NO ES SUPERSTICIÓN

MA
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14 de noviembre de 2020
/
12:25 am
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NO ES SUPERSTICIÓN

PRIMERO ETA que deja luto y destrucción en varias comunidades del territorio patrio. Entró como huracán a Puerto Cabezas, Nicaragua, e ingresó y pasó como depresión tropical por la faja central de la geografía nacional. Salió por el litoral norte rumbo al Caribe. Pero los tupidos aguaceros causaron inundaciones y derrumbes. Daños considerables en las zonas vulnerables y la agricultura. Ahora el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés), confirma “que la depresión tropical 31 se ha fortalecido en el mar Caribe y se convierte en tormenta tropical ‘Iota’”. Más desgraciado aún considerando que este nuevo fenómeno natural arrojará bastante agua sobre el terreno ya saturado. Mientras el país aguarda con resignación el azote de flagelos, uno detrás del otro, las autoridades avisan que en las próximas horas ejecutarán descargas controladas en la Represa Hidroeléctrica Francisco Morazán, “El Cajón”.

Informan que las descargas se realizarán hoy sábado entre 8:30 a 9:30 de la mañana. La medida –según explica la ENEE– se toma “de forma preventiva y bajo la vigilancia de expertos internos y externos”. Los técnicos aclararon que “el plan de acción responde únicamente a criterios de prevención ante la posible llegada del temporal ‘Iota’ y las descargas serán de 300 y 500 metros cúbicos por segundo, que desembocarán en el río Ulúa y no provocará ningún daño en las comunidades aledañas”. No hay forma de anticipar la magnitud del torrente que se avecina. Así que las autoridades de socorro ordenaron desalojos forzados de los pobladores en las zonas norteñas del valle de Sula, como medida preventiva. Ha habido, y siempre hay, renuencia de muchos compatriotas de abandonar las zonas de riesgo. Temen perder sus bienes, aparte del riesgo que imponen las llenas, víctimas de la delincuencia. Las iglesias han hecho llamados apelando al mejor sentido común de los pobladores. Priorizando salvar vidas humanas sobre el apego al bien material. Sin embargo no es una tarea fácil. Se dispone de las horas de este fin de semana para hacer las evacuaciones y tomar las medidas de cautela alistándose para la tormenta que viene. Lo repetido de estos embates de la naturaleza es una muestra más de los efectos negativos sobre el planeta del cambio climático. Algo que desgraciadamente muchos incrédulos –negando la ciencia y las observaciones de la investigación– califican de superstición.

Hallazgos recientes confirman que el cambio climático, producido en enorme medida por la actividad humana, “está alterando la distribución de ciclones tropicales en el mundo”. Los factores que están influyendo sobre las zonas afectadas por los ciclones son los siguientes: “Los gases de efecto invernadero están calentando la atmósfera superior y el océano”. “La contaminación por partículas y otros aerosoles ayudan a crear nubes y reflejar la luz solar lejos de la tierra, causando enfriamiento”. “Las erupciones volcánicas también han alterado la ubicación de los ciclones tropicales”. Estamos en emergencia. Y por ahora la prioridad debe ser salvar vidas y las diligencias que eviten mayor tragedia. No es momento propicio de insistir sobre lo que no se haya hecho. Ello es el descuido en dar mantenimiento adecuado a la infraestructura, como a desarrollar las obras de mitigación recomendadas. Todo lo que está contenido en planes que debieron desarrollar distintas administraciones. Es pertinente destacar, sin embargo, que el país es víctima de los excesos de otros. De los países con mayor responsabilidad –dado sus patrones de vida, de consumo y explotación de recursos– de estos cambios nocivos al ecosistema.

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