Rolando Kattán, poeta de “Los Cisnes Negros”

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11 de octubre de 2020
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12:07 am
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Rolando Kattán, poeta de “Los Cisnes Negros”

Por: Segisfredo Infante

Existen tres opciones para un abordaje preliminar de un poemario, por ahora desconocido, del importante escritor hondureño Rolando Kattán. La primera opción es que en el año 2011 apareció un libro titulado justamente “El Cisne Negro: el impacto de lo altamente improbable” del prosista libanés Nassim Nicholas Taleb. La segunda opción es que este libro lo comentamos, como de pasada, con el economista Roldán Duarte, dentro o fuera del programa de televisión “Economía y Cultura”, en tanto que se trata de un libro de las probabilidades e improbabilidades de la historia económica y de las investigaciones biológicas y zoológicas. Y estoy seguro haber mencionado, ahí por marzo del 2017, este mismo libro en un artículo de opinión. El tercer camino, y el más recomendable, es recordar que Rolando Kattán ha incluido, desde hace varios años, la imagen del cisne negro en algunos de sus poemas anteriores.

Creo haber seguido casi toda la trayectoria poética de Rolando Kattán, desde que era un jovenzuelo con inquietudes literarias. Él ha tenido la confianza de mostrarme los originales de casi todos sus poemas y poemarios, antes de publicarlos. Inclusive me ha leído en voz alta, tanto su poesía como la ajena. La excepción de la regla es el libro titulado “Los Cisnes Negros”, por el cual acaba de recibir el premio español “Casa de las Américas de Poesía Americana”, en su vigésima edición, que a mi juicio y de otros amigos es uno de los más importantes premios de poesía que existen en toda la vieja península hispánica; más prestigioso que cualquier otro de poesía latinoamericana.

Es motivo de orgullo para los catrachos que aman Honduras, que Rolando Kattán haya ganado a puro pulso de poeta cuidadoso y erudito, uno de los más importantes concursos de habla hispana. Aunque por ahora no sabemos nada del contenido del poemario, tenemos derecho de imaginarlo por aquello del conocimiento previo de su estilo y de casi toda su obra anterior. Como a Rolando le he dedicado, en el curso de unos diez años aproximados, ciertos artículos en este mismo espacio periodístico, es pertinente recordar que en otras oportunidades he manifestado que el poeta habría de darnos sorpresas en la literatura, tanto en la prosa como en la poesía. Más específicamente me parece haber expresado esta intuición en un ensayo publicado en la revista “Cuadernos Hispanoamericanos”, que se editó en España por iniciativa del buen poeta, y excelente ensayista español, Miguel Albero Suárez.

No tengo a mano mi biblioteca. No tengo ningún libro a mano del laureado poeta Rolando Kattán. Pero esto no es ningún impedimento para discurrir sobre los quehaceres literarios del amigo, quien tuvo a bien llamarme un día por la mañana para informarme del afortunado suceso intelectual. Le expresé que aquello me producía “muchísima alegría”, y que era una “lástima grande que fuera imposible salir a la calle a celebrarlo”, por lo de la pandemia. Inmediatamente comencé a compartir la información primero con mi familia y luego con los integrantes, amigos y allegados del “Círculo Universal de Tegucigalpa Kurt Gödel”, lo mismo que con algunos periodistas. El entusiasmo de los amigos, verbal y escrito, ha sido espontáneo, sincero y casi unánime, tanto de los que viven fuera como dentro de Honduras.

Rolando es un hombre de muchas virtudes. Además de excelente poeta es un coleccionista singular de las primeras ediciones de varios libros de autores hondureños de los siglos diecinueve y veinte. Un gestor cultural de primera línea y un buen amigo cuando le toca ser amigo. Algo que escasea en nuestro país. En la hélice genética de Rolando Kattán Bojórquez Paredes encontramos un interesante y extraño mestizaje de palestino, sefardita y mexicano. Sefardita de los de Trinidad Santa Bárbara. Su padre, un hombre de carácter fuerte pero amigable, era un cristiano católico convencido, según me consta, por aquello que expresaron en sus honras fúnebres. Su madre mexicana: una de las mujeres más dulces que he conocido en mi vida.

El caso especial de Rolando es una muestra que el mestizaje asumido con dignidad, puede rendir frutos magníficos para la configuración de una Honduras digna y superior, con potencialidades reales para convertirse, a pesar de las adversidades presentes, en una provincia universal, republicana y democrática, respetada y autónoma en el concierto de todas las naciones del orbe. En Honduras nacen personas brillantes que hacen muy poco ruido; pero que producen oro cerebral de altos quilates.

Otra de las virtudes de Rolando es que le gustan las rarezas. Hace tres siglos los científicos alegaban que los cisnes negros eran inexistentes, hasta que se encontraron evidencias concretas en Australia en 1697. Los cisnes negros son un tanto diferentes de los cisnes blancos de “encorvado cuello” del gran Rubén Darío. El éxito de Rolando Kattán es como nuestro éxito. ¡¡Abrazos fortísimos dilecto amigo!!

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