Los géneros de cosas y sus especies

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24 de septiembre de 2020
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12:05 am
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Los géneros de cosas y sus especies

Por: Hernán Corrales Padilla

Siempre me ha preocupado ver las partes de las cosas que acontecen en el tiempo y siempre he pensado que debe haber o que habrá alguna forma de hacer patente el conjunto de las cosas porque la visión de la suma de las partes por bien hecha que esta sea no nos entera de lo que deseamos saber; es claro que el todo es mayor que la suma de las partes, porque la visión del todo es la visión global y la visión de las partes, no nos permite entender el designio divino.

Hemos pasado contemplando retazos, soluciones equivocadas, escrituras ilegibles que son pobres en la información que el espíritu anhela. Yo quiero ver la verdad profunda de los hechos vitales.

Estoy cansado de ver en la superficie la hostilidad de las partes; pienso que en la eternidad coexiste todo, ahí todo está; si alguna vez se hunden en la oscuridad convertidas en pasado, no por eso dejan de ser eternidad.

La flor nos da frutos sin dejar de ser flor. En lo profundo de mi pensamiento no espero que algo sea concebido para que pueda ser verdad. Pienso que en la eternidad existe todo cuanto ha sido, es y será. Lo que hemos percibido, lo que habrán de percibir todos, aunque nos parezca que no, eso es presente porque las cosas en la eternidad se abarcan todas a la vez por el espíritu divino.

Yo no espero que mi vida eterna derive de ninguna otra cosa que no sea en el tiempo de los humanos. La eternidad es el modo de existir de Dios. Pero Dios nos ha llamado a sus criaturas a participar en su vida.

El ser humano como sustancia intelectual desea conocer las cosas y ello es causa del agobio de algunos seres humanos. La visión de la sustancia divina, Dios es la aspiración suprema del ser humano. Es infinita la variedad de especies de los diferentes géneros que conocemos o que intuimos y por lo tanto a nadie le alcanza el tiempo o la ocasión para semejante inmensa visión. Esa limitación inquieta el alma, atormenta el espíritu, agobia el ánimo y tortura la vida. Pero como todo está contenido en la sustancia divina, de Dios, debe ser infinitamente abarcadora. Conociendo esa sustancia se conocen todas las especies de todos los géneros y esa sentida posibilidad da fuerza para encarar la muerte o por lo menos, ya no temerle.

Florece en el alma una nueva manera de decir AMÉN.

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