La reconstrucción y sus tareas

MA
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2 de diciembre de 2020
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12:59 am
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La reconstrucción y sus tareas

Rafael Delgado

La incapacidad del partido gobernante quedó nuevamente palpable. Dos huracanes con una fuerza destructora cruzaron el país y la institucionalidad pública respondió tardíamente y sin capacidad para resolver tan siquiera lo fundamental para la población afectada. En Eta no llamó a la evacuación y en Iota gritó sálvense quien pueda. Ahora el país requiere de esfuerzos efectivos de reconstrucción, pero muy pocos confían que el gobernante y su círculo sea capaz de hacerlo. Además, así como en los últimos años como en la pandemia, merodean las hienas hambrientas quienes, con la autoridad de la cúpula gobernante, están listas para arrebatarle al pueblo lo que esté a su alcance.

Prevalece un profundo rechazo frente a cualquier intención de controlar más recursos públicos con la excusa que ahora sí se hará lo que se tuvo que hacer hace mucho tiempo. ¿Acaso no es este el gobierno que más ha tenido recursos tanto de los impuestos que le ha sacado al pueblo como del endeudamiento creciente en el que ha entrado con la venia de los organismos internacionales? Así es. Pero esos abundantes recursos a su discreción no han generado los beneficios lógicos esperados. Como todo mundo ya lo sabe en gran medida todo eso cayó en saco roto.

Por ello han buscado alguna forma de darle una nueva cara a lo que definitivamente ya no puede esconderse. Han formado un llamado grupo consultivo y grupo técnico con los que se pretende endulzarle el paladar a la gente, haciéndole creer en un supuesto plan nacional de reconstrucción con el apoyo de todas las fuerzas políticas del país. Pese a la presencia en esa instancia de algunas reconocidas personas con mucha experiencia y capacidad, no pasa inadvertido lo inútil que será tratar de impulsar algo coherente, cuando los recursos, las instituciones y sus líderes siguen siendo controlados por el mismo círculo de poder que más que gobernar a lo que aspira es a seguir manteniéndose en el poder ante el miedo de la llanura política y los juicios que vendrán.

Pero si de un nuevo plan de desarrollo se trata, es evidente que el país necesita de una verdadera transformación en sus sistemas productivos. Se debería de empezar por el sector agropecuario donde hoy se debiera ya estar produciendo bajo los mejores estándares de sostenibilidad. Las buenas prácticas productivas deben estar alineadas con la preservación del suelo, el agua y el bosque. La agricultura migratoria, que descombra este año aquí y el siguiente año el bosque de otra montaña, es una práctica sumamente cara para el futuro del país. Lo mismo ocurre con la agricultura a gran escala que con grandes maquinarias y capital descontroladamente destruye para cultivar. El panorama es idéntico para la ganadería que agota las fuentes de agua y los bosques para incorporar nuevas áreas de pastos. Todas esas prácticas producen daños irreversibles al entorno. Por ello, es necesario pasar a delimitar las áreas conforme a su vocación, a implementar prácticas y técnicas agropecuarias ya conocidas en otros países que permiten producir con impactos reducidos en el agua, suelo y bosque. El país demanda de hace mucho tiempo fortalecer la formación técnica vocacional en agricultura sostenible en las áreas geográficas con esa vocación.

Si logramos lo anterior estaríamos dando un paso muy importante hacia un futuro menos amenazante para los habitantes de este país; estaríamos trabajando en las primeras causas del problema del calentamiento global, del cambio climático, de las prolongadas sequías y las lluvias destructivas. Solamente si hacemos ese primer paso tendrían sentido las represas, a las que el gobierno finalmente después de tanto descuido intencional, pretende ahora impulsar como la salida mágica al problema. De lo contrario la historia se va a repetir: grandes obras sumamente caras, adjudicadas a las empresas del círculo de poder, monumentales obras de concreto que rápidamente resultan insuficientes ante ríos que cada vez conducen más agua que no se retiene en las montañas.

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