la ciudad fue objeto de una serie de ataques por parte de piratas y corsarios de diferentes nacionalidades, que para ese entonces surcaron el Caribe. Son comunes los incendios en la antigua villa de Trujillo, incluso al interior del actual edificio religioso se advierten varios estilos arquitectónicos, como prueba fehaciente de la inestabilidad por la que atravesó.

Como una medida paliativa para soportar los diferentes ataques se construyó por órdenes expresas del rey Don Fernando el Católico, la Fortaleza “Santa Bárbara”, bautizada con ese nombre, porque según la tradición católica, la mencionada virgen es la protectora de los marinos, sobre todo en las jornadas de tormentas eléctricas, tan frecuentes frente al mar caribe.

Sin embargo, los ingleses aprovechando la inestabilidad que la Guerra de Sucesión, le reportó a España, aprovecharon para crear varios asentamientos, entre los que destacan, Cabo de Gracias a Dios, Cabo Camarón y río Tinto, conocida en ese entonces como, (Black River). Los ingleses, como experimentados comerciantes y con claras intenciones de controlar el litoral, pronto establecieron acuerdos con los misquitos.

Negros caribes en Trujillo

Nancie L. Gonzales al referirse sobre los asentamientos en Centroamérica 1800-1900 describe “después de la llegada a Trujillo, los casi 1700 caribes negros se establecieron en seguida. Las opiniones locales no concuerdan con respecto al lugar donde se construyeron las primeras casas, pero casi todos piensan que se dividieron entre lo que hoy es el barrio Río Negro, en el este, y el barrio Cristales, cerca del río del mismo nombre, en el límite occidental del pueblo. El nombre garífuna del primero- Garibalu (en español: Caríbal, lugar donde viven los caribes)- sugiere su superioridad numérica. Ha sido reportado que en 1804 también vivieron en las faldas y cumbres de las colinas, detrás de Trujillo, así que es posible que algunos se establecieron en el interior reproduciendo acaso los patrones descritos en San Vicente. El establecimiento de un grupo tan grande tuvo que plantear dificultades logísticas, ya que hacía tiempo que Trujillo no estaba tan densamente poblado”.

La presencia de garífunas en Trujillo, desde entonces se redujo a dos sitios: Cristales y Río Negro, ambos subsisten en el perímetro urbano. Ambos barrios repletos de expresiones culturales, donde el ambiente festivo y bullanguero, forma parte del entorno frente al mar. A la fecha no se han realizado estudios antropológicos, para constatar los niveles de convivencia entre estas poblaciones garífunas y una cultura mestiza como lo es el resto de los pobladores de Trujillo. Es oportuno mencionar que los garífunas a lo largo del litoral Caribe, enfrentan serios inconvenientes con los grupos de poder, pues estos últimos nunca han querido reconocer el derecho que tienen los garífunas, a tener sus títulos de propiedad e incluso amparados en Convenios Internacionales, donde Honduras ha sido un país firmante. Los garífunas han tenido que recurrir a instancias internacionales, para defender sus territorios, un breve recorrido por las comunidades aledañas a Trujillo solo para citar un caso y vemos que su infraestructura es deplorable, lo mismo sucede es aspectos como el acceso a la salud y educación. Sin embargo, debemos asumir que la cohesión de la cultura garífuna les mantiene como uno de los grupos de mayor representatividad en el país.

Barrios bullangueros repletos de alegría

Es en estos barrios garífunas de Río Negro y Cristales, donde a pesar de las limitaciones materiales, se baila punta, se organizan parrandas, o se pueden observar la excéntrica indumentaria del personaje de la danza “Guanaragawa” o “Yancunu”, estos pueden bailar durante todo el día sin descanso alguno.

Las festividades de fin de año se tornan bullangueras, es aquí donde el 12 de diciembre se puede ver al “indio bárbaro”, cuya personalidad es agresiva y cuya finalidad es asustar a las personas. El pide a los transeúntes a su paso, cualquier cosa y si la persona se niega es “víctima de la agresividad” del “Indio bárbaro”. En enero reciente tuvimos la oportunidad de ver un grupo de niños, imitando al “indio bárbaro”. El niño que dirige el grupo con tambor y semidesnudo luce su cuerpo lleno de “hollín”, tanto que solo se le distinguían los ojos y los dientes, se acercaba a las personas como queriendo “tiznar” a los peatones, igual se le daba algún dinero para su grupo, y no pasaba a más.

Es meritorio reconocer el rol de la mujer garífuna, en el sentido que es ella la que trasmite y motiva a realizar diversos bailes, como el que se lleva a cabo el 24 de diciembre “jungu, jungu” o las famosas “serenatas” que inician en la tarde pero que pueden prolongarse hasta el día siguiente conocidas como “Asedereja, Asedereja”.

