¿Quiénes fueron los abogados en el Laudo Real?

MA
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30 de septiembre de 2020
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12:58 am
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¿Quiénes fueron los abogados en el Laudo Real?

Carlos López Contreras

Como hemos advertido, las diferencias limítrofes con Nicaragua fueron resueltas por medio del Laudo Arbitral de Su Majestad Alfonso XIII, Rey de España, el 23 de diciembre de 1906.
En el arbitraje, actuó como abogado de Honduras don Francisco Silvela, abogado, dirigente del Partido Conservador, diputado, ministro de Gobernación (1879, 1890), de Gracia y Justicia (1885) y dos veces presidente del gobierno (1899-1900, 1902-1903). Silvela fue también destacado ensayista y escritor, perteneciendo a las Reales Academias de Ciencias Morales y Políticas, de la Lengua y de Jurisprudencia. En definitiva, una verdadera personalidad de Estado.

Del lado de Nicargua, su abogado fue Antonio Maura, destacado político dentro del liberalismo, que fue diputado, vicepresidente del Congreso, secretario de Estado en varias carteras y cinco veces presidente del gobierno español.
En 1902, por acuerdo con Francisco Silvela, Maura ingresó en el Partido Conservador, convirtiéndose en la figura clave de la política española de las primeras décadas del siglo XX. Nicaragua también contaba con excelente abogado.
De esta suerte, la controversia limítrofe entre Honduras y Nicaragua implicaba un duelo entre las mejores espadas jurídicas de España.
Al fallecer don Francisco Silvela, le sucedió en la representación legal de Honduras su hijo, don Jorge Silvela y Loring.

No obstante la claridad del laudo, su ejecución resultó complicada. Por tal motivo, en 1918 para la ejecución del laudo representó a Honduras el profesor John Basset Moore, considerado una autoridad en asuntos internacionales. Nació en el estado de Delaware, Estados Unidos de América, llegó a ser secretario de Estado por varios meses en 1898, y fue juez de la Corte Permanente de Justicia Internacional de 1920 a 1928.

Ejecución del Laudo Arbitral

Ante la resistencia de Nicaragua, fue necesario someter la validez y obligatoriedad del laudo a la decisión de la Corte Internacional de Justicia, donde actuaron como consultores y abogados de Honduras los profesores Paul Guggenheim, Charles De Visscher, Paul De Visscher, Herbert W. Briggs y Christian Dominice, todos eminentes juristas europeos, salvo Herbert Briggs que era estadounidense.

Para atender las necesidades de traducción de documentos legales, el gobierno contrató un personaje de leyenda: Arias de Saavedra y Muguelar, Barón de Canet de Berenguer. Un caballero español, de familia noble de Valencia, nacido en Francia, con una memoria fantástica. Conocía a todas las personalidades relevantes de Honduras con solo oír los comentarios que sobre ellos hacían los hondureños que llegaban a La Haya.

Arias era un hombre de relaciones humanas, y como gran anfitrión recibía muchas personalidades en su casa en La Haya. El 17 de noviembre de 1959, un día antes de que se dictara el fallo de la Corte, decidió poner a prueba a la Cancillería, dirigiendo un cable al canciller Andrés Alvarado Puerto que decía: “Felicítole efusiva y anticipadamente, éxitos. Afectísimo. Arias de Saavedra y Muguelar, Barón de Canek”. Cuatro horas más tarde recibió respuestas cablegráficas que decía: “Agradecido felicitación. Favor amplíe información. Atentamente, Andrés Alvarado Puerto, ministro de Relaciones Exteriores”.

Arias de Saavedra se convirtió en un consultor internacional y participó en varios juicios representando a gobiernos extranjeros en la Corte. Con Honduras mantuvo una relación permanente, colaborando en todos los juicios y como cónsul honorario en La Haya hasta 1999, año en que falleció.

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