Una desbandada obligatoria impuesta por la alerta sanitaria desnudó los estadios, de pronto vacíos, sin murmullo y sin ruido, sin aliento y sin ánimo, y dejó al fútbol con el paso cambiado, sometido a una fría sensación de soledad rota solo por los ecos de su silencio.
ANUNCIANTE
12:41 PM
ANUNCIANTE
12:41 PM
ANUNCIANTE
12:41 PM
ANUNCIANTE
12:41 PM
ANUNCIANTE
12:41 PM