Hacia nuevo paradigma educativo
Por: Noé Pineda Portillo
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Qué cosas las del destino, la Ley de Ordenamiento Territorial, que es parte de la modernización de los estados, se puso en vigencia en Honduras en 2003, cuando era presidente de la República don Ricardo Maduro, presidente y secretario del Congreso Nacional, respectivamente, don Porfirio Lobo Sosa y don Juan Orlando Hernández Alvarado y se hablaba con bombos y platillos de la aplicación de esa ley y de un Plan de Nación, que todo se fue en vano.
Pero hoy, sale en los periódicos, después de la pandemia y los huracanes; “JOH presenta Plan de Reconstrucción Sostenible de Honduras tras desastres”. Sin embargo, en el tal plan no se hace mención para nada de la famosa Ley de Ordenamiento Territorial de 2003. A nosotros nos gusta copiar leyes de otros países, pero a la hora de la hora, no hacemos nada.
La misma ley en sus considerandos manda. “Que es deber del Estado emitir leyes que propicien el bienestar social, económico, político y cultural de los hondureños, reafirmando a la persona humana y su dignidad como el objeto fundamental de este propósito.
Que el desarrollo del país es responsabilidad del Estado y de la sociedad en su conjunto, por lo que se hace necesario conciliar los intereses públicos y privados en los niveles nacional, regional, departamental y municipal mediante la aprobación de normas que faciliten esta interacción.
Que la ocupación del territorio nacional presenta desequilibrios estructurales y brechas de desarrollo, que limitan o desfiguran el derecho de las personas al trato justo y equitativo, así como a la igualdad de oportunidades”. Y además, los avances de la tecnología, la apertura de las economías en forma competitiva, obliguen al gobierno a establecer y aplicar políticas y estrategias que encaucen el desarrollo bajo estos nuevos retos.
Si bien es cierto de alguna forma se toca en el Plan de Reconstrucción algo de lo que manda la Ley de Ordenamiento, pero se nota que no hay coordinación en la normativa, se nota que siempre caemos en la improvisación y que por eso vamos como vamos, Y también, los organismos internacionales notan esas deficiencias y se resisten a la cooperación en determinados rubros de desarrollo.
Dios quiera e ilumine a nuestros gobernantes para que las críticas que se hacen, sean tomadas en cuenta y logren ser orientadas por la senda correcta, para que las buenas intenciones y acciones para salir de esta encrucijada sean liberadas con buen suceso para nuestro propio bienestar en todos los espacios territoriales.
De ahora en adelante, tenemos que poner todas las previsiones necesarias para que no nos tome desprevenidos en nuestras acciones de desarrollo nacional.
