El 29 de octubre de 1821, el proceso independentista costarricense y el surgimiento de la ciudadanía costarricense (PARTE II)

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14 de noviembre de 2020
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12:48 am
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El 29 de octubre de 1821, el proceso independentista costarricense y el surgimiento de la ciudadanía costarricense (PARTE II)

Vladimir de la Cruz

Su entrada a México Iturbide la garantizó con el acuerdo que realizó con el nuevo virrey, Juan O’Donojú, que depuso al anterior virrey, Ruiz de Apodaca, con el Tratado de Córdoba, el 3 de agosto de 1821, confirmando el Plan de Iguala, con el acuerdo de nombrar un emperador, tratado que fue apoyado inicialmente por los independentistas mexicanos.

El 24 de agosto se entrevistaron el virrey O’Donojú e Iturbide, quienes suscribieron los llamados Tratados de Córdoba, que confirmaban en lo fundamental el Plan de Iguala. Consecuencia del pacto anterior se instaló una Junta Provisional Gubernativa, siendo Iturbide presidente de la misma.

Inmediatamente tuvo resistencia, la prensa se hizo opositora de Iturbide. Aunque las cortes españolas rechazaron el Tratado de Córdoba, el 18 de mayo Iturbide fue proclamado emperador, comunicándose a las provincias la noticia del nombramiento hecho por el Congreso, reunido el 19 de mayo, y lo coronaron como tal el 21 de julio de 1822.

Los sucesos de México repercutieron directamente en la provincia de Chiapas, colindante con Oaxaca. El 28 de agosto en reunión del Cabildo de Comitán se acordó proclamar la independencia el siguiente 1º. de septiembre y así comunicarlo al Jefe Político de la Provincia. En la ciudad de Comitán se exaltó el espíritu independentista.
Comitán declara la independencia el 1 de septiembre, Ciudad Real, la actual San Cristóbal, y Tuxtla lo hicieron el 3 y el 5 de septiembre. El 6 de septiembre toda la Provincia de Chiapas lo había hecho.
En Guatemala las ideas de la independencia igualmente eran vivamente seguidas por la población. Había una agitación intelectual intensa.

La influencia de las ideas liberales en Costa Rica del Bachiller Rafael Osejo, y de Gregorio José Ramírez, conocedor éste de las luchas de Bolívar y San Martín, y de la Casa de Enseñanza de Santo Tomás, entre otros, prepararon el ambiente para la Independencia de Costa Rica.
El 13 de octubre de 1821, al recibir los documentos de León y de Guatemala, Cartago, por la influencia del gobernador, se adhiere a lo propuesto por León de Nicaragua, pero el 15 se retractó y acordó proponer a los Ayuntamientos de la Provincia que enviaran un legado, para decidir en Junta de Legados lo que conviniera a Costa Rica, el 29 de octubre.

La víspera de esa fecha llegó la nueva Declaración de León declarando la absoluta independencia de España, eso, sí, bajo el plan que adoptara el Imperio Mexicano.
El 14 de octubre de 1821, el Ayuntamiento de San José conoce los documentos relacionados con la noticia de la independencia que se había recibido en el país un día antes.
El 15 de octubre de 1821, el último gobernador colonial de Costa Rica, Juan Manuel de Cañas, presentó al Ayuntamiento de Heredia, los documentos del acta del 15 de septiembre de Guatemala y la del 28 de septiembre de Nicaragua, que declaraban la independencia.

El gobernador se movía con la intención de que estos documentos no se aprobaran en la reunión convocada para el 29 de octubre de Cartago. El gobernador propiciaba el apoyo al Acta de León que era ambigua en su declaración de independencia. El gobernador había asumido el cargo, en 1819, interinamente, y luego, en 1820 ejerció como Jefe Político Subalterno del Partido de Costa Rica.
El 21 de octubre se realizó una misa para implorar los auxilios celestiales en esta decisión. De inmediato se discutió en los pueblos y Ayuntamientos del Valle Central, cuyos habitantes se pronunciaban a favor y en contra.
En San José se había recibido una carta de Pablo Alvarado que pedía a los costarricenses jurar la independencia e influyó para constituir una Junta de Gobierno.

