Por: Juan Fernando Herrera Ramos
Abogado hondureño residente en Taiwán
Cuando era un niño, el devastador huracán Mitch se abrió paso por nuestro territorio causando destrucción, desolación y muerte a su paso. El fenómeno natural arrazó con puentes, hogares y tomó las vidas de incontables hondureños. Tanto los servicios de agua potable como de luz eléctrica estuvieron interrumpidos durante meses y en ese momento esperé nunca tener que presenciar algo tan doloroso nuevamente.
Hoy, mientras observo las terribles imágenes de las secuelas del peor desastre natural que ha azotado a Honduras en más de 20 años, hay una pregunta que no puedo dejar de hacerme una y otra vez: ¿no ha sido suficiente lo que ha tenido que sufrir mi país?
Durante décadas hemos tenido que luchar día a día contra la violencia y la corrupción. Hemos tenido que hacerle frente a la falta de educación, salud y oportunidades. Ahora, por si todo esto no fuera suficiente, los hondureños tenemos que enfrentar un huracán devastador al mismo tiempo que combatimos la peor pandemia del último siglo.
Decir que lo que está pasando no es justo para nuestra gente, ni siquiera comienza a describir lo que siento, no puedo ni recordar cuándo fue la última vez que algo me causó tanto dolor, como lo ha hecho ver ese mar de imágenes de mi gente sufriendo.
Tampoco puedo imaginarme la desesperanza que debe estar sintiendo esa gente que lo acaba de perder todo, porque como lo leí por algún lado el día de ayer, escuchar a los hondureños decir “lo perdimos todo duele, porque lo material se recupera es cierto, pero en este país todo cuesta el doble”. Es realmente triste que además de tener que hacerle frente al COVID-19 y al caos en el que nos va a dejar sumidos el paso del huracán Eta, también tengamos que salir a luchar contra esta realidad.
Y sin embargo, no me queda ni la menor duda de que los hondureños vamos a seguir luchando, de que nos vamos a levantar esta y cuantas veces más sean necesarias. Vamos a seguir haciéndole frente a la adversidad porque si hay algo que tenemos los hondureños es coraje, tanto que no nos cabe en el cuerpo y que nos mueve hacia adelante sin importar qué calamidad la vida nos ponga enfrente.
A pesar de que lo que pasó esta semana en Honduras me llena de tristeza, lo que he visto en estas últimas 24 horas también me hace sentir lleno de esperanza. Una vez más mis redes sociales están repletas de mensajes e imágenes de personas ayudándose entre sí. Una vez más le demostramos al mundo que si nadie viene a ayudarnos, nos ayudaremos entre nosotros, que esa frase de que “solo el pueblo salva al pueblo” es un credo por el que vivimos, y que nada ni nadie nos va a hacer caer.
Muy seguido la gente me pregunta qué cuántas camisas de Honduras tengo, porque cada cierto tiempo aparezco con una diferente. La razón de esto es muy sencilla, yo me siento orgulloso de ser hondureño, de la solidaridad que demuestra mi gente y de decir que no hay otro pueblo más macho que el mío. Sí, hay muchas cosas que cambiar, pero yo estoy convencido que los hondureños somos buenos, trabajadores y que con esfuerzo y dedicación vamos a cambiar el país.
Yo me encuentro lejos, pero mi corazón está con todos ustedes. Lo siento mucho por todos los que han perdido la vida y mi más sentido pésame a quienes han perdido a un ser querido.
Por mi parte voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para ayudarle a cuanta gente sea posible, y sé que cada uno de ustedes leyendo estas palabras va a hacer lo mismo.
Necesitamos la ayuda de todos y todas, cualquier donación que puedan hacer será bienvenida, por muy pequeña que sea. Sepan que esta tragedia ya la vivimos, que salimos adelante y que confío en que tendremos la fuerza para hacerlo una vez más.
Yo no sé qué nos depara el mañana, pero sí sé que si los hondureños estamos unidos, nos levantaremos cada vez más fuertes, una y mil veces más.
Fuerza mi Honduras!
