¿Y el pago para el Código Verde?

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8 de septiembre de 2020
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01:22 am
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¿Y el pago para el Código Verde?

Adiós 2020

¿Y el pago para el Código Verde?, Por: Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo

Médicos, enfermeras, microbiólogos, personal administrativo y de aseo contratados por el gobierno de la república a través del Ministerio de Salud y bajo el régimen denominado Código Verde para atender a enfermos atacados por la pandemia de coronavirus COVID-19 y que enfrentan día a día la muerte en su afán de salvar vidas esperan con ansiedad el pago respectivo, en tiempo y forma, que debería ser efectuado mes a mes y que aún no reciben sin que se les dé explicación alguna por el retraso y la exigencia de que vuelvan a presentar todos los papeles que se les exigieron al momento de reclutarlos.
Lo peor del caso no está solo en el atraso de sus salarios sino que en la falta de insumos y materiales para efectuar su labor humanitaria a grado tal que muchos hacen turnos casi con las uñas y por eso es que se da el alto número de muertes en centros hospitalarios de la capital de la república tan especializados como el flamante Instituto Nacional del Tórax.

Algunos médicos de esta institución se quejan de que en algunos de sus turnos no se les ha proporcionado ni siquiera una torunda de gasa impregnada en solución salina para limpiar los ojos pegados por las secreciones de pacientes a los que el coronavirus COVID-19 además de las afecciones cardio pulmonares y renales, también producen una severa conjuntivitis y por ello los médicos se quejan, mientras en las cadenas de radio y televisión el Sistema Nacional de Riesgos asegura que todos los centros de salud especialmente los hospitalarios están abastecidos en un 100% y que el personal médico, de asistencia de enfermería y de otros ramos de la salud cuenta con los insumos y equipos necesarios para la atención con calidad y calidez de los hospitalizados.
Sin embargo los médicos de todas las instituciones de salud se quejan de la falta de mascarillas adecuadas, caretas, trajes especiales, botas, guantes y otros equipos de protección y por la alta letalidad en el gremio en todo el país.

Para el caso en el Instituto Hondureño de Seguridad Social de San Pedro Sula y Tegucigalpa que han destinado sus hospitales de especialidades al tratamiento del COVID-19, médicos, enfermeras, microbiólogos, camilleros y aseadoras en todas las áreas trabajan con el temor al contagio diario pues no se les ha dotado más que de mascarillas que consideran pirujas y que se les da una a la semana por la cual tienen que firmar y extraer del empaque supuestamente estéril con sus manos puras y tratar de conservarlas lo más posible aunque a veces la mala calidad de las mismas presenta defectos que las vuelven no usables.
En la sala de hemodiálisis donde se ha habilitado una zona para pacientes contaminados con COVID-19 ya hay varias enfermeras que han dado positivo a las pruebas que se les realizan, y varios pacientes han muerto porque sus enfermedades de base, como diabetes, hipertensión, colesterol y triglicéridos altos, anemia, y daños renales de diversos orígenes hacen que su sistema inmunológico sea sumamente débil, y al contraer el COVID sus posibilidades de supervivencia son mínimas.

También en esta institución la escases de medicamentos, insumos y equipos biomédicos de protección, brillan por su ausencia por largos periodos y a veces hay escases de personal y enfermería por diversas razones por lo que la atención a los pacientes además de lenta se vuelve deficiente y el cansancio natural del personal en servicio, se vuelve pesado y pedante lo que hace que los pacientes se sientan enfrentados a la muerte aunque la gravedad de su enfermedad no sea letal.
El abandono en las salas de COVID-19 de muchos pacientes es de tal magnitud que muchos de ellos se han fugado de las mismas en busca de ayuda médica verdadera o de su residencia para morir con dignidad asistidos pos sus parientes a los que en los hospitales se les niegan las visitas.

Uno de los mayores aciertos del gobierno en el combate a esta pandemia mundial es la apertura municipal de centros de triaje, algunos de los cuales y por visión de los alcaldes y contribución de empresarios conscientes son verdaderos policlínicos donde no solo se detectan pacientes infectados sino que se les puede dar tratamiento ambulatorio de estabilización antes de ser remitidos a un centro hospitalario formal.

En medio de esta pandemia han surgido muchos actos de corrupción que al parecer quedarán impunes porque no se ve acción jurídica alguna ante las constantes denuncias de los mismos y más bien se detectan acciones, no solo para encubrirlas sino para cumplir compromisos económicos millonarios derivados de las mismas.
El caso más notorio para esta corrupción infame es el de los hospitales móviles, dos de los cuales ya se encuentran en los predios destinados para su instalación en San Pedro y Tegucigalpa y que los médicos especializados consideran inadecuados para covid-19 y una trampa mortal para el personal que los atienda por lo que han recomendado que mejor sean utilizados para el tratamiento de otras patologías y que se descongestione de las mismas a los hospitales formales y las salas desalojadas sean utilizadas para el tratamiento del covid-19.

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