Pidiendo dinero en medio del desprestigio

MA
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9 de diciembre de 2020
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12:45 am
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Pidiendo dinero en medio del desprestigio

Rafael Delgado

Pidiendo dinero en medio del desprestigio. Costa Rica es un país que ha logrado dar pasos firmes en el camino hacia el desarrollo, marcando una diferencia positiva con el resto de Centroamérica. Los resultados están allí. Pudo deshacerse desde hace más de 70 años del lastre de un presupuesto militar innecesario y limitante para el fortalecimiento democrático. Ha construido una institucionalidad pública más efectiva y responsable en su misión de gobernar. Ha logrado notables resultados en cuanto a crecimiento económico y desarrollo humano en las últimas décadas.

Las últimas noticias de Costa Rica una vez más muestran ese contraste con líderes que saben hacer las cosas mejor que sus vecinos centroamericanos. En este año, afectado por la COVID-19 y por consiguiente, debilitado el turismo que ha sido clave en su estrategia de desarrollo, Costa Rica fortalece su propuesta del año 2019 para sortear las dificultades del futuro inmediato. El plan tico es continuar con medidas para descarbonizar la economía poniendo así sobre bases más sólidas y menos destructivas la vida económica del país. Este plan nacional es una muestra de su entendimiento de los grandes problemas y los alinea con el paradigma moderno del desarrollo sustentable, despertando así el interés por parte de los que a nivel mundial lideran la lucha contra el cambio climático y con recursos para lograrlo.

Su plan promete encarar los grandes retos del futuro. En primer lugar, en base a lo que la ciencia indica, aspira a contener la tendencia a que el país se convierta en un lugar sumamente vulnerable en un par de años más. Trata de evitar que los fenómenos naturales sean más destructivos y que las condiciones para producir alimentos sean cada vez más precarias. Pero hay otros puntos también importantes dentro del plan en el corto plazo: La estrategia de este pequeño país promete además muchos empleos, buenos ingresos y desarrollo humano para sus habitantes. Tanto los organismos internacionales y los inversionistas extranjeros consideran el plan tico como un aceptable marco de referencia para que los recursos fluyan a ese país.

Regresemos a Honduras. Aquí esta visión del desarrollo sustentable en el que ya han incursionado los países líderes del mundo suena todavía entre los círculos políticos y empresariales gobernantes a una historia romántica. No han querido entender, la relación directa que existe entre el crecimiento económico sobre la base de procesos depredadores y, por otro lado, los grandes problemas ambientales y sociales en evolución. Las ganancias económicas y políticas de corto plazo los mantiene satisfechos, aunque el país camine hacia estados de vulnerabilidad cada vez más peligrosos. Nuevamente se muestra que la cúpula en el poder no gobierna para el país, sino que trabaja día y noche para salvarse.

Se trata entonces de orientar la economía y que utilice los recursos vitales sin producir su agotamiento y sin contribuir a la emisión adicional de gases con efectos invernadero responsables de los cambios climáticos. Esto implica prácticas agrícolas y ganaderas que no destruyan el bosque ni contaminen el agua; industrias que no contaminen el suelo, el aire ni el agua con tantos desechos que se generan; un sistema eléctrico movidos por fuentes renovables; transportes públicos movidos por electricidad; sistemas públicos y privados eficientes de recolección y disposición de desechos de todo tipo; consumidores sensibilizados sobre lo que es malo y lo que es bueno para el medio ambiente.

En estos días, la cúpula gobernante hondureña, en medio de un profundo desprestigio y rechazo nacional e internacional, y sin un plan creíble que indique un entendimiento de la problemática nacional, se dedica a visitar organismos internacionales para pedir dinero. En el mejor de los casos que sean recursos no reembolsables y si no, dinero prestado. Independientemente del resultado de esas solicitudes, por el momento no hay esperanza que lo que obtenga sirva en alguna medida para atacar los verdaderos problemas que acechan en el futuro cercano al país. Lamentablemente no hay ningún plan creíble mucho menos gobernante con prestigio para ejecutarlo.

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