Pandemia mental

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23 de noviembre de 2020
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12:04 am
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Pandemia mental

Por: Otto Martín Wolf

Pandemia mental. La verdad es que Honduras es un país increíble, donde ocurren cosas también increíbles.

No todos recordarán que una vez un avión se estrelló con un bus. En efecto, eso ocurrió cerca del aeropuerto Toncontín hace ya muchos años.

El bus iba por la calle y el avión volando, de repente poco antes de aterrizar, parece que bajó demasiado y se llevó un bus del transporte urbano. Si mal no recuerdo con algunas víctimas mortales. El avión logró aterrizar sin mayores consecuencias.

Cabe hacer notar que ni siquiera los legendarios pilotos de bombarderos en picada nazis, manejando sus famosos “Stukas”, jamás realizaron una maniobra como esa, no en tiempos de paz y tampoco en tiempos de guerra.

Durante algunos años fuimos conocidos como el país en donde los aviones se estrellan con los autos.

Luego todo cambió, porque un evento aún más increíble logró que fuéramos conocidos a nivel internacional como el país donde los barcos se estrellan con los trenes.

Así como lo oye; resulta que ninguno de los más famosos marinos de la historia: holandeses, fenicios, portugueses, ni siquiera los vikingos logró jamás lo que aquí tuvimos; un barco se estrelló contra un ferrocarril.

Ocurrió en Puerto Cortés hace también cualquier cantidad de años. El capitán de un barco de alguna manera se las ingenió para efectuar una maniobra que le hizo salir del agua y dirigirse hacia un tren con el cual se estrelló. No tengo muy claro si hubo víctimas, pero que sucedió… sucedió.

Y, recientemente, hace unos siete años la cosa fue al revés; un carro chocó contra un barco, también en Puerto Cortés.

Dicen algunos comentaristas (muy burlones por cierto) que el carro llevaba la preferencia o que el barco se pasó el semáforo en rojo.

Y uno de ellos, muy hiriente, dijo que estaba bien que el auto se hubiera estrellado con el barco, de lo contrario habría caído al agua ahogándose el caballo que conducía.

Le habrán puesto una esquela al capitán del barco?

Por otra parte, al menos dos de los fabricantes de vacunas contra el covid-19, han declarado que están listos para someterlas a la aprobación gubernamental correspondiente en los USA.

Me pregunto si alguno de ellos tiene la menor idea de que en Honduras, al puro principio de la pandemia, compramos unos hospitales móviles que aún ahora, cuando la vacuna parece estar a punto de salir al mercado, todavía no están en operación?

Creo que esos científicos, después del reto de encontrar la vacuna, inmediatamente vendrán para acá a estudiar el caso nuestro, donde ocurren cosas tan extrañas e increíbles.

Desde luego, sabemos que el problema que encontrarán es más grande que el covid-19.

Aquí lo que tenemos es una enfermedad que será de gran interés para los científicos, pero que me temo no podrán encontrarle vacuna y mucho menos una cura.

En Honduras padecemos de pandemia mental. A fuerza de golpes nos hemos acostumbrado a que las cosas no funcionen y, me duele decirlo, a que el dinero se esfume sin que nadie sepa dónde se fue.

El arrozazo, el chinazo, la carretilla, el Seguro Social y hasta el aguacatazo; tenemos pandemia mental incurable, nos la hacen y nos la vuelven a hacer.

Por cierto, viene una nueva promoción: La reconstrucción incluyendo los puentes móviles que seguro comprarán de emergencia y que, como son las cosas aquí, quizás ya los ríos se habrán secado cuando finalmente los terminen.

El covid-19 no es nada comparado con la pandemia mental en Honduras.

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