La ventaja de ser un país empobrecido y la vacuna
La reelección es ilegal
No todo lo que se dice en el mundo sobre las vacunas anti covid-19 es realidad ni todo es mentira. Ni Pfizer, ni Moderna, ni los gringos, ni los rusos, tienen la solución perfecta para la pandemia que agobia al mundo actualmente. En el Reino Unido y en otros países del “primer mundo” ya están aplicando una inyección a sus ciudadanos, en casi todos ellos de manera gratuita.
Dado el costo de las mismas, se dice que los países “pobres” no solo tienen dificultades para comprar la inyección salvadora, sino que también tienen problemas burocráticos para hacerlas llegar a toda su población.
Dicho eso, se espera que en países similares a Honduras, como Costa Rica, la inoculación estará llegando a inicios del próximo año o en el primer trimestre. Conociendo la deficiente gestión de la pandemia en Honduras, lo más seguro es que esa vacuna llegue al país quizá a finales de 2021 y viendo el modelo de Invest-H con los hospitales móviles es muy probable que nunca llegue o que traigan una vacuna de mala calidad y que la compren muy cara. Dentro de esa lamentable realidad hay un rayo de luz que aparece dentro de la oscuridad y es que, para cuando esa vacuna arribe al territorio nacional ya muchos países desarrollados habrán visto los resultados de la misma en sus ciudadanos. Es decir, que la demostrada ineficiencia del gobierno hondureño servirá para que los catrachos conozcamos más a fondo los efectos positivos o negativos de los engendros científicos de Pfizer o Moderna. Todos sabremos a qué atenernos si decidimos inyectarnos. Quizá por primera vez tenemos una ventaja estratégica en la emergencia, aunque la misma no tenga nada de estrategia pero sí mucho de la casualidad de ser un país “empobrecido” y mal gobernado por los políticos, militares y empresarios que nos han dirigido en los últimos 120 años.
Fredy Tejada
Tegucigalpa, M.D.C.
