“Eta”

MA
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10 de noviembre de 2020
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12:16 am
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“Eta”

Código Verde necesitado de pagoHospitales móviles inmóviles

Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo

Con el nombre de “Eta”, séptima letra del alfabeto griego fue bautizado el fenómeno meteorológico con carácter de huracán, descrito por el experimentado Centro de Huracanes de Miami de los Estados Unidos de América, como “destello catastrófico” y que se convirtió en realidad al entrar a territorio hondureño desde el Atlántico, degradado a tormenta tropical y a medida de su avance en el territorio nacional se debilitó hasta llegar a depresión tropical, pero su abundancia pluvial causó desastres al desbordarse los grandes ríos y quebradas en los 18 departamentos de Honduras.

Como siempre la zona más vulnerable a las grandes inundaciones fue el valle de Sula, que aun después de siete días de la entrada del fenómeno meteorológico al país se encuentra bajo el agua, afectando a miles de familias que tuvieron que ser rescatadas de los techos de sus viviendas por una fuerza de tareas, integrada por miembros de las Fuerzas Armadas de Honduras, seis helicópteros, 3 de la Fuerza Aérea Hondureña y 3 de la empresa privada, también nacionales y 4 guatemaltecos, más los cuerpos de socorro del país, bomberos, Policía Nacional, cientos de voluntarios civiles, decenas de propietarios de lanchas y helicópteros de la Fuerza de Tarea Bravo, estacionada en Palmerola, Comayagua y comandada por el Comando Sur de los Estados Unidos de América.

Las escenas televisivas muestran un panorama apocalíptico, que sin embargo ha destacado un espíritu de solidaridad impresionante, que demuestra una vez más la sublime nobleza del pueblo hondureño que habita en las zonas no inundables del país y que se ha desprendido inmediatamente de ropa, víveres imperecederos, agua potable, kits de higiene, medicamentos, granos básicos, café, azúcar, arroz, frijoles, y otros alimentos calientes para distribuirlos directamente a los necesitados en los albergues habilitados.

La Iglesia Católica, la Evangélica y los medios de comunicación televisivos más influyentes, han hecho acopio de furgones de la ayuda ciudadana, que en masa se ha volcado hacia ellos para brindar auxilio de inmediato, enviado en caravanas de furgones que en una actitud estúpida fueron detenidos por varias horas a mitad de camino entre Tegucigalpa y San Pedro Sula por órdenes imbéciles del Comité Permanente de Contingencias (COPECO), que ya antes había hecho lo mismo con un contingente de lancheros provenientes de Puerto Cortés y el Lago de Yojoa, que se aprestaban en los primeros momentos de angustia de los miles de damnificados, a un rescate por la única vía que en ese momento se podía hacer.

“Eta” no solo dejó inundaciones y damnificados, sino que también enlutó a decenas de familias en todo el territorio nacional, donde decenas de parientes rescatados y albergados han iniciado la búsqueda de familiares perdidos, seguramente ahogados y arrastrados por las enormes correntadas que además dañaron increíblemente la infraestructura que por tierra comunica los 18 departamentos nacionales, destruyendo el pavimento y provocando deslaves, derrumbes y hundimientos que soterraron viviendas, vehículos automotores y destruyendo cientos de hectáreas casi listas para la cosecha.

A esta situación caótica hay que agregar la falta de dinero en las arcas nacionales, porque el gobierno ha malgastado miles de millones de dólares del erario nacional, organismos financieros internacionales, y generosas donaciones de países amigos, en la compra sobrevalorada de equipos y hospitales móviles, de los cuales solo funciona uno de siete comprados a precio de oro y de los cuales falta que lleguen tres a territorio nacional y tres por ser instalados.

El mal manejo de la emergencia, de la cual se tuvo anuncio con tiempo suficiente como para evitar la catástrofe humana, ha provocado una indignación en la sociedad nacional, pues la prevención debió funcionar espontáneamente para evitar el drama que se vive hoy, especialmente en la costa norte, en menor cuantía pero siempre desastrosa en todo el país.

El Presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, ha tenido que tomar la batuta para volver más efectiva la labor de rescate y asistencia para miles de familias damnificadas y en la búsqueda de recursos financieros para una más rápida reconstrucción de la infraestructura vial en la que se perdieron puentes, incluido uno que era simbólico en la costa norte, entre las comunidades de Pimienta y Potrerillos, que era colgante y metálico y por donde un día circularon trenes de la Tela Railroad Company, transportando banano y pasajeros y que se creía indestructible por haber resistido el paso de los huracanes Fifí y Mitch y no se creía que una simple depresión tropical lo derribaría y lo arrastraría. Adiós “Eta”.

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