La cuestión criminal y la COVID-19

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19 de diciembre de 2020
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12:02 am
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La cuestión criminal y la COVID-19

Por: Hermes Ramírez Ávila
Doctor en Ciencias Penales
Catedrático de Derecho

En este año 2020, absolutamente atípico, que hemos sobrellevado, el fenómeno criminal en nuestra sociedad ha tenido un comportamiento distinto al que comúnmente estamos acostumbrados. La pandemia de COVID-19 y su confinamiento, el impacto de los fenómenos naturales “ETA” e “IOTA”, la distracción de los cuerpos de seguridad enfocados en las tareas de rescate y control de la ciudadanía en la aplicación de medidas de prevención de los contagios, entre otros, son aspectos ineludibles de reflexión en cuanto a la cuestión criminal se refiere:

1.- Reglas de Quetelet: como bien lo infirió el célebre científico belga, Adolphe Quetelet, hace más de 180 años, durante la temporada de otoño e invierno, donde impera el frío y la nieve, las personas al confinarse dejan de circular por las calles, lo que reduce la tasa de incidencia delictiva en los delitos contra la vida (homicidios/asesinatos) y la propiedad (robo), pero se incrementan los índices de violencia y de agresiones sexuales en el hogar.

Producto del confinamiento de más de 60 semanas a partir del mes de marzo de 2020, como medida preventiva para controlar los contagios del COVID-19, similar fenómeno expuesto y anticipado por Quetelet presenciamos en Honduras. Se redujeron considerablemente las tasas de homicidio y asesinato, pero se incrementaron en más de un 50% las tasas de incidencia de violencia intrafamiliar y abusos sexuales en el ámbito del hogar. Como medida para intentar frenar el fenómeno, el Poder Judicial tuvo que habilitar anticipadamente la jurisdicción especial en estas materias, para conocer de las denuncias interpuestas por la ciudadanía.

2.- Crimen organizado: la pandemia del COVID-19 también impactó severamente a las estructuras criminales. El confinamiento trajo consigo el cierre de las fronteras terrestres, áreas y marítimas, lo que cortó durante ese tiempo la cadena de comercialización ilícita de la droga, armas, etc. Sumado a los contagios de COVID-19 entre los miembros de estas estructuras criminales, que debilitó su funcionamiento y captación de recursos económicos.

Como la economía se mantuvo cerrada y fue tan duro el golpe que muchos negocios desaparecieron, de la misma forma el cobro por extorsión tuvo un decrecimiento considerable en el último año, obligando a las estructuras criminales a reinventarse o buscar otros medios idóneos para financiarse. El microtráfico de drogas (narcomenudeo o venta de marihuana en menor escala) en los distintos barrios y colonias, la práctica de delitos menores, secuestro express, robos, hurtos, las estafas en redes sociales, son las fuentes de ingreso sustitutivas de los ingresos generados por la extorsión.

3.- Fenómenos naturales “ETA” e “IOTA”: con el daño severo recibido por la creciente de las aguas en la zona noroccidental, las estructuras criminales en aquellos barrios y colonias también lo han perdido todo, obligándose a emigrar a otras zonas del país, buscando recomponerse o reagruparse, controlar otras zonas no inundables, para afianzar la estructura y continuar con los negocios ilícitos o mutar a otros, como posiblemente se dé cuando la vacuna contra la COVID-19 llegue a Honduras, que será falsificada para su venta en el bajo mundo del comercio ilícito de drogas, donde muchas personas serán estafadas.

En estas zonas afectadas, donde ahora existe poca presencia institucional, el cierre de pequeños negocios de comida, pulperías, bares, carwash, la pérdida de bienes materiales como taxis, mototaxis, ventas ambulantes, han debilitado la cadena de comercialización de la droga al desaparecer estos rubros proclives a la distribución o el tráfico de estupefacientes, drogas o sustancias ilícitas.

En ese sentido, mientras dure la pandemia será un enorme reto para las agencias persecutoras del delito, frenar la incidencia delictiva durante el año 2021, se necesitará de una lectura reflexiva de la cuestión criminal, de establecer una estrategia focalizada, de lograr la identificación de los rubros a los que han mutado las estructuras criminales, el levantamiento del perfil de algunas zonas de barrios y colonias a los que se han trasladado miembros de estas estructuras criminales, que se vieron afectados por el impacto de las tormentas “ETA” e “IOTA” en la zona noroccidental, y sobre todo el compromiso de los cuerpos de seguridad para darle prioridad a un posible incremento de la violencia y del delito en este año 2021.

E-mail: [email protected]

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