Que Dios nos agarre confesados
Rodolfo Guillermo Pagán Rodezno*
Hace algunos días y después de muchas especulaciones y de un sinnúmero de dimes y diretes, el Consejo Nacional Electoral (CNE) realizó la convocatoria oficial a las elecciones primarias que se celebrarán el 14 de marzo de 2021, en las que los partidos políticos elegirán a sus candidatos en los distintos niveles para las elecciones generales del 28 de noviembre del mismo año. Dicha convocatoria se realizó al amparo de la actual Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas, a la espera de que se apruebe una nueva ley que sirva para evitar que se repita el bochornoso espectáculo del año 2017, cuyos resultados fueron los más cuestionados de la historia.
Sin duda alguna que se requieren reformas profundas en el sistema electoral, no cambios cosméticos como los realizados hasta ahora, como los cambios de nombres en las instituciones encargadas de coordinar y supervisar las elecciones. Entre dichas reformas resalta el tema de la segunda vuelta, y es que resulta paradójico, cómo los que apañaron la inconstitucional reeleeción en el año 2017, hoy son los mismos que “se rasgan las vestiduras” y expresan que es necesario consultarle al pueblo para la aprobación de la misma, cuando en aquel entonces se pasaron la Constitución por donde quisieron.
Los procesos electorales venideros son de vital importancia para el futuro del país, especialmente por las dificultades ocasionadas por el COVID-19, tanto a nivel sanitario, como a nivel social y económico, ya que evidentemente el país está atravesando por una profunda crisis, cuyos efectos podrían ser aun peores en los años venideros, especialmente en el tema económico, por el creciente número de empresas que han cerrado operaciones, la gran cantidad de empleos perdidos, la disminución en las exportaciones y el consiguiente descenso en la recaudación de los tributos por parte del gobierno, lo que hace presagiar un panorama bastante sombrío.
Es precisamente lo anterior, lo que debe servir como un llamado de atención para la población al momento de votar, tanto en las elecciones primarias como en las elecciones generales del próximo año, ya que resulta imperativo elegir personas preparadas, capaces y honestas que puedan tomar las mejores decisiones en beneficio del país, personas que no sean señaladas por actos de corrupción, o por estar vinculadas a personas o grupos de dudosa reputación.
Al momento de elegir deberá tenerse presente quiénes tuvieron la oportunidad de liderar al país durante la crisis y lo que hicieron fue demostrar su incapacidad e ineficiencia, agravado con su inacción al momento de tomar decisiones, así como al momento exigir cuentas a sus subalternos, a los que más bien protegieron a pesar de la desastrosa gestión y de los numerosos casos de corrupción ocurridos durante la pandemia, llamándose a un silencio cómplice. De igual forma será necesario recordar aquellos funcionarios del gobierno central y de las municipalidades que “brillaron por su ausencia”, denotando una preocupante falta de liderazgo, tan necesario para gobernar, especialmente en momentos de crisis, en los que la gente requiere de personas confiables que muestren el camino a seguir. Tampoco se puede olvidar a los pseudo líderes de la oposición que “dieron cátedra” por las redes sociales sobre el manejo de la crisis, o los que acostumbrados a la parafernalia se dedicaron más a vociferar que a ayudar.
Son momentos trascedentes los que se avecinan, por lo que el país debe estar dirigido por hombres y mujeres acordes a esa responsabilidad, y la población deberá asumir el rol que le corresponde eligiendo adecuadamente y participando activamente exigiendo resultados, transparencia y rendición de cuentas, caso contrario seguiremos tal cual dice el dicho: “Estamos jodidos todos ustedes”, o casi todos al menos.
Que Dios bendiga a Honduras y su gente.
*Abogado y Notario
Máster en Derecho Empresarial
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Twitter: @rpaganr
