Russbel Hernández, investigador de UPNFM: “El sistema educativo no puede seguir a puro WhatsApp”

ZV
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10 de octubre de 2020
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12:36 am
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Russbel Hernández, investigador de UPNFM: “El sistema educativo no puede seguir a puro WhatsApp”

Con una pandemia en franco desarrollo y una abúlica Secretaría de Educación, es difícil asegurar el rumbo de millones de alumnos. Todo es un descalabro: Estudiantes sin conectividad por las desigualdades sociales, maestros ingeniándoselas para sacar a flote el año lectivo, miles de familias sin ingresos regulares desde marzo y colegios privados cobrando lo mismo por clases virtuales. ¿Cuál será el resultado inmediato? “Está claro que la generación de primer grado de este año está casi perdida”, responde el doctor Russbel Hernández, quien ha investigado el sistema educativo hondureño por casi 30 años. Es probable, advierte, que el próximo año 600 mil escolares no regresen a la escuela si persisten las mismas condiciones, que es lo más seguro. ¿Qué se puede hacer? A continuación, sus sugerencias.

–¿Qué indicador educativo será el más afectado por la pandemia?
La deserción. Para tener una idea, desde el 2015 al 2020 dejaron de matricularse 2.1 millones de estudiantes y de los 1.9 millones matriculados, en febrero de este año, pensamos que, para enero del 2021, desertarán unos 600 mil.

–¿Tanto así?
Pues, eso nos dijo el 40 por ciento de los padres encuestados, porque no tienen dinero para pagar internet. Otros dijeron que prefieren que sus hijos pierdan el año a que se infecten al regresar a la escuela. De hecho, ya en agosto de este año, se estimaba que unos 300 mil niños habían perdido contacto con los maestros.

–¿Y el aprendizaje?
Está claro que esta generación del primer grado está casi perdida con los conocimientos que debió aprender para leer, escribir y las operaciones matemáticas básicas.

–¿Y los otros grados y materias?
El sistema trae un rezago de aprendizaje en matemáticas y español. Los alumnos de sexto grado solo aprenden el siete por ciento de lo que deberían saber en matemáticas y en noveno ni el uno por ciento. En español es de 47 por ciento en sexto grado y un 37 por ciento en noveno.

–¿Cuándo veremos reflejado el impacto de la pandemia?
En cuanto a la deserción, pues ya la estamos viendo y enero se mirará con mayor claridad. En aprendizaje, hay que esperar 11 años para los niños de primer grado de la generación del 2020. Dudo que los alumnos, que se graduaban este año, hayan completado su aprendizaje curricular.

–¿Es lo mismo aprender en línea que presencial?
Es que el proceso de aprendizaje en línea puede ser efectivo dependiendo de varios factores: el dominio tecnológico de los docentes, el dominio científico y didáctico y la conectividad de los estudiantes. No se puede satanizar la enseñanza virtual, pero la presencialidad y la mediación del docente es decisiva para enseñar y aprender.

–¿Qué tanto?
La presencialidad es también relaciones sociales, humanas, desarrollo emocional. Además, la presencialidad en Honduras garantiza, para muchos niños, la comida a través de la merienda escolar, porque, a veces, es lo único que pueden comer.

–¿Cómo estamos en conectividad a internet?
Mal. En la zona rural, el 27 por ciento tiene internet y 56 en el área urbana, esto refleja la realidad social del país.

–¿Tiene que ver con la inversión de los gobiernos?
Los discursos políticos siempre dicen que van ayudar a la educación, pero en términos concretos no se refleja. La inversión más alta en educación ha sido del 8 por ciento con respecto al PIB, pero ahora bajó al cinco por ciento, frente al 15 por ciento en otros países.

–¿Qué pasó con el internet gratuito?
Existe un decreto para que las empresas de internet dieran acceso gratuito, pero no dieron nada y aunque lo dieran se tienen que hacer videos interactivos para las clases y preparar al docente y a los padres de familia.

–¿Funcionaría?
Pudiera funcionar si los niños tuvieran acceso a los portales virtuales de la Secretaría de Educación, mientras se genera la presencialidad.

