VACUNAS, RECONOCIMIENTO Y MIGRACIÓN

MA
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10 de noviembre de 2020
/
12:28 am
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VACUNAS, RECONOCIMIENTO Y MIGRACIÓN

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YA hay vacuna para la peste. La esperanza es que pueda llegar al mercado de impacientes aguardantes –a saber cuándo a estos pintorescos paisajes acabados– a la brevedad del tiempo. La vaina para POTUS es que la noticia sale días después que votaron allá en los Estados Unidos. “La farmacéutica estadounidense Pfizer y la firma alemana BioNTech reportan que los estudios de su vacuna contra la COVID-19 muestran una eficacia superior al 90% en los participantes sin evidencias previas de infección”. Trump celebró las buenas nuevas. Aunque parecido a lo que sucede con los destellos de los rayos, que es hasta después de estruendo del trueno cuando los creyentes, “Jesús María”, se persignan aliviados. La noticia de la vacuna y en cierta medida el triunfo de Biden, disparan, con algarabía jubilosa, las bolsas de valores de Wall Street. Una especie de imploración que las economías puedan repuntar después de los golpes demoledores que propinó esta pandemia.

Sin embargo Trump mantiene en armas a sus fi eles seguidores. Muchos –alentados por los Twitter de la Casa Blanca, las conjeturas de conspiración y el rociador de desinformación transmitido por redes sociales–, han salido con pancartas a las calles a defender lo que “les están robando”. “Esta elección no ha terminado –advierte POTUS– vamos a ir a litigarlo a las Cortes y posiblemente será decidido por el alto Tribunal de Justicia”. Como signo de una transición turbulenta, a las impugnaciones presentadas se suma el despido de su ministro de Defensa y jefe del Pentágono. POTUS está lejos de conceder la elección. Mientras varios gobiernos se han apresurado –no es que corrieron sino que volaron– a felicitar al presidente electo, Moscú y Pekín guardan silencio. Putin solo lo hará hasta que el resultado sea oficial. Para que vean que esto no es solo de comunistas flacos o de gordos, los hispanos tienen sus contrastes. El gobierno venezolano –no el de Guaidó, sino el de Nicolás– corrió a reconocer a Biden. Hay otros gobiernos distraídos en sus propios enredos internos. Como el peruano.

Un juicio político en desarrollo contra el mandatario peruano lo mantiene en capilla ardiente. Otros dos gobiernos latinoamericanos, igual, se mantienen queditos. El brasileño (de ultraderecha) y el mexicano (de izquierda). AMLO citando el presunto fraude que sufrió en el año 2006, prefiere esperar “hasta que se resuelvan los asuntos legales”. Añade que «el presidente Trump ha sido muy respetuoso con nosotros y hemos logrado muy buenos acuerdos, y le agradecemos porque no ha sido injerencista y nos ha respetado». Lo único que hizo fue amenazarlo con sanciones arancelarias si no paraban en seco los flujos migratorios. Razón por la cual el territorio mexicano es una especie de barrera virtual para impedir el paso a todos los peregrinos. Incluso –bajo un programa negociado con Washington, “Esperar en México”– los migrantes que logran cruzar la frontera norte, los regresan y deben ir a aguardar a México –no como antes que lo hacían en territorio norteamericano– mientras los jueces resuelven sus peticiones de asilo. A propósito de los flujos migratorios y de los recursos para responder a las raíces del problema migratorio en los lugares de origen –falta de trabajos, temores, inseguridad– a ver si el próximo gobierno resucita el engavetado plan para la prosperidad del Triángulo Norte.

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