Trujillo: auge y decadencia

En la memoria documental, referente a Trujillo, se pueden distinguir varios momentos de auge, sin embargo, han predominado las tragedias, la escasez y hasta el abandono desde las autoridades centrales, sin importar las condiciones favorables de las que naturalmente ha gozado.

En los años posteriores a la Independencia, Trujillo, aparece en varias descripciones de viajeros, sobre todo en un amplio panorama, que nos relata G. W. Montgomery, “es una ciudad calurosa de antigua apariencia con pocas casas y en malas condiciones. Lo que sobresale a la vista es un fuerte con pocos cañones, un desmantelado edificio que me dijeron había sido la mansión del gobernador… y una iglesia con solo la mitad de su techo…”. Al evaluar la descripción anterior, Trujillo también, experimentó las contradicciones entre los gobiernos liberales y el conservadurismo de la iglesia, que caracterizaron ese período. A la inestabilidad se aumentó entre 1855 y 1860, con la denominada lucha contra el filibustero, William Walker, donde un grupo de patriotas centroamericanos, le persiguieron y posteriormente lo fusilaron, previo a un juicio. Walker está enterrado en lo que ahora se conoce como el “cementerio viejo” de Trujillo y donde pese al olvido municipal, aún quedan algunas tumbas, con sugerentes apellidos que dieron vida a la mencionada ciudad.

Casi al finalizar el siglo XIX, ante cierta prosperidad que experimentó el Estado hondureño, se ampliaron algunas calles, se construyeron edificios civiles, se reparó la iglesia y se fomentó el corte de madera en los bosques aledaños, a través de la empresa Binney Melhado y Cía. Algunas casas comerciales, se hicieron presentes en la ciudad, y de ello queda como testimonio material, algunos edificios que estas ocuparon.

Entre 1900-1999, esta ciudad experimentó cambios importantes, ha tenido un importante crecimiento poblacional, en materia de infraestructura, se vinculó a Trujillo con otros centros urbanos importantes del país, y desde hace algunas décadas goza de una carretera asfaltada. En materia educativa se fortaleció la cobertura escolar, se fundaron centros de educación secundaria y se estableció la otrora Escuela Normal “Matilde Suazo” que en alguna forma dio la oportunidad a cientos de pobladores, incluso, garífunas y misquitos de convirtieron en maestros.

Trujillo, cuenta actualmente con todos los servicios básicos, y se observa una leve inversión en materia hotelera y turística. El centro histórico de la ciudad, fue declarado desde 1990, como Monumento Nacional, elemento que hasta hace unos pocos días empezó a surtir efectos. Con ayuda de organismos internacionales y la Agencia española de Cooperación, y bajo la dirección del IHAH se restauró la Casa de la Familia Melhado y la Fortaleza” Santa Bárbara”.

Ahora los trujillanos, tienen la oportunidad de ofrecer a propios y extraños dos espacios arquitectónicos estimables. A lo anterior se suma el exuberante paisaje, de Punta Castilla y la Laguna de Guaymoreto, con una enorme diversidad biológica que conforman sus amplios ecosistemas, con características irrepetibles en la región centroamericana.

En años recientes, las autoridades de Trujillo, dieron apertura a una calle peatonal, aledaña a su catedral, que sin duda le ha dado mayor dinamismo para el esparcimiento y por ende mejora su actividad económica.

Aunque esta ciudad goza de un clima benigno, la alegría de su gente es valiosa, su “ambiente pueblerino” es notable y encantador. Aún se conserva un rustico mercado municipal ya pretérito, donde las condiciones higiénicas deben mejorarse.

Con todo el potencial histórico-turístico, que posee Trujillo, se merece óptimas condiciones, que deberían surgir desde políticas diseñadas desde el Gobierno Central y por supuesto tomar en consideración a las autoridades edilicias, más los diferentes sectores públicos o privados, sería fundamental ver a Trujillo como un núcleo de alternativas turísticas e insertarlo en el desarrollo nacional, no solo acordarse de la ciudad en los días previos a la Semana Santa, o con las frecuentes inundaciones que sus habitantes padecen en octubre.

Cancincamon, Talgua, Lempira. Agosto, 2020

*Rubén Darío Paz. Director de Gestión Cultural en el Centro Universitario Regional de Occidente- Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Docente investigador en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán en Santa Rosa de Copán. Historiador, egresado del doctorado de Antropología Cultural en la Universidad de Salamanca, España. Ensayista y fotógrafo. Es miembro de Número de la Academia de Geografía e Historia. Correo [email protected] Teléfono (504) 8902-7049.

Noticias Relacionadas: Competencias TIC en la formación inicial de docentes en el contexto nacional y regional

El origen de Trujillo como población está firmemente unido a su predilecto contexto

Más de La Tribuna Cultural
Lo Más Visto