Elmer Ciserón Bautista, pintor: “Le rayaba la barriga a mi madre en el vientre”

ZV
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24 de octubre de 2020
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12:25 am
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Elmer Ciserón Bautista, pintor: “Le rayaba la barriga a mi madre en el vientre”

Ciserón llega puntual a la cita y se baja de una Hummer negra con enorme dificultad. Llueve suave, pero lo suficiente para pringarle la chumpa negra de cuero, antes de entrar a su taller, en El Hatillo, en la zona exclusiva de los ricos y famosos. Adentro hay tres cuadros gigantes. Uno de ellos -que no dice nada a simple vista, pero que el pintor asegura que hay música, mucha gente, la luna y se llama La Fraternidad- está negociado por diez mil dólares. Otro en proceso, sobre el caballete, se llama La Serenata, quizá por una guitarra panzona que sobresale. Al fondo, en la sala, el padre de Ciserón mira televisión impasible. Y en una esquina, sus grandes pinceles y cajas de pintura. El artista toma uno de los pinceles y retoma La Serenata al mismo tiempo que responde la entrevista.

–¿Pesa llevar el nombre de un pensador clásico?
Cuando era niño, no me gustaba, juraba que me lo quitaría en cuanto pudiera. Ahora, es mi nombre artístico, que dice el monstruo que soy en el arte.

–¿Le cuesta vender sus pinturas?
No. Todo mundo quiere hacer alianzas conmigo porque sabe que un pedido de Ciserón es venta segura. Por cierto, quien tenga un cuadro mío, lo debe cuidar porque hay mucho plagio y subieron de precio.

–¿Cómo define su estilo?
Un crítico de arte le llamó surrealismo postcubista, otro dijo que era minimalismo postcubista, pero lo llamo arte ciserionano, estilo propio, nacional e internacional.

–¿Desde cuándo pinta?
Antes de nacer, ya le rayaba la barriga a mi madre.

–¿Cuándo fue su primer cuadro?
A los seis años. Los maestros me mandaban a la pizarra para que dibujara. Les hacía los dibujos a mis compañeros y les cobraba 50 centavos.

–¿Cómo le va en el amor?
Estoy felizmente casado con Sobeida Elizabeth, no tenemos hijos, pero tengo tres con mi primera relación marital. A ninguno le puse mi nombre para que solo haya un Ciserón.

–¿Ellos pintan?
Solo a la niña le gusta.

–¿Cuándo será su próxima exposición?
Ahora he estado con una exposición virtual con una galería que se llama 18-19, pero en marzo del próximo año tengo confirmadas presenciales en España y Estados Unidos.

–¿Cómo traslada esa pintura?
Enrollada en tela, los bastidores se llevan desarmados y allá se arman.

–¿No tiene problemas en aduana?
No, porque tengo todos los permisos, las invitaciones y la documentación de las obras.

–En sus cuadros siempre se miran caras, ¿por qué?
Los rostros es mi estilo clásico, son máscaras y colores lencas, con una línea con constancia, que representa esa fuerza, sin titubeo, que el artista plasma sin ningún temor, así soy.

–¿Tiene influencia de otros artistas en su obra?
He estudiado a los grandes artistas como Picasso, Dalí, Tapia, Roberto Mata, Szyszlo y otros. Como le decía, hay gente que me compara con Picasso, pero Ciserón es Ciserón y Picasso es Picasso.

–¿Y de artistas nacionales?
He respetado mucho a artistas como Aníbal “El Indio” Cruz, Exequiel Padilla, Arzú, Julio Vizquerra, Luis H. Padilla y muchos más.

–¿Cómo es su día a día?
Soy profesional, este es mi oficio. Vengo a mi estudio a las 8:00 de la mañana, pinto hasta las 11:00 de la mañana, almuerzo, sigo hasta las 3:00. Bajo un rato a Tegucigalpa, subo de nuevo, pinto un rato más y en la noche me voy a casa.

–¿Se debe ser bohemio para ser artista?
Esa es una definición mala de muchos jóvenes artistas, porque la bohemia no es eso, no es andar en droga, borracho, hecho paste. Yo soy bohemio, me puedo echar unos tragos, pero ando bien vestido, como bien, tengo mi estudio y mi buen carro.

–¿Le han robado obras?
No. Alguna vez se me han perdido algunas.

–¿Una anécdota en sus exposiciones?
Me han pasado muchos fiascos. Una vez expuse en el Centro de Cultura Hispánica y el embajador de España me dice: -Maestro, su obra tiene gran tendencia del artista catalán, Pablo Picasso–. Sí, señor, él tuvo que morir para que naciera Ciserón, le respondí.

–¿Hay crítica social en su obra?
Sí, pero no soy de los que voy hacer una cara de un personaje, critico con mi título y la obra para no entrar en controversias.

