Santos Rufino Sevilla, el alfarero que hace de la arcilla obras de arte

MA
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8 de noviembre de 2020
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02:58 am
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Santos Rufino Sevilla, el alfarero que hace de la arcilla obras de arte

Santos Rufino Sevilla, el alfarero de El Arenal.

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
Email: [email protected]
Fotos: Emma Vargas.

DANLÍ, El Paraíso. “Entonces descendí a la casa del alfarero, y he aquí estaba allí haciendo un trabajo sobre la rueda. Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero, así que volvió a hacer otra vajilla, según le pareció mejor al alfarero hacerla”. Libro de Jeremías 18”. Para la época del profeta Jeremías ya existían alfareros trabajando en la rueda, tal como se describe en este pasaje de la Biblia.

Santos Rufino Sevilla, no es el único alfarero en Honduras, pero sí lo es en la comunidad de El Arenal. Un artesano que sabe manejar la rueda o el torno para sacarle al barro las mejores y más bellas vajillas decorativas. Jarrones, búcaros y maceteros y no necesita manos de seda, sino arcilla fina que después de un largo proceso con el barro, con delicadeza le da forma a sus trabajos.

Es curioso el mensaje que Dios da al profeta para que vaya a la casa del alfarero para que le construya una vasija. De hecho es una parábola que ilustra la idea de Dios para tratar con su pueblo y se compara aquí con el alfarero, con la diferencia que tomaría el barro con sus manos y en lugar de hacer una hermosa vajilla, solo triturara el barro como una forma de castigo. El barro aquí es un simbolismo, pero de acuerdo a la ilustración es un elemento en bruto, no preparado para hacer una obra de arte.

Emma Vargas, es una apasionada del arte y como tal, es parte importante de este reportaje para destacar la imagen de un alfarero criollo, un hombre sencillo que desde la niñez le interesó meter las manos en el barro, era su pasión, como el mismo confeso a Emma, el día que lo visitó en su taller, ubicado a orillas de carretea CA-6 en la comunidad de El arenal.

“Conocer a don Santos y verlo trabajar la arcilla me causo una sensación de asombro, pero mucho más, sentí identificarme con su trabajo por su sencillez y la pasión que le imprime a su trabajo; y verlo construir ese tipo de obra remonta nuestra mente a la enseñanza de la Biblia de como Dios también hace una similitud del alfarero para construir nuestras vidas, busca la forma de tallar nuestro carácter y vida personal, es transportar nuestra imaginación de como Dios nos da forma.

Cuando lo visité, vi todo su esmero y dedicación, cada paso va en dirección a la perfección, tiene especial cuidado de hacerlo bien, y cuando no; vuelve e insiste en repetir el proceso, se empeña en hacer un trabajo de calidad, sabe utilizar el torno con maestría, la experiencia es su carta de presentación.

Durante el corto tiempo que compartió con don Santos, este le contó su relación con los estudiantes del colegio en el área de las artes plásticas, llegan a su taller para conocer mejor su trabajo e identificarse con el proceso para trabajar la arcilla como parte de su formación educativa. Durante algunas de las exposiciones en otras ciudades del país, los estudiantes llevan a Santos como asesor para las presentaciones. De tal forma, que don Santos, se convierte en un personaje importante mostrando sus habilidades en el uso del torno o la rueda, instrumentos artesanales que el mismo elaboró para realizar su trabajo.

Una de las cosas que me impresionó al conocerlo, comenta Emma, fue por un lado su avanzada edad y su espíritu de trabajo y fortaleza; no es para cualquiera, solo para personas como él que desde la infancia se dedicó al trabajo de la alfarería. Un alfarero es un artista de la arcilla, es una actividad manual para manos por un lado toscas y por otro, delicadas para dar forma a una vajilla.

Entrar al taller de don Santos, es descubrir todo su ingenio y capacidad. El proceso de elaboración lleva muchas horas. Primero debe arrancar el barro, seguidamente colar para extraer la tierra, malezas y piedras, posteriormente, una vez depurado, el siguiente paso es el colador para convertirlo en arcilla, la que posteriormente es sometida a un secado especial que dará lugar a la masa para comenzar las obras de arte.

6. El horno es fundamental para hornear las obras de arte.

Un alfarero de la calidad de Santos Rufino Sevilla, debe ser considerado como parte del patrimonio cultural de Danlí, que las autoridades valoren a personas como él, que no representan un peso social, sino que son un ejemplo digno de imitar y que sean parte de la historia por talento innato, ingenio y creatividad.

La mejor forma de apoyar a un alfarero de la calidad de don Santos, es comprando sus productos. Que la gente valore la calidad de su trabajo, que le paguen lo que realmente cuesta un jarrón decorado o una macetera para el jardín que no contamina y de paso ayuda a conservar el medio ambiente, eliminar las macetas plásticas y sustituirlas por las de barro o arcilla.

Creo que es tiempo de comenzar identificar a nivel del municipio a tanto artesano anónimo para incorporarlos a un proyecto que sea parte del patrimonio cultural. Existen muchos otros artesanos que trabajan en otras áreas que necesitan el apoyo de las instituciones del Estado.

El aporte de Emma Vargas para hacer posible este reportaje es muy significativo, desde las valoraciones de nuestro personaje de hoy y las imágenes logradas que hablan por sí mismas del trabajo de Santos Rufino Sevilla.

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