El milagro, en medio de la tempestad

ZV
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12 de noviembre de 2020
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04:50 am
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El milagro, en medio de la tempestad

Los habitantes en las cercanías de la laguna de Jucutuma perdió todos sus cultivos, entre ellos ayotes, melones, sandías, frijoles y maíz.

Cultivos de maíz, frijoles, sandías, melones y ayotes son parte de las pérdidas que han sufrido alrededor de unas 1,500 familias que viven en las cercanías de la laguna de Jucutuma y Ticamaya.

El milagro se hizo en Jucutuma, pues durante los primeros 4 meses de la pandemia se secó. Pero con el huracán, ahora luce imponente y con gran espejo.

Los habitantes aseguraron que estas lagunas desde hace dos años desaparecieron y utilizaban el terreno para cultivar y obtener ingresos, sin embargo, cuando ingresó la tormenta tropical Eta, de la noche a la mañana el agua cubrió por completo sus viviendas.

“En este lado donde vivo había sembrado maíz y ayotes y no quedó nada, pero gracias a Dios no nos ahogamos y logramos salir rápido, cuando menos acordamos el agua ya la teníamos en el patio y en pocos minutos entró a la casa y comenzó a subir, nos fuimos a la carretera y desde ahí miramos cómo el agua llegó casi al techo”, comentó Luis Gutiérrez, quien tiene 7 años de vivir en la orilla de la laguna de Jucutuma.

Las pequeñas viviendas construidas de láminas de zinc y algunas de nylon o bajareque quedaron destruidas.

Gutiérrez relató que después de la inundación se trasladaron solamente con la ropa que andaba a una aldea cerca de ahí para conseguir refugio y después de cinco días regresaron para limpiar la vivienda.

Suyapa Villanueva, esposa de Gutiérrez, comentó que eran las 5:00 de la mañana cuando se levantó y abrió la puerta, lo primero que miró fue la laguna y se sorprendió porque ya había pasado mucho tiempo de haberse secado.

Mientras colgaba la ropa que secaba, detalló que perdieron todas las camas, la estufa y refrigeradora que son cosas básicas dentro de una vivienda, sin embargo, agradece que ningún miembro de su familia haya fallecido y además mencionó que tiene unos 10 perros y varias gallinas y todos se salvaron.

Algunas casas comienzan a ser habitadas aún en malas condiciones y prácticamente a la intemperie.

Aldeas afectadas

Las aldeas de San José del Boquerón, Copén y Flor del Valle que están ubicadas cerca de las lagunas en estos momentos están inhabitables, las familias de estos lugares se encuentran albergadas en escuelas e iglesias, algunos perdieron en su totalidad las viviendas, otras necesitan reparación y pocas que solo requieren limpieza.

En uno de los centros educativos de San José del Boquerón hay unas 500 personas refugiadas y 40 niños pequeños, una de sus dificultades es el agua potable, ya que se quedaron sin el servicio a raíz de las inundaciones.

“Gracias a Dios nos han traído comida y un muchacho nos viene a dejar agua para todos, también ropa, pero sí hay mucha necesidad, porque somos bastantes, y calculamos que vamos a estar unas dos o tres semanas más porque en esta parte el agua cubrió todas las casas y algunas se dañaron todas y en las otras tenemos que hacer limpieza, pero la mayoría nos quedamos sin nada”, expresó Rosmery Martínez, una de las refugiadas en un centro educativo.

Los habitantes aseguraron que pese a la magnitud de los daños ninguno falleció y hasta los animales se salvaron.

“La laguna de Jucutuma que se había secado, no nos imaginamos que la lluvia iba a hacer que apareciera de nuevo, todo fue muy rápido, ahí solo mirábamos lo que se había sembrado y muchos dependían de esas siembras, pero estamos agradecidos que aquí nadie se ahogó”.

Felipa Sabillón, otra de las habitantes de la zona, manifestó que las familias están conformadas por más de ocho miembros y en estos momentos hay mucha necesidad, porque en los albergues tienen bastantes niños pequeños que requieren de leche y pañales, también de algunos medicamentos.

Esperanza Mercado, lamentó la situación que atraviesan porque aseguró que es peor que cuando el huracán Mitch, ya que esta vez el agua cubrió por completo las casas y los daños son mayores, además comienzan a enfermarse.

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