CON ELOCUENCIA DE PALABRA

ZV
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23 de octubre de 2020
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12:19 am
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CON ELOCUENCIA DE PALABRA

QUÉ diferencia a la política penca de acá. Dos grandes políticos uruguayos –al dejar su butaca en el Senado– se despidieron con elocuencia de palabra: Pepe Mujica: “Genio y figura hasta la sepultura”. “Hay un tiempo para llegar y hay un tiempo para irse en la vida”. “Me está echando la pandemia. Ser senador significa hablar con gente y andar por todos lados; el partido no se juega en los despachos. Estoy amenazado por todos lados por doble circunstancia: por vejez y por padecer una enfermedad inmunológica crónica. Si mañana aparece una vacuna, yo no me puedo vacunar. Tengo que tomar esta decisión”. “Han sido muy elogiosos, demasiado. Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me puso la vida: el odio termina “estupidizando”, porque nos hace perder objetividad ante las cosas”. “El odio es ciego, como el amor, pero el amor es creador, y el odio nomás destruye. Una cosa es la pasión y otra el cultivo del odio”.

“¿Hasta dónde es violable la intimidad humana y hasta dónde existe la libertad? Porque hasta hace poco, creíamos con pasión una definición de la libertad, y ahora la ciencia nos dice que si por libertad se entiende seguir los deseos y las inclinaciones, la libertad existe. Si por libertad se entiende que nosotros somos capaces de gestar esas inclinaciones y deseos, la libertad no existe”. “La vida se nos va y es inevitable, pero las causas quedan. (…) He pasado de todo en la vida. 6 meses atado con alambres con las manos en la espalda, dos años sin que me llevaran a bañar (habla de su paso por prisión). Pero no le tengo odio a nadie, y le quiero transmitir a los jóvenes: hay que darle gracias a la vida. Triunfar en la vida no es ganar, triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”. (Aplausos). Julio María Sanguinetti, el primer presidente de Uruguay después de 12 años de dictadura: “¿Por qué este señor privilegia su partido? Porque siento una profunda convicción sobre la importancia de los partidos políticos en la vida democrática”. “La partidocracia es tomada como un elemento negativo. La partidocracia es lo que le ha dado consistencia a la vida democrática. La opinión pública es diversa. La opinión de los ciudadanos es veleidosa. Los partidos políticos son los que encauzan, los que orientan, los que vertebran, los que articulan. Y eso es fundamental sobre todo en estos tiempos, en que las burbujas publicitarias y la magia de las redes pueden entronizar –como desgraciadamente ha hecho en países muy importantes– figuras que no representan y valores que no dan la seguridad de la continuidad institucional de los países; porque son gente que no se siente atada”.

“Los miembros de los partidos estamos atados. Nos atan los retratos. Cada blanco sabe que está el de Aparicio allí; cada frentista sabe que allí está el retrato de Seregni que lo tienen detrás; como a mí, y a todos nosotros, tenemos el retrato de la figura gigantesca de Fructuoso Rivera el más popular de los caudillos de nuestra revolución y figura fundamental de la independencia. Y ni hablar del gran reformador de este país que fue don Pepe Battle. Esos son los partidos. La vertebración de corrientes históricas. Articulando las ideas. Todo esto es lo que hace un país, y por eso el sostén de nuestra república”. “Vivimos tiempos complejos. El ciudadano se siente representado por sí mismo. La representación política hoy está en crisis. El ciudadano hace un Facebook y cree que con eso es partícipe del diálogo universal. Y vive la falsa sensación de ello. Y más que nunca, entonces, nos tenemos que aferrar a las ideas con la pasión y el sentimiento que nos da la pertinencia”. “Aquel poeta romántico que era Heine, en uno de sus tantos exilios le dijo a los franceses: No se olviden nunca de las ideas porque en el silencio de un laboratorio o de un gabinete se puede imaginar la destrucción de una civilización. Y nuestro siglo XX lo probó. Así ocurrió y así tuvimos que dar tantas batallas por la civilización”. “Nuestro país vivió las discordancias. Pero detrás de cada guerra hubo una mística, hubo una pacificación. Y eso es lo que ha hecho del país lo que es. En la democracia es más importante salir que entrar. Bajar que subir. Porque la democracia se basa –como dice Felipe Gonzales– en una ética de la derrota. En asumir en lo interior la verdad del voto popular. Y el que conquista el poder democrático debe saber que su primera responsabilidad es el respeto a las minorías, y a los derechos del ciudadano. Y eso fue lo que perdimos una vez. Perdimos la libertad porque habíamos perdido la tolerancia”. Cerró diciendo: “Esta es una hora de conciliación, una hora de reafirmación democrática” que todos debemos comprender que habiendo estado tan enfrentados –como estuvimos con Mujica–podemos decir con Octavio Paz: “La inteligencia al fin encarna,/ se reconcilian las dos mitades enemigas / y la conciencia-espejo se licúa, / vuelve a ser rúente, manantial de fábulas: / Hombre, árbol de imágenes, / palabras que son flores que son frutos que son actos”. (Aplausos).

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