Futuro de la gestión pública y la gobernanza

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28 de septiembre de 2020
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12:02 am
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Futuro de la gestión pública y la gobernanza

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

Si algo está claro en la conciencia ciudadana de los hondureños es que la pandemia puso al descubierto la necesidad de repensar el “modus operandi” de la gestión pública y la gobernanza.

La crisis pandémica covid-19, ha dado mucho de qué hablar y difamar las actividades administrativas del gobierno porque vivimos un tiempo, en el que las inseguridades emocionales, conceptuales y técnicas, están causando mucha incertidumbre dado que aún no se ve una solución definitiva para eliminar esta pandemia. La que aún continúa por una ruta todavía incierta en tanto no encontremos una vacuna que la elimine. Después de lo vivido en los inicios de la pandemia y del crack sanitario que se produjo y la improvisación de medidas inmediatas, que nos han provocado daños económicos y sociales, la necesidad de buscar nuevos enfoques e instrumentos de gobierno y gestión, está a la vista de unos y otros. Necesitamos poner sobre la mesa, la perspectiva que nos va a ayudar a anticipar o encarar con mayor eficacia los problemas públicos que han alcanzado mayor complejidad y escala de capacidad de daño.

Estamos viviendo un tiempo que nos demanda rigor y honestidad intelectual, también creatividad, en lugar de continuar con las mismas rutinas conceptuales, y tecnologías de gobierno y administrativas, que hemos comprobado redundan en lo obsoleto, que no contribuyen en mucho y más bien causan un agudo desequilibrio, en las relaciones entre el Estado y los ciudadanos y en los procesos de solución de los problemas públicos. Debemos actuar con la sabiduría e inteligencia necesarias para atacar la sacudida que nos ha dado el COVID-19.

La perspectiva contemplativa y la práctica del gobierno y la administración pública, es cuestionable en las actuales circunstancias que estamos viviendo, porque se continúan improvisando los mismos enfoques administrativos y las tecnologías administrativas enraizadas desde décadas pasadas, como resultado de un prolongado ajuste estructural que, puso en entredicho, el intervencionismo/dirigismo estatal en la economía. Estos enfoques y técnicas operativas, claros referentes de pautas neoliberales, que fueron capaces de superar crisis financieras pasadas y, en cierto modo, cuestiones sociales, si bien lograron anticipar subsecuentes crisis, en la actualidad, son cuestionadas en su validez conceptual y normativa por la crisis sanitaria y económica que estamos enfrentando en este 2020, cuyos impactos económicos y sociales son alarmantes.

Se necesita obligatoriamente, revisar la coherencia, solidez, congruencia y duración de las ideas, los modelos y las tecnologías que desde la década de 1980 hasta hoy, tenemos para superar la crisis del Estado neoliberal, y con el cual, seguimos pensando superar la crisis, a fin de conocer si tenemos la capacidad de entender y administrar la crisis pandémica y su impacto recesivo y, sobre todo, para comprobar si son útiles para conducir con una dirección más apropiada, a las situaciones previsibles de nuestra sociedad en este presente siglo, de por sí, complejas, globales, que van a transformar profundamente nuestra vida colectiva.

Ante la crisis pandémica puede haber opciones que implican niveles de reflexión y discusión. Una es considerar a esta crisis de la salud humana y de debilitamiento económico, en la que vemos, la bancarrota de ciertas empresas y el desempleo aumentando entre algunos de los efectos graves de la pandemia, como algo pasajero, como un tropiezo accidental en nuestra ruta de desarrollo, que sin embargo, no daña la estructura ni la configuración neoliberal del Estado, tampoco la relación entre gobierno y sociedad económica de mercado, por lo cual no debemos caer en extremismos y demandar la “refundación del capitalismo”, rehaciendo su estructura productiva y de poder de la sociedad, las relaciones entre Estado y mercado, y que modifique los instrumentos de dirección y administración del gobierno neoliberal en un esquema con mayor intervencionismo gubernamental en la economía. Siguiendo esta perspectiva, basta con hacer ajustes convenientes de las normas y prácticas de gobierno y de la gestión pública para asegurar que las condiciones económicas de vida mejoren progresivamente.

En contrapunto, otra vía, sería considerar que, sí hay efectivamente un defecto estructural en el devenir del desarrollo del Estado neoliberal, en la relación Estado-mercado y una irracionalidad y un oportunismo de los actores de los mercados en sus decisiones (más allá del intercambio desigual entre capital y trabajo), que requieren de una apropiada regulación estatal para que la sociedad, no esté permanentemente expuesta al riesgo de crisis continua; lo cual, justifica una reforma en el modus operandi institucional del ámbito social y una acción del Estado sobre los mercados, cambiando los principios e instrumentos de conducción y gestión practicados hasta ahora por el gobierno de modo neoliberal.

La disyuntiva es grande, pero grandes también las oportunidades para enfrentarla. El actual gobernante, es inteligente para reconocerlas y sabrá qué rumbo debemos tomar favoreciendo el interés general.

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