El 25 de octubre se inició la reunión de la Junta de Legados de los Pueblos.
El 29 de octubre, al alba, en Cartago se dispuso la independencia de España.
La independencia es un acto político, de rompimiento con la dominación colonial española, que aseguró el inicio de un gobierno propio, de los costarricenses, con derechos y libertades, y manejar nuestros asuntos con autonomía y plena soberanía. El 29 de octubre, en Cartago, se dispuso la independencia de España.
El 30 de octubre el Ayuntamiento de San José declaró rotos los lazos con León y Guatemala y convocó a integrar una Junta Provisional de Gobierno.

El 1 de noviembre en Cartago se juró la independencia y luego en las otras ciudades.
El 12 de noviembre se instaló en Cartago la Junta de Legados o Junta Gubernativa Provisional. Ese día se acabó la autoridad colonial española y el nuevo gobierno asumió los mandos políticos, militar, de hacienda y las funciones que tenía el gobernador colonial, iniciándose así nuestra vida independiente. Bien podríamos considerar este como el Primer Gobierno de Costa Rica a partir de la Declaración de Independencia de Cartago.
Mientras tanto, en México, el 31 de octubre, Iturbide, disolvió el Congreso. El 2 de diciembre de 1822, el coronel de Veracruz, Antonio López de Santa Ana se subleva proclamando la República Mexicana, atrayendo a los principales militares que rodeaban a Iturbide, situación que le obligó a renunciar el 19 de marzo de 1823. El Congreso nuevamente reunido, el 7 de noviembre, aprobó la organización federal de México, y el 13 de febrero de 1824 el Congreso declaró traidor a Agustín de Iturbide.

Así habían trascurrido esos años, especialmente en México, desde la ocupación francesa de España, desde 1808 hasta 1814, con el retorno de la monarquía hasta la independencia de España en 1821.
La Capitanía General de Guatemala, por su parte, llamada Reino de Guatemala, estaba constituida por los territorios de Guatemala, El Salvador, Comayagua u Honduras, Belice, Nicaragua, Costa Rica, el Estado mexicano de Chiapas, y en una parte de su historia comprendió también las provincias panameñas de Chiriquí y Bocas del Toro.

Los territorios de la Provincia de Guatemala, en su alcance, con las Reformas Borbónicas, estaba divida en cuatro partidos, el de Guatemala, el de Quezaltenango, el de Escuintla y el de Chiquimula, la Intendencia de San Salvador, que había sido creada el 17 de septiembre de 1785, estaba dividida en 15 partidos, el de San Salvador, el de Olocuilta, el de Zacatecoluca, el de San Vicente, el de Usulután, el de San Miguel, el de Gotera, el de San Alejo, el de Sensuntepeque, el de Opico, el Tejutla, el Chalatenango, el de Santa Ana, el de Metapán y el Cojutepeque, la Intendencia de Ciudad Real de Chiapas, que había sido creada el 20 de septiembre de 1786, se dividía en tres partidos, Chiapas, Soconusco y Tuxtla, y la Intendencia de Comayagua, creada en el 23 de diciembre de 1786, estaba divida en los partidos de Comayagua y de Tegucigalpa, la Intendencia de León, creada el 23 de diciembre de 1786, estaba dividida en cinco partidos, León, Matagalpa y Chontales, el Realejo, Subtiava y Nicoya y el Gobierno Militar de la Provincia de Costa Rica, a cargo de un gobernador.

A principios del siglo XIX el Reino de Guatemala estaba dividido en 15 provincias que eran las Alcaldías Mayores de Chimaltenango, Escuintla, Sacatepéquez, Sololá, Sonsonate, Suchitepéquez,
Totonicapán y Verapaz, los Corregimientos de Chiquimula y Quezaltenango, la Gobernación de Costa Rica y las intendencias de Ciudad Real, Comayagua, León y San Salvador.
Bajo la ocupación francesa de España, las Cortes de Cádiz, de 1812, eliminaron el Reino de Guatemala y mantuvieron la Capitanía General de Guatemala, dividida en dos grandes provincias, la de Guatemala, que incluía Chiapas, Honduras y El Salvador, instalada el 2 de septiembre de 1813 y la de Nicaragua y Costa Rica, gobernadas por un jefe político superior sin subordinación entre sí.

