¿Qué dice la Confraternidad Evangélica sobre un partido político evangélico?

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12 de octubre de 2020
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12:01 am
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¿Qué dice la Confraternidad Evangélica sobre un partido político evangélico?

Por: Mario E. Fumero

Supuestamente la Confraternidad Evangélica de Honduras, representar a las iglesias evangélicas ante el Estado y gobierno de Honduras, debiendo defender los valores de la misma, tanto en sus derechos de libertad, doctrina y principios, o al menos, eso es lo que yo he creído, pues para tal fin fue creada.

La Confraternidad Evangélica de Honduras está compuesta por todas las iglesias y denominaciones serias e históricas del país, las cuales fueron reconocidas en la Constitución del 1880, cuando se le quitó el protagonismo y poder a la Iglesia Católica Apostólica y Romana, la cual era la única iglesia oficial del Estado, fue ahí cuando se proclamó por primera vez el Estado laico.

La estructura de la Confraternidad Evangélica de Honduras establece que, en asamblea general de todas las denominaciones e iglesias, se eligen una junta directiva que represente, tanto en el aspecto jurídico, como doctrinal, desde un punto de vista general, sin entrar en matices litúrgicos o de costumbres, los principios de las iglesias evangélicas o “protestantes” históricamente hablando. Está (la Iglesia Evangélica) ha crecido enormemente, y al ser una fuerza numérica poderosa (más del 40% de los hondureños son evangélicos), es respetada por el Estado, y algunas corrientes políticas tratan de alinearla ideológicamente.

Últimamente algunos pastores, que andan perdidos de sus principios originales, están tratando de inmiscuir a la Iglesia Evangélica en asuntos políticos, y promueven la participación de pastores o líderes religiosos en política, sin renunciar a su función religiosa, lo cual choca con el artículo 77 de la Constitución de Honduras, y con la historia del Estado laico, además de contradecir la posición histórica y doctrinal de la Iglesia Evangélica en Honduras y en muchos países del mundo. Llegan al colmo de querer anular este artículo 77 de la Constitución, que tiene más de 140 años imperante en todas las constituciones proclamadas.

Lo triste del caso es que todo este enredo nace por culpa de un solo hombre, llamado Mario Tomás Barahona, y por él, hablan mal de todos los pastores y de la Iglesia Evangélica en general, como que fuera un ente que se está politizando, y tristemente los representantes de la Confraternidad Evangélica permanecen en silencio, sin defender la postura histórica y doctrinal de la Iglesia, y con su silencio, parecen apoyar las pretensiones de algunos pastores, que no conformes con el pastorado, quieren intervenir en política, con la utópica idea de “sanear la sociedad”, sin que haya una conversión espiritual.

Creo que es el tiempo en que las denominaciones, organizaciones, asociaciones de pastores y líderes evangélicos se definan ante la opinión pública, para que no nos metan a todos en el mismo saco, y si hay pastores con ambiciones políticas, que se señalen con nombres y apellidos, y que se sepa que la posición de ellos es personal, y no representa la doctrina, ni los principios históricos de la Iglesia Evangélica, y en el caso de que los directivos de la Confraternidad Evangélica no se quieran pronunciar, que se solicite o convoquen a un concilio de las denominaciones evangélicas, para que se establezca una posición oficial sobre Iglesia y política, porque yo no quiero que por la opinión de unos cuantos pastores con ambiciones políticas, que tergiversan e ignoran la historia y la doctrina, nos juzguen como que toda la Iglesia está politizada, y que traicionamos a los próceres de la patria, que lograron un Estado libre, con igualdad para todos, así como las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, que estableció que no podemos servir a dos señores. (Mateo 6:24), porque somos un reino dentro de otro reino. (Juan 18:36).

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