El IMAE mide tendencias de la producción física en el país, pero no debe confundirse con el crecimiento económico, que proporcionan estadísticas del PIB.
La producción nacional de bienes y servicios, en su serie original acumulada a agosto pasado cayó en 10.0 por ciento (incremento de 2.8% en ese período del año anterior), según el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) medido por el Banco Central de Honduras (BCH).
Mientras de forma interanual, ese indicador registró una caída de 8.0 por ciento, menor a la observada a julio, básicamente por las recuperaciones parciales en las actividades de la industria manufacturera textil, comercio y otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales.
La actividad más afectada por los impactos internos e internacionales de la pandemia, según el orden de contribución al comportamiento global del IMAE, fue la Industria Manufacturera, que observa una disminución de 19.7 por ciento, (crecimiento de 1.1% a agosto de 2019).
Esa disminución fue determinada por el comportamiento en la Fabricación de Textiles y Prendas de Vestir (que mostró una reducción acumulada de 36.1%) y la Fabricación de Maquinaria y Equipo (-25.1%).
Ambas actividades explican el 74.6 por ciento de la caída en la manufactura, producto de la menor demanda externa de estos bienes por parte del mercado externo, en particular el estadounidense, sumado al impacto por la suspensión de labores en las empresas a partir de la segunda semana de marzo.
Sin embargo, de forma interanual estas actividades muestran mejoría respecto a lo registrado en julio, debido a la reapertura gradual que ha permitido que más empresas de este sector reinicien sus operaciones en respuesta a pedidos por parte de los Estados Unidos de América y algunos países de Centroamérica.
La segunda actividad más afectada a agosto fue la comercialización de bienes, que se redujo 14.4 por ciento (2.8% en similar lapso de 2019), debido a la baja en el volumen de ventas de algunos productos alimenticios y bebidas alcohólicas, prendas de vestir, equipo de transporte, aparatos de uso doméstico, insumos para la construcción (ferreterías) y combustibles (en particular gasolinas y diésel).
En tanto, de forma interanual, en la mayoría de los rubros se presentó desaceleración de la trayectoria negativa con relación a lo reportado el mes anterior.
La construcción privada varió -31.3% (alza de 5.5% en igual período de 2019), ante el paro en las labores de edificación de obras; no obstante, luego de la reactivación de esta actividad a partir de junio, se observa una desaceleración en la caída de forma interanual.
Tasas positivas
Se registraron tasas positivas en los servicios de Telecomunicaciones, que aumentó 4.0 por ciento (3.4% a julio del año anterior), por mayores minutos cursados en telefonía móvil y el incremento en la demanda por servicios de televisión por cable, almacenamiento de datos corporativos y de internet. Esto último ha permitido, durante la emergencia sanitaria, realizar actividades de manera digital como teletrabajo, videoconferencias, aulas virtuales y entretenimiento.
DATOS
Hasta julio de 2020, las economías de la región centroamericana mostraban una reducción de la actividad económica, principalmente, por la caída en el Comercio; Hoteles y Restaurantes; Transporte y Almacenamiento; Construcción; y la Manufactura.
Lo anterior, efecto de la disminución en la demanda externa e interna, ante el cierre obligatorio de empresas, derivado de las medidas aplicadas, aunque diferenciadas en cada país, para combatir la propagación de la pandemia.
La caída más fuerte en esos siete meses en Centroamérica, la enfrentó Honduras (-10.5%), seguido de El Salvador (-9.5%), Costa Rica (4.7%), Guatemala (-4.4%) y Nicaragua (-3.2), de acuerdo con la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano.
