Observatorio cultural: LA PROPUESTA DE CARLOS HÉCTOR SABILLÓN PARA LA REFORESTACIÓN INTEGRAL DE HONDURAS.

Por: Jubal Valerio Hernández

CARLOS HÉCTOR SABILLÓN, es uno de los geógrafos dotados de la mayor formación científica en su campo profesional (sino el que más), de que disponemos en Honduras. Es, además, un excelente pedagogo y en su momento, el dirigente gremial más capaz con que ha contado el sector gremio educativo privado de nuestro país. Dirigió, con mucho éxito, por varias décadas, uno de los centros educativos privados educativos de mayor prestigio en Tegucigalpa: la Elvel School

Cuando el exministro de Educación, Marlon Escoto, se empecinó en implantar un servicio educativo social en el nivel medio de nuestro sistema educativo, basado en la alfabetización de adultos, contra toda lógica y en desmedro de la seguridad de los educandos y el bolsillo de los padres de familia, Sabillón lo enfrentó con hidalguía y contundencia, proponiendo alternativas más consecuentes con la realidad nacional, para desarrollar este importante componente en la formación de nuestros jóvenes.

En aquel momento y aprovechando el acto de graduación de una de las hijas del Presidente Juan Orlando Hernández, le propuso a este, se sustituyera el nefasto e ineficiente proyecto del ministro Escoto, por una acción, que, si se hubiese atendido oportunamente, no estuviéramos hundidos en el anegamiento producido por los violentos huracanes Eta y Iota, que provocaron el desbordamiento de los más caudalosos ríos de nuestro país.

La propuesta de Carlos Héctor Sabillón, consiste en que los dos millones de niños y adolescentes que se matriculan anualmente en el sistema educativo hondureño, planten cada uno diez semillas de diferentes especies arbóreas en bolsitas de tierra, con la obligación de cuidar dicha siembra, durante todo el año lectivo, hasta que se obtengan plantitas que serán transferidas a todas las municipalidades de nuestro país, para que con la colaboración de los patronatos, juntas de vecinos y fuerzas vivas de cada municipio, sean sembradas en los cerros y montañas de cada circunscripción municipal y otorgándoles el debido cuidado para que, en su momento, se conviertan en frondosos árboles.

Estamos hablando de veinte millones de arbolitos, que en el transcurso de unos años estarían produciendo suficiente oxígeno y evitando la erosión de nuestros suelos. Si esta acción se replicara anualmente, durante una década, nuestro país se convertiría en el poseedor de los mayores bosques de especies arbóreas coníferas y latifoleadas de Centroamérica.

La madera aprovechable, es decir, la que se obtenga de los árboles de mayor edad, se convertiría en un rubro económico de gran impacto para el desarrollo de nuestro país, proveyendo fuentes de trabajo de la más diversa índole a nuestra población rural y urbana.

Este proyecto, lo estamos proponiendo al coordinador general de la Comisión Nacional del Bicentenario de la Independencia Patria, embajador Juan Ramón Martínez, para que por su digno medio y a través de los conductos correspondientes, sea elevada al Congreso Nacional de la República y lo convierta en ley de obligatorio cumplimiento. Mejor homenaje, no se lo podría ofrendar a la patria, ahora que estamos empeñados y obligados a reconstruirla, después de sufrir en su dimensión física y humana, uno de los mayores desastres que registra nuestra historia.