“AMACHINADO”

ZV
/
20 de noviembre de 2020
/
12:31 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
“AMACHINADO”

“AMACHINADO”. RECIBIMOS un mensaje de otro lector sugiriendo utilizar las pérdidas que dejan estos dos recientes fenómenos naturales al territorio nacional, para gestionar un nuevo TPS con la nueva administración norteamericana. Como estos últimos días este espacio ha sido dedicado a complacer peticiones, nada se pierde con darle gusto. Hemos abogado hasta el cansancio por el bienestar de nuestros compatriotas inmigrantes en los Estados Unidos. Respetamos sus poderosas razones para abandonar el país. Hemos dicho por convicción pero además con dolor en el alma, que la necesidad obliga. Su lucha por la sobrevivencia es digna de admiración. Desde siempre hemos abrigado genuina preocupación por la suerte que corren en país extraño. Aunque muchos llevan tanto tiempo allá que dudamos vayan a regresar. Así fue, cuando ejercimos funciones públicas. Y con igual sentimiento de solidaridad ya como un ciudadano cualquiera.

En aquel entonces, gestionamos con el gobierno norteamericano –invocando motivos humanitarios después de aquel bíblico diluvio– el TPS y una moratoria a las deportaciones. Ambas fueron generosamente otorgadas. Hoy esas remesas familiares, fruto de su duro trabajo, son el sostén de cientos de miles de sus parientes que no se fueron. Pero también, los $5 mil millones anuales que ingresan representan el 45% de las reservas internacionales. Equilibran la economía y evitan el desplome del valor de la moneda. En esta columna de opinión no hemos bajado la guardia. Nunca como bulla para aprovechar –como hacen algunos políticos– la atención que concitan los escándalos de las caravanas. Recientemente planteamos que “el futuro de los compatriotas inmigrantes en los Estados Unidos –sus trabajos, su estabilidad, su seguridad y las remesas que mandan a sus familiares– en mucho dependería del resultado de estas elecciones. Estos años pasados han sido de zozobra para los inmigrantes. Han visto esfumarse prerrogativas como la de “los soñadores” que les daba cierto grado de tranquilidad. Eliminaron el TPS. La migración se detuvo en seco. El gobierno de López Obrador respondió a la amenaza de sanciones arancelarias de Washington convirtiendo su territorio en una verdadera muralla virtual para atajar peregrinos. Urgido fue a firmar un convenio, esperar en México, que obliga a los migrantes que alcanzaron cruzar la frontera regresar a territorio mexicano, a aguardar en albergues miserables, la resolución –generalmente desfavorable– de su petición de asilo.

Después, sumado al blindaje fronterizo y a la muralla de contención mexicana, cayeron los acuerdos migratorios de cooperación de asilo con los países del Triángulo Norte. Siempre se seguirán yendo, pero ahora los regresan en voluminosas deportaciones. Sin contemplación alguna, incluso mientras sufren la amenaza de la pandemia. Para que retornen a purgar sus tristes penas a los lugares de origen, de donde partieron. Esos $35 millones para sembrar palos que, como migajas al menesteroso, repartió AMLO a sus vecinos del sur, es un desaire. No sirve ni como cuota inicial del iluso plan de desarrollo regional dizque para atacar las raíces de la migración –desempleo, inseguridad, pobreza, fuga de siniestros–porque es obvio que ni cosquillas hacen a los gigantescos problemas. De aquel otro Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte, ofrecido por Obama cuando estalló el escandalo migratorio de niños desamparados cruzando la frontera, aquí pacientemente siguen esperando el desembolso de los recursos. No hubo forma –en medio de un conflicto electoral– de obtener el visto bueno legislativo. Quizás ahora resuciten ese plan amachinado con la petición de recursos que formulen estos gobiernos para enfrentar la pérdida ocasionada por estas recientes calamidades naturales.

Noticias Relacionadas:

“AMACHINADO”

Más de Editorial
Lo Más Visto