Una Navidad prudente y solidaria

MA
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23 de diciembre de 2020
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01:34 am
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Una Navidad prudente y solidaria

oscar lanza rosales
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Cultivos que trascienden las fronteras hondureñas. Los periódicos de España de 1918 relatan que en octubre de ese año tuvo lugar la segunda oleada de la mortal gripe española, que llevó a la tumba a cientos de miles de personas. Pero que en vísperas de la Navidad de ese año, la gente creía que se había terminado la peste, y se aglomeró en las calles de Madrid. Unos para festejar, porque había terminado la primera Guerra Mundial, y no lo habían hecho en años anteriores, por estar en las trincheras del conflicto. Y otros para informarse en la Puerta del Sol, de los resultados de la lotería. Resultados que crearon mayor algarabía de los ganadores -los vendedores del mercado de Salamanca y los policías- que sin guardar el distanciamiento social, el uso de mascarilla y el lavado de manos, muy en boga con el COVID-19, fueron responsables para que después de las fiestas navideñas y de Año Nuevo, se produjera en toda Madrid y España, la tercera ola de la peste y de nuevo se volviera a producir cientos de miles de muertos, por la imprudencia de la gente, que cuando está festejando se le olvida que está en medio de una mortal pandemia.

Por eso en esta Navidad, para no repetir esa mala experiencia de España, debemos cumplir al pie de la letra las medidas de bioseguridad, y la Nochebuena pasarla en casa, solo con los que conviven con nosotros.
En esta época, además, debemos ser solidarios con el prójimo. Pero no solo ayudando a otros en nuestra comunidad o en el país, por los graves problemas que están pasando, sino también acordarnos de los riesgos que está corriendo el personal de salud en nuestros hospitales, para atender los pacientes de la pandemia, y también por los compatriotas inmigrantes que están sufriendo por el mundo, en especial Estados Unidos y España, y que tanto sacrificio han realizado en sus vidas con el envío de sus remesas para aliviar la pobreza del pueblo hondureño.

El personal de salud del hospital Belisario Domínguez de México, ha hecho un manifiesto público en estos días -que coincide con las demandas del personal de salud de los hospitales de gran parte del mundo- donde piden a las autoridades más insumos y de mejor calidad, pero lo más importante es el llamado que hicieron a la gente que “hagan a un lado las festividades, las compras, reuniones, porque hay gente que se está muriendo; resguárdense y obedezcan las medidas de bioseguridad”. Dicen, “que ellos están hartos, cansados de atender pacientes con COVID-19, que quisieran que les dieran vacaciones, pero que no hay quien los sustituya y que ellos también son seres humanos, que quieren ver a sus familiares y que no los ven desde que comenzó la pandemia”.
Tiene razón el personal de salud de todo el mundo. Han sufrido mucho y algunos han perdido hasta la vida, o por atender sus obligaciones han hecho a un lado su vida familiar.

Los medios estadounidenses reportan que los inmigrantes hispanos en ese país -que son de los más afectados por el COVID-19 en contagios y fallecimientos- van a pasar amarga Navidad y fin de año. Muchos han perdido sus empleos e ingresos y no han tenido acceso a las ayudas estatales, debido a que son migrantes irregulares.

Ellos han salido afectados, porque trabajan en sectores que han sido fuertemente perjudicados por la pandemia como la gastronomía, hotelería, construcción, agricultura y las empacadoras de carne, donde se han registrado elevadas tasas de contagio debido a la falta de medidas de distanciamiento y seguridad.
Estos mismos medios dicen que mucha gente se ha tirado a la calle a sobrevivir en su ciudad, como vendedores ambulantes para darles alimento a sus hijos y poder pagar el alquiler de la vivienda. Han proliferado los vendedores ambulantes de nacatamales y tortillas, principalmente los sábados y domingos, en que las calles están llenas.

Por la salud de todos, a pasar la Navidad con los que conviven en sus respectivas casas, en una noche solemne, celebrando el nacimiento de Jesús, con la sobriedad en el consumo que demandan las circunstancias actuales. Dios nos dará más adelante otras oportunidades, para que celebremos las navidades con la familia y amigos. Felicidades y un fuerte abrazo para todos.

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