Los otros virus

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23 de octubre de 2020
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12:20 am
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Los otros virus

Carolina Alduvín

Por: Carolina Alduvín

En enero, cuando el COVID-19 era un rumor lejano de algo que ocurría en la China continental, se decía que no había por qué alarmarse, que en ese momento, el dengue era a lo que había que poner atención y estar preparados, se suponía que iba a ser un año pico, de acuerdo al comportamiento histórico de esta enfermedad viral. De acuerdo a una publicación especializada de la Sesal, en Honduras el dengue existe de forma endémica desde 1977; al cierre de 2018 se notificaron 7,942 casos en todo el país, de los cuales 1,172 fueron de la forma grave. Del total de casos, el departamento de Cortés reportó 1,615, poco más del 20% del total, siendo dengue grave casi la mitad de los casos y con tasa de letalidad del 6.77%. Durante ese año, la mayor proporción afectó a pacientes de menos de 20 años. A mitad del 2019 se habían confirmado 2,528 casos, siendo 758 de la forma grave y había producido 48 muertes.

Los reportes de la OPS indican que el número de casos en Honduras ha incrementado en un 15% en los últimos 5 años, con una tasa de letalidad entre las más altas del continente. Debido a los efectos del cambio climático global, el insecto vector cada año aumenta su distribución geográfica, ahora se le encuentra incluso en zonas templadas, donde era desconocido hasta hace pocos años. Los mosquitos Aedes aegypti portan infecciones virales como el zika, chikungunya, fiebre amarilla y dengue; este último, ha incrementado casi 15 veces en lo que va del siglo, el problema es especialmente grave en Brasil, donde las autoridades han probado con éxito una solución biotecnológica.

Se trata de una modificación genética a los machos de la especie -ellos no transmiten virus, puesto que se alimentan de materia vegetal, solo las hembras pican a las personas. Cuando estos machos se liberan al ambiente, se cruzan con hembras locales y pasan un gen que produce muerte prematura a las hembras de la siguiente generación. Se hizo un ensayo en un sector de la ciudad de Indaiatuba, con aproximadamente 1,000 residentes, utilizando cápsulas solubles en agua, estas contenían huevos con mosquitos modificados en su interior, las cápsulas colocaron en cada residencia del área, una cada semana, durante 13 semanas. Al final del período, se comparó la población de los vectores con la de otras áreas de la misma ciudad donde no hubo tratamiento, resultado: la población de mosquitos disminuyó en un 96%.

El tratamiento, además de efectivo, evita el uso de toneladas de los tóxicos pesticidas que contaminan sistemáticamente el ambiente, que impactan en la salud de personas con problemas respiratorios y que han demostrado ser una solución muy parcial y temporal. La EPA, agencia de protección ambiental de USA, también ha autorizado estos estudios en los estados del sur, donde el mosquito sigue aumentando su rango de distribución. Las cápsulas son económicas y fáciles de adquirir y de guardar. Si se almacenan dentro de un rango de temperatura y humedad correctos, pueden durar varias semanas, incluso meses.

Se espera, más adelante, también liberar otras especies de insectos modificados, tal como las del mosquito Anopheles que transmiten malaria. La biología de estos es ligeramente diferente y el patógeno no es virus, así que podría ser que los biotecnólogos tengan que hacer algunos ajustes, quizás no sean huevos, sino larvas lo que habría que encapsular, pero definitivamente, es la tendencia en los futuros desarrollos, incluso en otros tipos de insectos, como las plagas agrícolas que son tan variadas como los propios cultivos. Al no utilizarse plaguicidas para su control, también se evita el desarrollo de resistencia que estos conllevan, las especies plaga no se erradican, por tanto, siguen cumpliendo con su nicho ecológico, solo que, en números bajo control, dejando así de ser amenaza a la salud humana y a la producción de alimentos.

Con todo lo amenazante que resulta el COVID-19, dista mucho de ser el único problema de salud, aunque es el que acapara toda la atención, tanto del personal de salud como de los informativos, no podemos desconocer que se ha bajado la guardia en cuanto al control de vectores, lo que es más preocupante en esta temporada de lluvias e inundaciones; la tecnología está disponible y próxima a venir a Honduras, país orgullosamente pionero y modelo de la región mesoamericana en materia de regulación y bioseguridad en este tipo de desarrollos biotecnológicos.

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