INSÓLITO

ZV
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12 de octubre de 2020
/
12:54 am
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INSÓLITO

UNAS dos semanas el país ha vivido días peligrosos de violentas protestas, bloqueo de carreteras en medio de un clima de zozobra. El detonante fue la propuesta de un salvataje por 1,700 millones de dólares –un acuerdo en proceso de negociación entre el FMI y el gobierno tico– a cambio de ajustes fiscales y recortes al gasto público. En este preciso momento que ha colapsado el sistema económico a causa de los confinamientos para evitar contagio de la peste. Cuando las empresas moribundas y los negocios hundidos esperan estímulos; los desocupados ocupan subsidios, no más porrazos, para sortear los golpes demoledores de esta monstruosa desgracia. Más insólito que esto suceda durante la vorágine de esta endemoniada pandemia que provoca estragos en los mercados, lesiones profundas a las economías y reduce a cenizas los ahorros y los ingresos familiares. Inaudito siquiera pensar que algo así pueda ser una salida a los apuros. Que los prestamistas internacionales exijan más sacrificio a los afligidos pueblos –por encima de la calamidad que ya sufren– a cambio de soltar recursos.

¿Hasta dónde llega la falta de tacto, la ausencia de visión sobre la inestabilidad política que padecen estos pintorescos paisajes acabados, para no sopesar el ambiente de indignación en las calles y el agudizado descontento? Susceptible a cualquier pretexto para que los ánimos se solivianten y el zacate seco prenda en llamas. Son síntomas del delirium tremes. Nos referimos al estado mental de esos técnicos de las instituciones crediticias –devengando altos emolumentos encerrados en su cómoda madriguera, mientras la generalidad de la gente está jodida– que alcanza los linderos del trastorno. Ya días denunciamos que el sistema multilateral ha fracasado. Sin respuesta diligente, eficaz y suficiente a la emergencia. Pero ahora, cuando el mundo apesarado le exige a la burocracia internacional una honrosa rectificación, es inconcebible que salgan con medidas estúpidas que agraven la pena. ¿Será que no se enteraron de lo que sucedió en la ejemplar economía chilena? Los brotes levantiscos que duraron meses que casi le dan vuelta de carnero al sistema político por quejas de inequidad. Y si eso fue antes que pegara esta pandemia ¿qué no esperar ahora, cuando la generalidad de la gente está en agitado estado de estrés, con los sentidos alterados? Allá en la culta y educada Costa Rica sectores sociales de la oposición protagonizaron varios días de insurrección.

Alentados por un viejito de 83 años a quien conocimos, en un viaje que hicimos años atrás, cuando era candidato presidencial. Al darse cuenta “que la delincuencia tomó el mando de los bloqueos”, hizo un llamado a deponer las protestas. Sucede frecuentemente. Que el molote comienza de una forma pero, unos a la bulla y otros a la cabuya, acaba de otra. La policía detuvo a un hombre con tobillera electrónica y con condena por robo agravado liderando uno de los bloqueos. El octogenario pidió perdón por exceso de ingenuidad al no anticipar que el alboroto podía desnaturalizarse. (Allá, por lo menos, hay políticos que recapacitan cuando los hechos se desbordan. Otros de sus compañeros, empero, rechazaron la petición de deponer las acciones, instando a que continúen los bloqueos). El gobierno hizo un llamado al diálogo a los sectores políticos, empresariales, sindicales y académicos “en busca de una salida económica para el país, que arrastra un déficit fiscal de 6% del PIB, proyectado en 9,7% para este año como consecuencia del impacto económico del coronavirus”. Inmediatamente retiró la propuesta de negociación con el FMI, para buscar opciones a la pretensión original. Suplicando que “el tiempo para negociar no es ilimitado”. “Lo peor –les dijo– es no hacer nada, y solo esperar que una crisis más severa nos golpee”. Por eso hay que actuar con cautela. Estos ambientes volátiles son un divieso, de mírame y no me toques.

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