Un pedacito ceibeño en el corazón de Valle de Ángeles

Valle de Ángeles tiene su encanto y Aracely Rodríguez pone el toque ceibeño. Su bisutería artesanal se ha vuelto popular entre los turistas, porque cuando le compran, ciertamente, están adquiriendo un pedacito ceibeño.

Como toda ceibeña, su negocio tiene mucho que ver con ese encanto especial del caribeño para tratar al turista y Aracely lo explota muy bien entre sus clientes, la mayoría capitalinos y extranjeros que llenan esta plaza los fines de semana.

Es una pequeña empresa de bisutería que se ha fortalecido con la pandemia. “Todo lo que vendo es de mi propia creación”, dice esta guapa mujer de ojos claros y casada con un consultor de seguridad.

Su última gama de productos que va desde mascarillas, vinchas y gorros en varios estilos, hasta chongos, ganchos, collares, aritos y pulseras.

Cada prenda tiene su arte y su costo. Con precios promedios de 200 lempiras, la gente las compra como salchichas calientes, ya sea de manera presencial y en sus cuentas de redes sociales (Aracely Rodríguez y Aracely bisutería en Facebook y número de WhatsApp, 9704-6662).

ESTILO Y BIOSEGURIDAD

En Valle de Ángeles abundan las bisuterías, pero el negocio de Aracely se distingue entre todos por una sencilla razón: Su originalidad.

En su última colección de mascarillas ha puesto un delicado empeño en las medidas de bioseguridad contra el coronavirus usando telas fabricadas por las mujeres lencas de Intibucá.

Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud (OMS), los tapabocas están confeccionadas con un filtro por dentro, compuesto de cuatro capas de polipropileno, que las hacen impermeable al mortal virus.
Al mismo tiempo, llevan una tela de algodón adicional para evitar las alergias en la piel como las que producen las mascarillas convencionales KN91 y son reutilizables lavándolas hasta 42 veces.

Los mismos cuidados conllevan los gorros quirúrgicos, que además de seguro tiene un estilo elegante.
Cuando llegó la pandemia, Aracely pensaba que se moriría de hambre con todos los negocios cerrados. Fue entonces que le dio un giro al suyo. Llamadas por aquí y por allá, buscando las mejores telas, leyendo sobre bioseguridad en el internet, hasta finalmente lograr sus propios diseños. “Me ha ido muy bien, las mascarillas y los gorros son una locura de pedidos”, dice sonriente.

HISTORIA DE SUPERACIÓN

Detrás de todo este esfuerzo emprendedor hay una gran historia de perseverancia en esta mujer. Hasta hace ocho años vivió en una montaña de La Ceiba, pero emigró por falta de trabajo.

En los últimos años, la “Novia de Honduras” ha tenido una caída dramática del empleo, obligando a sus hijos a buscar nuevas oportunidades en el interior del país. En “La Ceiba todo es mafia, uno no puede hacer nada por su cuenta, todo ocupa un permiso”, se queja Aracely.

Pero fue en su pueblo natal donde aprendió los secretos de la bisutería después de sacar un curso de dos semanas. “No necesitamos mucho para salir adelante. Tengo otros títulos, pero con la bisutería me gano la vida”.

SU FUTURO

Dado el éxito de su negocio, está pensando en grande su futuro en Valle de Ángeles. “Ya estoy trabajando en mi propia marca, me ha costado mucho, pero con la fe en Dios lo voy a lograr”.

La idea, dice, es registrar todos sus diseños producto bajo la marca “Aracely Bisutería” y expandir su negocio a Tegucigalpa, donde también su clientela es variada.

“Yo pienso en grande y todos los hondureños debemos pensar así”, recalca esta pequeña empresaria. “No podemos quedarnos de brazos cruzados. Yo me puse a llorar cuando llegó la pandemia, pero al mismo tiempo busqué esta forma de ganarme la vida”.

Mientras tanto, Aracely sigue recibiendo a sus clientes en un local que tiene a un costado del parque central todos los días y especial los fines de semana, cuando esta ciudad se llena de turistas, especialmente capitalinos.
Del mismo modo, atiende sus pedidos a nivel nacional en sus redes sociales donde el cliente puede escoger a cuáles mejores colas, bichas, argollas, pulseras de acero inoxidable y con perlas naturales extraídas de los ríos. (EG)