Sellado

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15 de septiembre de 2020
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12:23 am
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Sellado

Código Verde necesitado de pagoHospitales móviles inmóviles

Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo

Hoy vamos a hablar de sellos y no precisamente políticos que son los que tienen en juego los partidos mayoritarios del país, convocados ya a elecciones primarias para elegir autoridades internas y postulantes a elección popular.

De los sellos que vamos a hablar hoy son los de venas y arterias canalizadas por dispositivos de plásticos especiales para conectar mangueras que succionan e inyectan sangre, conectadas también a un riñón artificial, en un proceso de purificación de la sangre denominado hemodiálisis y que dura de tres y media a cuatro horas, tres veces por semana por cada paciente.

Resulta que el proceso de canalización lo realizan solo licenciadas en enfermería, mientras las auxiliares preparan las máquinas, lavándolas previamente y cebándolas después con ácidos y otros componentes químicos esenciales para la purificación y la separación de líquidos tóxicos de la sangre con los que van cargados los pacientes a veces hasta con cinco kilos de más de su peso normal, en el lenguaje utilizado en la sala se denomina seco.

Las máquinas avisan con un fuerte sonido cualquier anomalía durante el invasivo proceso en el que se juega la vida del paciente que puede presentar diferentes problemas, como el que su sangre se coagule, le dé un choque séptico, un infarto, una embolia y subidas y bajas de presión, por lo que cada sesión se convierte en un verdadero encuentro con la muerte.

Las licenciadas en enfermería tras la conexión del paciente se retiran y cualquier alarma de las máquinas es atendida por las auxiliares, que ante alguno de los problemas graves acuden inmediatamente a un médico de turno que usualmente sale corriendo con el paciente a la emergencia ante la ausencia en la sala de un botiquín, y se pierden minutos valiosos en busca de una silla de ruedas porque la mayoría de los pacientes son amputados de sus piernas y también son invidentes.

El problema principal que se da en esta área crítica es la atención del sábado, especialmente en el último turno, a partir de las 4 de la tarde en adelante, donde hay muy poco personal en servicio, a veces con tan solo 2 licenciadas y 2 auxiliares para atender a 150 pacientes, y la inexplicable ausencia de médicos de turno o que abandonan el mismo muy temprano.

Resulta que las licenciadas en enfermería son las únicas encargadas en hacer la desconexión de las mangueras y retiro de las canalizaciones, dos por cada fístula o catéteres colocados en el cuello, la ingle, o el pecho, según el paciente requiera este tipo de acceso a sus principales venas y arterias.
Bajo el pretexto de escasez de personal algunas licenciadas en turno del sábado se niegan a terminar su trabajo, sellando al paciente que van desconectando bajo el pretexto de que tienen que ir a sacar a otro, y tras preguntarle al que están sacando si se puede detener él solo, algo que usualmente no se puede hacer porque se termina tembloroso, cansado, y a veces muy débil para hacer digito presión sobre los boquetes abiertos, a los que se coloca una torunda de algodón seco hasta que sella la vena o arteria en unos 5 a 6 minutos, proceso que hay que vigilar bastante y a veces hay que empapar las torundas con yodo o bicarbonato de sodio para que el sellado sea completo y rápido.

El problema real es que al negarse las licenciadas y las auxiliares a sellar a los pacientes, si estos no pueden hacerlo solos es que hay que llamar a un familiar que vaya a hacerlo y como no hay sala de espera y el seguro ha sido convertido en un hospital para COVID-19 los parientes optan por no estar esperando durante cuatro horas arriesgándose a ser contaminados, y regresan más o menos cuando calculan que uno ya va a salir o ya ha salido del proceso, contando que el parqueo de automóviles es sumamente limitado y difícil, a veces se tardan 15 ó 20 minutos en llegar, y mientras tanto el paciente está con las agujas puestas en su brazo o en su cuello, o donde se las hayan puesto, y es hasta que llega el familiar que se las retiran, aplican una torunda al boquete, y es el familiar el que tiene que hacer el sellado bajo el riesgo que venga contaminado de cualquier cosa de la calle o de contaminarse en la sala con uno de los múltiples virus y bacterias que por ahí circulan.

Cuando se reclama a las licenciadas y auxiliares porque no terminan su trabajo y tienen que involucrar a los parientes, dicen que ellas no tienen la culpa de la falta de personal y que cualquier queja se haga a las autoridades del Seguro que son las verdaderas responsables de la falta de personal, insumos, medicinas, y todo tipo de ineficiencia e ineficacia en los servicios prestados a los derechohabientes en un hospital que se sostiene por las cotizaciones mensuales de trabajadores y patronos y que prácticamente es privado y no de servicio público como los otros del deficiente sistema de salud pública, donde el servicio es gratuito lo cual no es pretexto para que no se preste una atención de calidad y calidez a un pueblo enfermo como el nuestro.
En el IHSS alguna de las licenciadas y auxiliares sí tienen verdadera conciencia de que hay que atender al paciente con calidad y calidez porque cada sesión de hemodiálisis puede ser la última y lo atienden a uno con optimismo, alegría y hasta dan gracias a Dios cada vez que los desconectan sin haber sufrido ninguna complicación durante el proceso.

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