Hoy es 9 de septiembre del 2020 y se cumplen 55 años desde que el 9 de septiembre de 1965 Sandy Koufax, de los Dodgers de Brooklyn, lanzó un juego perfecto, o sea sin imparables, sin carreras, ni gente en las bases.
En pocas palabras es rarísimo ver esos partidos, calificados como juegos perfectos para un lanzador. Y Koufax se merecía esto para coronar una brillante carrera, en la que también lanzó otros tres partidos sin imparables, pero no 100% perfectos.
A mi juicio, Sandy Koufax, que tuvo 12 años con los Esquivadores, no brilló en sus primeros seis años, de 1954 a 1960, pero fue sensacional durante sus últimos seis años. Durante cinco años consecutivos, de 1962 a 1966, lideró las grandes ligas en promedio más bajo de carreras permitidas por juego. Ningún otro lanzador ha logrado esa proeza. Es rarísimo que un lanzador sea nombrado Jugador más Valioso de su Liga. Sandy logró ese premio 3 veces, En 97 juegos ponchó a más de 10 bateadores. Tres veces ganó 25 o más juegos. Fue líder de ponchados en cuatro temporadas. Ponchó durante su carrera a 2.396 jugadores, o sea 200 por temporada.
En su penúltima temporada ganó 27 partidos pese al tremendo dolor que tenía en su brazo izquierdo. Y fue cuando al terminar la temporada de 1966, a la tempranera edad de 30 años, que sorpresivamente anunció que se retiraba del beisbol pues si no le amputarían el brazo.
Hoy en día, hay nuevas medidas médicas y Sandy habría durado ocho años más. A mi juicio es el mejor lanzador zurdo de todos los tiempos. Él ingresó al Salón de la Fama en 1972 y su fama jamás desaparecerá. Escribiendo esta columna me di cuenta que yo nací el 11 de junio de 1935 y Sandy vino al mundo seis meses después, el 30 de diciembre. Nunca olvidare que en un viaje que hice a N.Y. en 1961 me di el lujo de verlo lanzar magistralmente.
