Taiwán se merece un lugar en la Organización de las Naciones Unidas

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9 de septiembre de 2020
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01:17 am
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Taiwán se merece un lugar en la Organización de las Naciones Unidas

Por: Juan Fernando Herrera Ramos
Abogado hondureño residente en Taiwán

El 75º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas dará inicio el 15 de septiembre en su sede en Nueva York. Por este motivo el gobierno de Taiwán le ha pedido una vez más a sus aliados diplomáticos, de los cuales Honduras forma parte, que soliciten que a los 23 millones de habitantes de esta isla se les permita ser representados ante esta organización.

Es muy importante mencionar que la República de China (nombre oficial de Taiwán) fue parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hasta que perdió su membresía en 1971, debido a la aprobación de una resolución en la que se estableció que la República Popular China es el único representante legítimo de China ante dicha organización.

A pesar de los motivos políticos que impulsaron esta decisión hace casi medio siglo, el apoyo que Taiwán le ha dado a sus aliados diplomáticos y al mundo en general para combatir la actual pandemia COVID-19, hacen que su reintegro a la ONU se vuelva un acto de justicia que debe trascender los intereses de un solo país en particular.

Para finales de junio del presente año, Taiwán ya había hecho donaciones a más de 80 países, incluidos Honduras, los Estados Unidos, sus demás aliados diplomáticos y varias naciones europeas. Después de garantizar suficientes insumos de protección para sus habitantes, Taiwán procedió a donar más de 51 millones de mascarillas quirúrgicas, 1,16 millones de mascarillas N95, 600.000 batas de aislamiento y otros insumos de equipo de protección personal.

Además de las donaciones, Taiwán ha estado trabajando arduamente en el desarrollo de medicamentos para el tratamiento del virus, pruebas rápidas y actualmente se encuentra realizando estudios para el desarrollo de una vacuna. Con toda esta evidencia, no debería quedar duda alguna de que Taiwán tiene la capacidad para contribuir de forma significativa en la lucha global contra el COVID-19.

Taiwán es sin duda un ejemplo de éxito en la lucha contra esta pandemia, y sus expertos están más que dispuestos a compartir con el resto del mundo las estrategias que le han permitido a este país asiático el mantener el número de casos confirmados en menos de 500 (siendo en su mayoría personas que regresaron al país y no contagios locales) y tan solo siete muertes. El 15 de mayo, Taiwán realizó una conferencia virtual con 13 países de ideologías afines, incluidos Estados Unidos, Canadá y Japón, para discutir los esfuerzos de prevención del COVID-19.

Además, Taiwán ha logrado poner el virus bajo control sin tener que recurrir al confinamiento, gracias a las medidas que su gobierno tomó desde que comenzaron las sospechas de un posible virus de transmisión de humano a humano proveniente desde China. Entre dichas medidas destacan el intercambio transparente de información con su población, la implementación de estrictos controles fronterizos, procedimientos de cuarentena para todas las personas que ingresan al país y un sistema estatal de racionalización de máscaras.
En la declaración sobre la conmemoración del 75º aniversario de las Naciones Unidas, los gobiernos del mundo reconocen que sólo a través de un trabajo en conjunto se le puede poner fin a esta crisis sanitaria y comenzar a trabajar en la reconstrucción de la economía global.

También se comprometen a crear una ONU más inclusiva que no deje a nadie atrás en este proceso de recuperación, pero este es un ideal que no se puede llevar a cabo en su totalidad si a Taiwán y sus habitantes se les continúa haciendo a un lado, si se ignora su lucha y aún más importante, si se ignoran los conocimientos que pueden compartir con el mundo para luchar contra esta y futuras pandemias.

Actualmente, no existe una justificación válida para no permitirle a este país compartir su experiencia con el resto del planeta, especialmente cuando el gobierno de Taiwán y su pueblo le han demostrado al mundo que aún en medio de la peor crisis a la que nos hemos enfrentado en décadas, están dispuestos a ayudar. Taiwán es un país con mucho que ofrecer, y sin lugar a dudas se ha ganado un sitio en la mesa.

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