Editando la vida

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15 de octubre de 2020
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12:14 am
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Editando la vida

Marzo de mujeres

Por: Carolina Alduvín

Vida, complejo fenómeno de organización de la materia, en el que se combinan unos pocos elementos químicos en grandes proporciones, con algunos metales en pocas cantidades, para formar una infinita gama de componentes estructurales; estos a su vez, se agrupan y coordinan de acuerdo a instrucciones precisas, para ejecutar diversas y complicadas funciones. Tales directrices van codificadas en el material hereditario, este solo consta de cuatro componentes variables. Incluir toda la información necesaria para producir la infinita variedad que vemos en plantas, animales, microbios y humanos, más los que quedan por conocer, implica varios niveles de codificación. En cada generación, toda la información debe copiarse y la probabilidad de error es constante, si ocurre en el primer nivel, repercute en los siguientes.

De la enorme gama de enfermedades que afectan a los humanos, muchas son prevenibles mediante buena nutrición, adecuada higiene y oportunas inmunizaciones; sin embargo, otras vienen codificadas en los genes con errores, por lo general son incurables, muy poco frecuentes y pasan desapercibidas en poblaciones abiertas. Si la comunidad es cerrada y/o propicia algún grado de endogamia, esos errores de copia del material hereditario, afloran casi siempre afectando el sistema nervioso en formas a cuál más dolorosa y cruel; a los médicos, solo les queda paliar los síntomas, mientras llega lo inevitable. Durante décadas, la terapia génica -única esperanza en tales casos- fue un sueño técnicamente posible a futuro, altamente imprecisa con las técnicas del siglo XX y, para ser eficaz, aplicarla mucho antes del nacimiento o, la concepción.

Hoy, el Premio Nóbel de Química ha sido otorgado a un par de damas: Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, quienes estudiando los mecanismos con los que las bacterias combaten y previenen las infecciones por virus, dieron con un sistema altamente preciso para erradicar el tipo de errores que desembocan en desórdenes genéticos. El nombre técnico es CRISPR/Cas9, que en pocas palabras es una técnica para editar material hereditario, quitando, insertando o permutando, desde un solo elemento variable, o “letra”, hasta el número que haga falta, para reparar genes que no funcionan, o lo hacen mal, activar los que han dejado de expresarse, o cambiarlo por una versión diferente.

Su aplicación ya ha resultado en el desarrollo de varios cultivos editados, ya sea para suprimir la susceptibilidad a enfermedades; por ejemplo, banano resistente a la sigatoka, aumentar los rendimientos, cambiar la apariencia externa en cuanto a color o textura, otorgar tolerancia a sequía y otras condiciones adversas. En fin, la gama de posibilidades es infinita, con la ventaja de que todas estas mejoras pueden obtenerse sin que las plantas o animales deban hacerse transgénicos; es decir, sin que se les incorpore material hereditario de otras especies, técnica que, con todas sus ventajas para combatir factores adversos a la producción masiva de alimentos y que reduce el uso de plaguicidas, ha sido satanizada por motivos ideológicos y estrictamente regulada en términos de comercialización y movimientos transfronterizos.

Además de CRISPR/Cas9, existen otras técnicas para editar genomas, se les conoce colectivamente como biología de precisión y tienen el potencial de modificar sobre diseño, cualquier característica en cualquier organismo, razón por la cual, por ahora se ha pactado una moratoria en las aplicaciones no terapéuticas en humanos. Mientras se discuten los aspectos éticos de introducir modificaciones a características hereditarias con valor selectivo como puede ser el color de los ojos, la piel o el cabello. Modificar los porcentajes de grasa corporal, manipular el potencial de rendimiento atlético, introducir características de resistencia al cansancio o retrasar el envejecimiento, por solo mencionar algunas posibilidades de esta tecnología.

Es altamente significativo e inspirador para las niñas, el que este año, dos mujeres compartan tan importante galardón científico, estimamos que, en pocos años, aumentará la proporción de jovencitas ingresando a carreras técnicas y universitarias en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, o STEM por sus siglas en inglés. Ellas, desde hace años no son novedad ahí, pero deben esforzarse más del doble que los varones para sobresalir, no siempre se les reconocen sus méritos o contribuciones y raras veces ocupan posiciones de liderazgo. Felicidades.

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