Hacia nuevo paradigma educativo
Por: Noé Pineda Portillo
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Solo Honduras y otros cuantos latinoamericanos faltan para avanzar en la modernización de la democracia electoral, buscando la verdadera legitimidad de sus gobiernos, pero parece ser que ya lo estamos logrando con estos últimos avances.
Eso de la segunda vuelta electoral o balotaje, es el término utilizado para designar la segunda vuelta de votación en algunos países a cargos de elección popular de altos ejecutivos o legislativos. En sentido amplio, consiste en que para llegar al cargo público correspondiente, es necesario obtener más de la mitad de los votos emitidos.
Esta institución del balotaje nace en el siglo XIX, por primera vez en 1852 y es un impulso de la Revolución Francesa, nace con la instauración del Segundo Imperio francés de Napoleón III. Luego se aplica nuevamente en la III República y surge con gran fuerza en la V República a través de la Constitución francesa de 1958. Es una institución electoral paradigmática del derecho electoral y constitucional francés.
En otras palabras, cuando en una elección presidencial ninguno de los candidatos supera un determinado porcentaje de los votos (por lo general mayoría absoluta), se realiza una segunda vuelta para decidir entre los dos primeros candidatos.
El vocablo balotaje, proviene del francés ballottage que significa votar con bolillas.
Lo que se busca con el balotaje o segunda vuelta electoral, es legitimar el poder, es decir que un gobierno que surja con un caudal de votos muy bajo, digamos que sea menos del 50% de los votos totales del electorado, eso no tiene representatividad o legitimidad y lo que se busca es que represente a la gran mayoría del electorado. Eso es lo que se busca con el balotaje.
Cuando en los periódicos locales de Honduras, después de tantas y tantas expectativas, a mediados de este año, aparece que el nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) aprueba segunda vuelta electoral y cuya decisión final corresponderá al Congreso Nacional. Esto engendra varias expectativas democráticas al país.
Dado que ya no queremos más procesos electorales con resultados ilegítimos, nos alegra este avance electoral y como lo afirman analistas políticos de mucho criterio el balotaje electoral tiene más ventajas que desventajas en un sistema democrático donde se debe respetar la voluntad de las mayorías en las urnas. El pueblo hondureño, ahora que entiende, exige que haya una segunda vuelta, más cuando hay esta proliferación de corrientes y de partidos políticos inscritos.
Es tiempo ya, de irnos modernizando, con ello vamos dejando la maledicencia, la envidia, la zancadilla e ir normalizando nuestras vidas y haciendo al país respetuoso de la ley, buscando de esos países como los nórdicos de Europa donde la pasividad y alegría se nota en el rostros de las personas grandes y chicos.
