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8 de diciembre de 2020
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01:29 am
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Vacuna

Una piedra en el zapato

Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo

El poder legislativo de Honduras ha decretado que la vacuna contra el COVID-19 será gratuita para todo el pueblo y será administrada por el Ministerio de Salud Pública y el Instituto Hondureño de Seguridad Social.
Los legisladores no determinaron el país en que será adquirida, el medio preventivo, y solo se sabe, hasta ahora, que se produce ya en China, Rusia, Inglaterra, y que en los Estados Unidos de América se prueba intensamente otra.

Los chinos y los rusos ya han pasado pruebas en miles de seres humanos, por lo cerrado de esas sociedades con cultura milenaria de secretividad, no se sabe a ciencia cierta cuál es el nivel de eficacia, aunque los rusos, un poco más abiertos que los chinos, dicen que la de ellos tiene un 90% de efectividad y no se habla hasta hoy de efectos secundarios, pero ya se aplica abiertamente a la población en forma voluntaria, mientras que en China es obligatoria la inmunización.

Los ingleses, flemáticos por naturaleza, han dado todos los pasos que exige la Organización Mundial de la Salud (OMS) y cumplen además con todos los requisitos académicos, la investigación la inició y la concluyó la Universidad de Oxford, categorizada como una de las primeras del mundo, en cuanto a su desarrollo académico.
En los Estados Unidos, uno de los mejores elaboradores de fármacos, como los laboratorios Pfizer, tiene una alta certificación en el mundo, ha entrado ya en la tercera fase de pruebas sobre su investigación del coronavirus y posiblemente en los próximos días de este año que está por finalizar, empiece la producción masiva en todo el territorio norteamericano, donde el virus ha golpeado letalmente a cientos de miles de personas.

El gobierno hondureño seguramente espera los resultados de la vacunación, de chinos, rusos y yankees para hacer la compra del fármaco preventivo, y ha liberado al IHSS para que pueda hacer una compra directa de miles de dosis para inmunizar a su personal y derechohabientes de todas las edades y géneros. Dada la afinidad política con el sistema occidental de gobierno, es casi seguro que el gobierno hondureño adquirirá la vacuna producida en Inglaterra o la de los Estados Unidos de América, dependiendo del nivel de eficacia y duración de los efectos preventivos de la misma y obviará relacionarse con chinos y rusos como ya ha sucedido con otros medicamentos producidos por estas potencias mundiales, aunque se necesitaban para contrarrestar con mayor eficacia la pandemia.

Una vez llegadas las dosis de vacunas al país, la inmunización se hará por sectores, siendo los primeros en inyectarse los médicos, enfermeras, microbiólogos, virólogos, asistentes y todo el personal de salud que conforman la primera línea, se hará simultáneamente con bomberos, militares, policías, socorristas y voluntarios que les auxilian, posiblemente después o dependiendo del número de dosis que llegue, otro sector favorecido por la medicina preventiva serán los ancianos y pobladores afectados por enfermedades de base: diabéticos, asmáticos, enfermos oncológicos, pacientes con insuficiencia renal aguda y crónica, lupus eritematosa y otras; luego en gran despliegue el resto de la población, creemos que también van incluidos los que ya padecieron el covid-19 y lograron vencerlo, porque se han dado casos en el mundo de una reinfección en quienes tras haber padecido la enfermedad se creían que habían generado los suficientes anticuerpos como para que el virus no volviera a dañar su organismo.

Aun no se sabe por qué ninguno de los laboratorios ha revelado cuál es el tiempo de duración, ni las dosis a aplicarse, ni el costo de cada una de ellas.
Muchos medios de comunicación nacionales han masificado el riesgo que se corre al hacer compras directas, especialmente de un fármaco delicadísimo como las vacunas producidas hasta ahora, que al parecer requieren para su almacenamiento y distribución estar a una temperatura de -70 grados Celsius, y Honduras no cuenta con los frigoríficos que den esa temperatura.

Otra duda de la población en general, expresada por los medios de comunicación social, estriba en que en Honduras existe una cultura del robo y la impunidad y que la mayoría de los ladrones son oficiales de cuello blanco, encargados por el titular del Ejecutivo, avalado por los otros 2 poderes del Estado: Legislativo y Judicial, que se aprovechan de las grandes desgracias que atacan sin misericordia al pueblo, llámese pandemias viróticas o bacterianas, enfermedades transmisibles por un insecto o fenómenos naturales: huracanes, fallas geológicas activadas, o inviernos con mucha actividad pluvial, o veranos severos.

También la población resiente que la junta interventora del IHSS no ha sido, no es y no será la solución al enorme problema médico de la población afiliada a esa institución y tampoco al enorme problema administrativo que directivos anteriores hicieron al saquear la institución, robándole miles de millones de lempiras para el beneficio propio y político del partido de gobierno (Nacional), y solo han ido a taparle el ojo al macho y querer cubrir el sol con un dedo, esperándose que con la vacuna no se vaya a crear un nicho para una gran movida como la de las pastillas de harina que se estuvieron comprando y suministrando a los derechohabientes por mucho tiempo y sin que los culpables del delito, que llevan en su conciencia más de 3,500 muertes, y están libres a merced que la justicia no solo está ciega, sino que de espaldas y de cubito supino a los delincuentes de cuello blanco.

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