ES fácil apartarse de los temas torales de la nación. Pero en algunas encuestas eventuales los jóvenes, los maduros y los viejos, casi siempre responden lo mismo. Es decir, que el problema principal de nuestro tiempo, es adquirir un empleo, para sufragar los gastos elementales de la célula familiar. No se trata de un empleo digno, sino de cualquier posibilidad de trabajo, para hacer llevadera la subsistencia de cada día. No es casual que muchos hondureños sigan empeñados en la “terquedad” de marcharse hacia la Metrópoli del Norte, a sabiendas que las cosas se han puesto, por allá, más difíciles de lo imaginable, ya sea por el problema de los migrantes indocumentados; por el racismo contra los hispanos; o por la traída y llevada pandemia, la cual ha generado una desaceleración de las economías regionales y mundiales.
Los migrantes hacia el norte pueden ser campesinos que han experimentado una mala cosecha de maíz y frijoles. O estudiantes desempleados. También los habitantes de los tugurios. O, simplemente, personas curiosas que andan tras la búsqueda del viejo “sueño americano”, aprendido frente a los televisores o frente a las pantallas grandes de los cinematógrafos. Sueño que suele convertirse en pesadilla. Tal como lo hemos observado en varios documentales o en declaraciones de los deportados.
Un segundo problema señalado en las encuestas es el de la violencia cotidiana que pone en peligro la vida de los paisanos indefensos. Algunos buscan asilo huyendo de la violencia. Otros, más ingeniosos, inventan que son “perseguidos políticos”, sin ninguna demostración, para refugiarse en países como Holanda, en donde llevan una vida más o menos cómoda, con posibilidades de realizar estudios superiores.
Las necesidades prioritarias concretas de la población, están determinadas por las circunstancias materiales específicas de cada país. O por el ambiente político e ideológico real que se esté experimentando en una subregión. Conocemos la historia de los cristianos que en países africanos y asiáticos son perseguidos a muerte por sus adversarios ideológicos y religiosos, principalmente terroristas. No hablamos de épocas remotas. Sino de ahora mismo. Para traer un solo ejemplo podríamos mencionar a los cristianos en Corea del Norte, en donde se les niega inclusive el derecho a respirar.
Si, para nosotros una primera prioridad es el empleo. O adquirir en las estructuras privadas y estatales un ingreso aceptable. Para otros pueblos, tercer y cuartomundistas, lo más importante es conseguir una o dos cubetas de agua dulce. Los niños de ambos sexos a veces caminan varios kilómetros con el fin de adquirir el líquido precioso para calmar la sed y cocinar algunos alimentos básicos al aire libre. Estas personas subsisten en cuchitriles, rodeados de plásticos o bajo “techos de cartón”, tal como rezaba una canción de la década del sesenta.
En el caso reciente de Honduras las cosas se han complicado mucho más. Aparte del ingreso monetario indispensable en la subsistencia de cada mes, las personas de diversos estratos sociales pasan preocupadas por el problema de la escasez de tanques de oxígeno en los hospitales públicos y privados. Sobre todo las personas más humildes, o distraídas, que carecen de dinero y de las habilidades comunicativas para conseguir el acceso en cualquier hospital de las ciudades más importantes. En tanto que de uno o dos cilindros de oxígeno podría depender la vida o la muerte de los pacientes. Estas son las cosas prioritarias que debiéramos discutir y tratar de resolver en el contexto de una sociedad democrática.
