La reconstrucción de Honduras en el siglo XXI, tarea que debemos lograr

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7 de diciembre de 2020
/
12:02 am
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La reconstrucción de Honduras en el siglo XXI, tarea que debemos lograr

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

La reconstrucción de Honduras en el siglo XXI, tarea que debemos lograr. Hoy en día tenemos retos intelectuales enormes. Muchas reflexiones y controversias. Sobre fundación de una nueva institucionalidad. Nos preguntarnos: ¿En qué consistirá la Economía Política de la Reconstrucción Nacional del Sigo XXI? ¿Hacia dónde conduciremos al Estado, la economía y la sociedad en la Honduras pospandémica y posarruinada por Eta e Iota?

¿Qué debemos consolidar y qué procesos impulsar para sostener un período largo de estabilidad política y de crecimiento económico sostenible e inclusivo? ¿Qué Honduras queremos? ¿Acaso tenemos que reinventar un nuevo Estado? ¿Crear una nueva institucionalidad para lograr la óptima gobernabilidad de Honduras? ¿Cuáles son las mayores y mejores posibilidades de intervención en la economía? Sin caer en idealismos extremos. ¿Hasta qué punto vamos a crear cultura y desarrollar una intelectualidad, de “reafirmación hondureñista”, sin posponer la convivencia democrática?

Estamos en el momento de la historia de Honduras que debemos superar nuestro pasado. Que en muchos sentidos nos afecta. Es decir, tenemos muchas instituciones y patrones institucionales creados en el pasado que ya dieron lo que tenían que dar. No nos quedemos en un pasado supuestamente fascinante que observamos desde numerosos puntos de vista. Hay que poner en contexto aspectos de las décadas pasadas importantes para la reconstrucción nacional del siglo XXI, en el período inmediato que nos resta.

Ya no se trata de dejarle al Estado toda la responsabilidad de promover el desarrollo del país. Por medio de la reconstrucción propiamente dicha. Y la modernización económica y el cambio institucional de las capacidades estatales en materia fiscal y monetaria. Hay que armonizar. Una política económica ejemplar. Un despliegue del Estado aplicando distintas medidas para superar la exclusión social. Para integrar un crecimiento económico inclusivo. Orientado a vencer las dificultades que vienen del exterior. ¿Qué papel tendrá el Estado como regulador del desarrollo y comportamiento económico de la nación? ¿Cuál visión global de la economía pospandémica y pos- Eta e Iota tendremos?

En Honduras del siglo XX. Son dos los proyectos de reconstrucción nacional más decisivos que se aplicaron. El de la época de López Arellano. Cuando pusieron la mira en la sustitución de importaciones. Y con Callejas. Cuando se implantó el ajuste estructural aún vigente en el siglo XXI. Lo cual implica la desregulación de los mercados y el desarrollo de la economía de exportaciones. De ahí en más. Lo que se ha hecho es continuar con el modelo económico de ajuste estructural que nos dictan los organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. La visión de ajuste estructural a partir de 1990 en adelante. Cambió la visión de enfatizar en la sustitución de importaciones. La visión de estos bancos es lo que impera. Buscan salvar el libre mercado. Pero cerrando los ojos ante el fracaso del proyecto “globalista”.

El crecimiento sostenido. La reducción de la pobreza y de la desigualdad. Están lejos de alcanzarse. Hemos perdido la confianza en el consenso de Washington. Las reformas a favor del libre mercado no son suficientes.

Las reformas financieras no contribuyen a mejorar la economía de los pobres. Pero sí son buenas para aumentar la riqueza de la elite bancaria. Se apuntalan reformas jurídicas que solo protegen la propiedad privada de los grandes propietarios de tierras y los contratos de las grandes empresas y los más ricos. Las políticas de desarrollo del capital humano son insuficientes. Los programas contra la pobreza tienen una implicación limitada de las comunidades objeto de las mismas. Con ellos. Los que salen favorecidos son las organizaciones no gubernamentales de sesgo liberal. La participación de los movimientos sociales está ausente. Los programas estratégicos para la reducción de la pobreza son hechos a la medida del ajuste estructural que solo buscan mitigar el impacto negativo de las reformas neoliberales. Cualquier intento de reconstrucción nacional que se pretenda organizar debe tener la bendición del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. ¿Será posible cambiar el modelo macroeconómico para lograr una visión de reconstrucción nacional diferente? ¿O no es necesario?

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