En las Cortes de Cádiz estas Provincias eligieron siete representantes entre ellos al Dr. Florencio del Castillo, de Costa Rica, motivo por el cual se le ha considerado el Primer diputado de Costa Rica.
España, bajo las dificultades de la ocupación francesa impuso mayores impuestos en las colonias para sostener su lucha antinapoleónica, lo que a su vez produjo reacciones anti españolistas en Centroamérica.
Al impacto de los sucesos que se estaban dando en México y las noticias que venían de Europa, en Guatemala, el estudiante de medicina, costarricense, Pablo Alvarado y Bonilla, el 15 de septiembre de 1808, publica una hoja suelta exaltando la independencia, incrustándose desde ese momento en la lucha por la independencia de la región, siendo el primer detenido por tal motivo en el Reino de Guatemala. Su lucha intensa hizo que las autoridades guatemaltecas quisieran devolverlo a Costa Rica, pero el gobernador costarricense se oponía a su regreso. Su grito, el de Pablo Alvarado, fue anterior al del padre Miguel de Hidalgo. Pablo Alvarado, reconoció en un documento por él elaborado donde dice que fue “el primero de toda la monarquía española que caí en estas cárceles el quince de septiembre de mil ochocientos ocho, por la libertad de América”.

En El Salvador, del mismo modo, en 1811, los sacerdotes Matías Delgado, Nicolás Aguilar y sus dos hermanos, Juan Manuel Rodríguez y Manuel José Arce y Fagoaga fueron de los primeros promotores de la independencia en Centroamérica. La lucha de los salvadoreños motivó a otros pueblos en su ejemplo. Le siguieron en Zacatecoluca y Santiago Nohualco, Usulután, Chalatenango y Metapán. Durante 28 días el pueblo gobernó San Salvador.

Sus luchas provocaron una conspiración contra el intendente de la provincia, Antonio Gutiérrez Ulloa, movimiento que tuvo repercusiones hacia Nicaragua.
En diciembre de 1811 en Nicaragua se produjo un movimiento anti españolista. Ante este el gobernador de Costa Rica, Juan de Dios Ayala, envió un batallón militar a apoyar la fidelidad a la corona, al mando de Juan Manuel de Cañas, motivo por el cual se le reconoció a Cartago el título de “Muy noble y leal ciudad” en las Cortes de Cádiz, iniciativa del Dr. Florencio del Castillo, título que también se le dio de Ciudad a San José, y el de Villa para los pueblos de Alajuela, Heredia y Ujarrás.
En Honduras hubo motines en 1812 y en Guatemala, en diciembre de 1813, se produce la llamada Conspiración de Belén, con participación de frailes.
En 1814 de nuevo se realizaron sublevaciones en El Salvador.
En Nicaragua, en las ciudades de León, Granada y en la actual ciudad de Rivas se dieron movimientos parecidos a los de 1811.

En Costa Rica los sucesos de Nicaragua tuvieron resonancia en Liberia y Nicoya, donde hubo levantamientos similares a finales de diciembre de 1811, y donde se intentó formar una Junta de Gobierno.
En San José también hubo incidentes, lo mismo que en Alajuelita, y en Cartago hubo peticiones para que se eximiera de pagos al Ayuntamiento y se abrieran los potreros cerrados del Ayuntamiento.
El Gobernador Ayala murió en junio de 1819, asumiendo interinamente el Alcalde Ordinario Ramón Jiménez, hasta que fue nombrado Gobernador Bernardo Villarino, quien murió en un naufragio, y le sucedió así el coronel Juan Manuel de Cañas, quien se desempeñaba, como Jefe Militar, con procederes muy arbitrarios y despóticos.
También hubo sublevaciones en Guanacaste contra los estanquillos de aguardiente y las tercenas de tabaco.
En Guatemala Juan Francisco Barrundia, realizó juntas en el edificio de Belén, con el propósito de obtener la independencia de España, lo que se llegó a conocer como la Conspiración de Belén, en 1813, por la que fueron detenidos los activistas principales de este movimiento. En Honduras por ese motivo se dieron protestas, como sucedió en Costa Rica contra los estancos y los estanquillos.
intelectuales muy importantes contribuían en Guatemala al impulso de las ideas de la Independencia, el costarricense Fray Antonio Liendo y Goicoecha, uno de los más ilustres personajes de ese período, José Cecilio del Valle, hondureño, de los que más influyó para los sucesos que desembocaron el 15 de septiembre en Guatemala.

En la prensa guatemalteca se debatían aspectos relacionados con la independencia. El periódico El Editor Constitucional, impreso en Guatemala, cambió de nombre en 1820, por el de El Genio de la Libertad, el 24 de julio de 1820, donde se empiezan a agitar las ideas de la independencia y se evidenciaban los desaciertos coloniales. Pedro Molina, uno de los próceres de la independencia, se distinguía en estos debates.

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