El arte de la guerra

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19 de noviembre de 2020
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12:06 am
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El arte de la guerra

Carolina Alduvín

Por: Carolina Alduvín

El arte de la guerra. Se dice que es el mejor libro de estrategia de todos los tiempos, que inspiró a Napoleón, Maquiavelo, Mao Tse Tung y muchos otros personajes históricos. Su antigüedad se estima en dos mil quinientos años y todos los consejos que guarda siguen manteniendo vigencia. Se atribuye al general chino Sun Tzu y no es solo un manual de práctica militar, sino un tratado que enseña la estrategia suprema de aplicar con sabiduría el conocimiento de la naturaleza humana en los momentos de confrontación. El principal mensaje, que se desglosa a través del libro es que “la mejor victoria es vencer sin combatir, y es la distinción entre el hombre prudente y el ignorante”. En nuestros días, los principios que en sus páginas se desarrollan, van más allá de lo militar, se aplica a los negocios, deportes, diplomacia y hasta el comportamiento personal.

Para quienes no estamos familiarizados con la formación castrense, sino con el decálogo bíblico, no dejan de resultar chocantes algunos de sus enunciados; de entrada, “todo el arte de la guerra se basa en el engaño”, contra el: “No mentirás” que añaden las escuelas católicas al precepto consignado en Éxodo 20:16 y Deuteronomio 5:20: “No acusarás falsamente a cualquiera”. ¿Será que engañar y mentir son cosas diferentes? Pues, no precisamente, el diccionario define engañar como: “dar a la mentira apariencia de verdad”, otras acepciones: “inducir a otro a creer y tener por cierto lo que no es”, “producir ilusión, como acontece con algunos fenómenos naturales”, “entretener”, “distraer”, “hacer más apetitoso un manjar”, “engatusar”, “cerrar los ojos a la verdad, por ser más grato el error”, “equivocarse” y hasta “faltar a la fidelidad conyugal”.

Por su parte, mentir es: “decir o manifestar lo contrario a lo que se sabe, cree o piensa”, otras acepciones: “inducir a error”, “fingir”, “desdecir una cosa de otra o no conformar con ella”, “faltar a lo prometido”. El lector apreciará los puntos coincidentes; en todo caso, en ningún punto se menciona faltar a la verdad, dado que esta siempre es relativa, depende del punto de vista, y casi siempre, es asunto de intención, no en vano las mentiras suelen clasificarse en piadosas y dolosas, siendo las primeras las dichas para no molestar o desmoralizar a alguien, mientras las otras llevan toda la intención de dañar o, al menos salirse con la suya.

Pero, después de todo, ¿qué es la guerra? ¿se justifica? Es un hecho de la vida que se define como: “lucha armada entre dos o más países”, otras acepciones: “pugna o disidencia entre dos o más personas”, “toda especie de lucha o combate” incluyendo la interna personal. Por su parte, Sun Tzu en su primer enunciado afirma: “la guerra es de vital importancia para el Estado, es el dominio de la visa o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del imperio: es forzoso manejarla bien”. Puesto así, como inevitable, bien haremos en estar preparados y tomar lo mejor de las enseñanzas para evitar llegar a las manos, o lo que es peor, a las armas. Después de todo, se dice que el fin justifica los medios. Es el fin entonces, el que debemos cuestionar moralmente.

Veamos y reflexionemos sobre algunas de sus máximas -bien desglosadas en el texto original. “Nunca es beneficioso para un país dejar que una operación militar se prolongue por mucho tiempo”. “Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso a donde quiera que vayas”. “Lo más importante en una operación militar es la victoria y no la persistencia”. “Es mejor conservar a un enemigo intacto que destruirlo”. “No será ventajoso para el ejército actuar sin conocer la situación del enemigo”. “Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados y no dejándolos respirar”. “No persigas a los enemigos cuando finjan una retirada, ni ataques tropas expertas”. “No presiones a un enemigo desesperado”. “Un ejército perece si no está bien equipado, no tiene provisiones o no tiene dinero”. “Corresponde al general ser tranquilo, reservado, justo y metódico”. Y muchas más que los invito a descubrir.

En estos momentos en que libramos guerra contra pandemia y huracanes, conviene revisar cuáles de las anteriores se están siguiendo y cuáles ignorando, los meteorólogos y periodistas las están haciendo bien, la población coopera en la medida de sus posibilidades, de sus miedos y de sus valores. Cabe preguntar si los de las batas blancas han hecho bien su parte ante un enemigo invisible; sí, quienes han fallado son quienes deben pertrecharlos de la mejor manera.

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