PROTEGER LO NACIONAL

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28 de diciembre de 2020
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12:19 am
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PROTEGER LO NACIONAL

PROTEGER LO NACIONAL. HASTA donde pudimos obtener información en lo relativo a la Ley de Presupuesto que se discute en el Congreso Nacional, en las disposiciones generales del presupuesto incluyeron un artículo: “Conforme al margen de preferencia, a toda la industria nacional establecido en la Ley de Contratación del Estado, la ONCAE se asegurará que en todos los renglones del catálogo, se dé prioridad a las ofertas de bienes y servicios de producción nacional; para lo cual la ONCAE deberá emitir los lineamientos que permitan a todas las instituciones determinar los bienes y servicios que de acuerdo al registro de proveedores se han identificado dentro de la oferta de productos nacionales. El segundo párrafo, instruye realizar compras del sector público a las MIPYMES, también con el propósito de favorecer la producción interna, protección de los empleos existentes y generación de nuevas oportunidades laborales.

Una norma parecida a la anterior apareció regularmente en todos los proyectos remitidos al Legislativo, hasta que en algún momento, durante una administración pasada, la Secretaría de Hacienda decidió quitarla. ¿Por qué lo haría? Es un enigma. La norma se incluía para obligar a las dependencias del sector público en sus compras a privilegiar las empresas nacionales. A preferir lo hecho en el país. A estimular la producción nacional. Con miras a cuidar del empleo local, de proteger la industria nacional, por encima de favorecer empresas extranjeras que emplean trabajadores de sus propios países. Para evitar la fuga de divisas en compras innecesarias al exterior, cuando hay oferta de esos mismos servicios y artículos localmente. Para reducir los abultados déficits comerciales que el país tiene tanto con la región como por las compras que realiza a otros suplidores del mundo. La idea era que las importaciones fueran insumos, esencialidades, materia prima inexistente en el mercado local. Para abastecer la demanda nacional. Pero no debía comprarse afuera aquello que el mercado doméstico abastece. Como una muestra de confianza en la nacional. De aprecio por el esfuerzo de los hondureños. Como demostración de autoestima. Sin embargo, no hubo forma –por más artículos que escribimos o gestiones que realizamos– de lograr la restitución de esa norma que expulsaron de las disposiciones generales. No hubo eco ni en Finanzas ni entre los diputados dictaminadores de la Cámara. El interés en el pleno era meter en el presupuesto asignaciones para hacer política. Rellenar el fondo departamental, pero nada que ayudara a la producción nacional.

A los encargados de los departamentos de compras de varias oficinas públicas no les resultaba ganancioso comprar en la localidad, si eran más rentables las “truncias” con los distribuidores y representantes locales de lo elaborado en otro lado. Traer todo eso importado, si al fin de cuentas para gastar se dispone del dinero del Estado. Hasta ahora que después de mucho necear –en editoriales y en la sección “Pildoritas”–, el tema captó el interés del ministro de Finanzas. Se encargó de instruir su inclusión en este presupuesto. Parecido sucede en el sector privado. Un abuso de las franquicias que solo debiesen darse a la importación de lo esencial. Muchos empresarios, en vez de ser solidarios con sus colegas nacionales, prefieren comprar afuera y meter dispensado los artículos. O por centavos que se economizan, mandan a comprar a la vecindad. Sucede que muchas transnacionales aquí solo tienen tiendas y sucursales para explotar el mercado local. Para venderle a los consumidores. Pero todo lo que ocupan para operar lo mandan de sus matrices en otro lado. País más dejado. Un sistema que no protege lo nacional. Ni obliga a aquellas transnacionales a las que les abre las puertas para comerciar aquí, que en vez de actuar como enclaves, tengan una conducta de asimilación al país y de mayor compromiso a la sociedad. Si esta desgracia por la que se pasa, donde hay cientos de miles de hondureños en la calle, no obliga a arreglar este sistema pando y carcomido, ya no habrá nada peor que logre activar la creatividad. Sabemos que en época navideña la gente tiene puesto su interés en lo festivo. Sin embargo, vamos a seguir insistiendo, aunque la Navidad es buen momento para empezar. Para iniciar un cambio. Comenzando por regalar y obsequiar artículos elaborados con el esfuerzo y el sudor de los hondureños.

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