PMA gana premio Nobel de la Paz

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14 de octubre de 2020
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12:59 am
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PMA gana premio Nobel de la Paz

Óscar Lanza Rosales
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El Programa Mundial de Alimentos (PMA), la organización humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y la más grande del mundo, dedicada a la lucha contra el hambre, en poblaciones devastadas por conflictos, desastres naturales o efectos del cambio climático, ha ganado el Premio Nobel de la Paz 2020.
El premio se le ha otorgado por el trabajo titánico que ha realizado, principalmente en el año 2020, poniéndose en primera línea, debido a los problemas de inseguridad alimentaria que se han agudizado por la pandemia del coronavirus. Si su ayuda en el 2019 fue atender a 97 millones en 88 países, con la distribución de 15 mil millones de raciones de alimentos (a 31 centavos de dólar cada una), en el 2020 esa ayuda de emergencia la amplió a 138 millones de personas en 25 países adicionales. Con la pandemia, la pérdida de ingresos de millones de personas, aumento de los precios, la interrupción de la cadena de suministros y la paralización del transporte de alimentos, el PMA tuvo que multiplicarse y crear sus propios vuelos de transporte de alimentos, convirtiéndose temporalmente en la mayor compañía aérea del mundo.

Aunque en 2019 la ayuda fue extraordinaria, la misma solo representó un 14% de las necesidades totales de 690 millones de personas que sufren por la inseguridad alimentaria. Sin embargo, según los analistas, el premio es un reconocimiento al trabajo del personal de PMA, que arriesga su vida todos los días para distribuir esos alimentos, y es un llamado urgente y necesario de atención al tema del hambre en el mundo, acentuado por la pandemia.
“El PMA habría sido un digno receptor del premio, incluso si no hubiera habido una pandemia, pero la pandemia y sus secuelas refuerzan absolutamente las razones para el premio”, dijo la presidenta del Comité Noruego del Nobel de la Paz, Berit Reiss-Andersen.

Todos los 17 mil empleados del PMA se sienten orgullosos por el premio, lo mismo que todas las organizaciones de ONU, y su Secretario General, Antonio Guterres, quién dijo que “en un mundo de abundancia, es inconcebible que cientos de millones de personas se acuesten cada noche con hambre, y con la pandemia hay millones de personas más al borde de la inanición”.

Bienvenido dice el PMA y la ONU al premio, que está dotado de 1.2 millones de dólares, que representa solo una pequeña porción de los costos para la ayuda alimentaria de emergencia. Para el 2020 esta se estima en 4,900 millones de dólares, de los cuales 500 millones serán destinados a los países más amenazados por las hambrunas provocadas por la pandemia, que según cálculos, podría estar entre 80 y 130 millones de personas a final de año en todo el mundo, una previsión basada en el desplome estimado del Producto Interior Bruto mundial, entre 5 y 10%.

El PMA se sostiene exclusivamente con fondos obtenidos de donaciones voluntarias: más de 60 gobiernos respaldan los proyectos humanitarios y de desarrollo, pero también recibe aportaciones de empresas y donantes privados.
La representante de PMA en Honduras, Judith Timke, ha declarado que durante la pandemia, ese programa ha invertido 15 millones de dólares en Honduras -aproximadamente 370 millones de lempiras- para atender 270 mil hondureños de más de 54 mil familias afectados por covid-19 en los 18 departamentos, agregando que las necesidades van mucho más allá de eso.

Una cobertura pequeña del PMA en Honduras, si tomamos en cuenta que un 40% de nuestra población vive en la extrema pobreza. Unos cuatro millones de hondureños es probable no tienen qué comer en esta pandemia.
Una fuente del gobierno hondureño me ha confiado, que existe una política de seguridad alimentaria, pero que no se ha preocupado por establecer una estrategia, un presupuesto y por establecer una verdadera coordinación, de los esfuerzos desperdigados de varias instituciones ligadas al tema.

Con esos miles de millones de lempiras, que el gobierno ha despilfarrado y desviado en actos de corrupción, hubiera paliado en algo el hambre que padece una buena parte de los hondureños. Y si en 2020 hay hambre, en el 2021 será peor. Por eso dice el ministro Ebal Díaz que en el 2021 la gente va a ir a votar, pensando en lo que tiene en el bolsillo, si tiene comida en la casa, ingresos o trabajo, y se olvidará cómo se manejó la pandemia, de los muertos y la corrupción.

¡Con esta clase de políticos que tenemos, vamos a terminar muriéndonos de la pandemia o de hambre!

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