–Leí por ahí que quitarían el letrero “¿Dónde está el dinero?” y pondrían una pintura suya. ¿Es cierto?
Es cierto, hay un grupo de colegas que me pasa rumbando en las redes sociales, ellos escribieron eso, pero no es cierto. De todas maneras, me alegra que se acuerden de mí en lo bueno y lo malo.

–¿No le gusta meterse en política?
No es que no me gusta, de hecho, yo fui candidato a diputado en las planillas del Presidente Juan Orlando Hernández, en las elecciones anteriores, pero yo no le rindo pleitesía a nadie, porque yo lo que más cuido es mi nombre.

—¿Pero es nacionalista?
Claro, pero es una convicción mía, así como hay artistas liberales y de Libre, además, me considero un artista de derecha, pero tampoco lo mezclo con mi arte. Estoy en contra de cosas malas y reconozco lo bueno, porque soy un hombre pensante.

—¿Apoya marchas, tomas y bloqueos?
Cuando son exigencias genuinas, pero todas son pagadas por políticos y ONG, que son los que se platean, mientras la gente se mata en las calles y los políticos comen en la misma mesa.

–¿Cómo le ha ido en la cuarentena?
Ha sido un espacio propicio para pintar. Los primeros 15 días hubo un choque emocional porque nadie estaba preparado para un confinamiento, pero yo lo aproveché para pintar más cada día.

–¿Y en ventas?
Es increíble, Dios es perfecto, a mí me ha ido bien, es la temporada que más he vendido, nunca había vendido tanto.

–¿Al mismo precio?
Le subí los precios a mi obra. Pienso que la gente ha tenido más tiempo para arreglar su casa, tenía su dinero y estaba ansiosa por comprar debido al estrés del confinamiento.

–¿Alguna vez le dijeron que se dedicara a otra cosa?
Hubo un par de profesores atrevidos, pero sin criterios para opinar objetivamente.

–¿Maestros que admira?
Varios de Bellas Artes, como Aníbal Cruz, Juan Domingo Torres, me daba Filosofía; Virgilio Guardiola, de Dibujo Técnico, todos buenos maestros y el maestro de maestros, Dino Fanconi.

— ¿Le costó destacar al principio?
Mucho, sufrí bastante al principio, pero mis padres me dieron todo el apoyo, tanto para mis estudios en Bellas Artes, como en Guatemala.

–¿La obra más cara que ha vendido?
Hasta de 10 mil euros en Europa y 9 mil dólares en los Estados Unidos. Actualmente, las más vendidas son de 1,500 dólares.

—¿Todo ese dinero es para usted?
Un porcentaje para las gallerías. En Estados Unidos y Europa cobran el 50 por ciento. En Latinoamérica, el 40 por ciento es para ellas.

—¿Millonario?
Vivo bien, viajo como artista, no me he muerto de hambre y considero, que el arte me lo ha dado todo.

–¿Son unidos los artistas hondureños?
La envidia en el gremio artístico es lo más temible que puede haber en Honduras, es horrible. Imagínese, hace años, se reunió la asociación de pintores, para decir que a Ciserón solo le daban dos años como artista.

–¿Por qué?
Porque siempre están con el nudo de la envidia, porque no les va igual, porque a Ciserón todo mundo lo quiere, todo mundo tiene algo de Ciserón, eso les duele, yo solo les digo que trabajen.

–¿Es propicio el país para el arte?
Honduras es un país rico en todo sentido, lo que yo le digo a todo artista es que debemos amar a nuestro país, porque Honduras somos todos, es bello, aquí nadie se muere del arte, el que trabaja va a vender y el que sueña va a triunfar.

–¿Ha pensado migrar?
He tenido la oportunidad, pero amo mi país, a lo mejor me tenga que ir por cuestiones de mi trabajo, que el mercado me lo exija, pero no como ansias.

–¿Tiene pedidos actualmente?
Ahora, en México me están pidiendo tres cuadros para la próxima semana y seis en EE. UU.

–¿Quién tiene su mayor colección?
Varios, entre ellos, Óscar Valladares, Eduardo Kafie y Marcelo Pedemonte.

–¿Cuántas obras ha pintado?
Mire, yo soy prolífico, creo que llevo unas 2,500 piezas en 29 años, claro, no tanto como Picasso, que hizo 200 mil cuadros en su vida, pintaba, hasta 7 cuadros en el día.

–¿Cuál es su aspiración como artista?
Aspiro a colocar mi obra en el Museo de Arte Moderno de NY, será mi graduación.

–¿No es mucha pretensión?
Yo soy positivo, pienso y sueño en grande, jamás voy a pensar que voy estar mal, yo soy Ciserón y siempre voy para adelante. Soy genial, un monstruo como artista.

–A los pintores principiantes, ¿qué les diría?
En toda carrera, si no se trabaja como se debe, se va morir de hambre, pero si tiene sueños, los va a lograr, Ciserón lo ha vivido.

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