–¿Fue correcto suspender las clases?
Nosotros habíamos recomendado que no se suspendieran las clases en los municipios y aldeas que no había casos de coronavirus para que los niños llegaran dos días a la semana a recibir tareas y reforzamiento con sus maestros. A la par, el Estado debía garantizar la conectividad.

–¿Se puede retomar esa propuesta?
Habría que hacer un cambio en la pedagogía y la didáctica y mucha inversión en la capacitación de docentes porque la mayoría no tiene ni una computadora en su casa para preparar las lecciones. Lo cierto es que el sistema educativo no puede seguir a puro whatsApp, no es suficiente, el WhatsApp es para comunicarse.

–¿Hay liderazgo en la Secretaría de Educación para esos cambios?
Históricamente, la Secretaría de Educación ha sido una instancia política, repartición de puestos, los ministros no son técnicos, porque son puestos por amiguismo político, es una realidad. En este momento el ministro solo está para calmar las aguas.

–¿Y la dirigencia magisterial?
Tiene pocas propuestas para mejorar el sistema, muchas veces andan buscando negociaciones para ellos y no para las bases.

–¿Está de acuerdo con clausurar el año lectivo el 30 de noviembre?
Es un error porque los niños no han recibido los suficientes conocimientos aun el grupo que ha tenido conectividad. Todos deben seguir hasta enero con un plan de reforzamiento.

–¿Y aplazar a los que no recibieron clases todo este tiempo por falta de internet?
Sería una gran injusticia porque no es culpa de ellos, sino de la desigualdad del país y la desidia de los gobiernos por no resolver los problemas sociales.

–¿Y una promoción automática?
No es el momento. Como le decía, lo que hay que hacer es generar un plan de recuperación entre noviembre y enero. Y si aún no saben nada, hay que promoverlos condicionadamente. Es mala señal cerrar el año escolar sin un plan de reforzamiento.

–¿Cree que se vuelvan a clases presenciales el otro año?
No se puede recomendar el regreso a la presencialidad con las mismas condiciones de los centros a menos que de aquí a enero estén vacunados todos los niños y maestros.

–¿Y con medidas de bioseguridad?
Podría funcionar pero han pasado siete meses y no se ha visto un plan de inversión para mejorar las condiciones sanitarias de los centros educativos comenzando con que uno de cada cinco no tiene ni agua. No veo interés del gobierno en ese sentido.

–¿Qué sugiere para el próximo año lectivo?
Capacitar a los maestros estos meses, garantizar la conectividad a los niños y generar presencialidad por lo menos una vez a la semana. El resto debe ser virtual a menos que haya un milagro de Dios que elimine el virus.

–¿Pueden ayudar las alcaldías?
Pueden organizarse con los maestros para impartir clases guardando las medidas de bioseguridad. De todas maneras, estamos en un problema porque no se quiso invertir antes y la prioridad del gobierno en estos momentos es todo, menos la educación.

–Y encima será un año electoral, ¿tiene algo que recomendar?
Pues, el llamado sería no votar por alcaldes y diputados que le han dado la espalda a los niños y padres de familia en esta pandemia, aunque no será suficiente porque las elecciones serán en noviembre del próximo año cuando se habrá perdido otro año escolar.

–¿Es justo que los centros educativos privados sigan cobrando lo mismo?
No he hecho un estudio concreto, pero en aquellos casos que no usan plataformas, no deberían cobrar lo mismo. La Secretaría de Educación debería hacer un estudio serio para saber qué tanto están invirtiendo las escuelas en plataformas y qué tanto han aprendido los niños.

–¿Qué se podría rescatar del sistema educativo en esta pandemia?
Dentro de todo esto, hay que rescatar que el sistema educativo, aun con todas sus deficiencias, se ha mantenido activo gracias a los docentes y los padres de familia. En muchas comunidades, muchos maestros colocaron las tareas en público para que las vieran los padres; otros, buscaron a sus alumnos, esto amerita resaltarlo porque se piensa que a los maestros solo les interesa cobrar su salario.

–¿Estamos listos para una migración total a sistema virtual?
No estamos preparados, hemos dicho que esta es una oportunidad para lograr esos cambios, capacitar a los docentes, generar materiales didácticos virtuales, garantizar conectividad, pero no estamos listos para el salto virtual y vamos a seguir así.

 

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